PSOE, dos años de desorientación

Los mensajes de oposición se pierden en boca de Alfredo Pérez Rubalcaba, un líder legitimado en un congreso pero no en la calle , donde cada una de sus propuestas se estrella contra el reproche de que, cuando fue Gobierno –vicepresidente de José Luis Rodríguez Zapatero hasta julio de 2011 para más señas- tuvo oportunidad de hacer lo que ahora predica y nunca lo hizo.

En lo que va de legislatura, el socialismo con Rubalcaba a la cabeza ha enfrentado al Gobierno de Mariano Rajoy con una labor de oposición confusa , en la que sí cabe destacar dos ideas-fuerza, que sin embargo no han calado lo suficiente. La primera, que el PP está aprovechando la crisis para implantar un proyecto ideológico de derecha extrema que jamás enunciaron en su programa electoral. La segunda, el «caso Bárcenas» y «las mentiras de Rajoy», al que el PSOE quiso castigar pidiendo la dimisión y proclamando una ruptura total de relaciones que ha incumplido rotundamente como lo demuestran, entre otros, las negociaciones habidas para la renovación del CGPJ.

El único y tímido despunte de las siglas socialistas en las encuestas coincidió con el momento de mayor temperatura del «caso Bárcenas», dentro del que el PSOE se ha abonado por completo a la versión del extesorero encerrado en la cárcel hace meses .

A principios de septiembre, algún sondeo les concedía décimas por encima del PP en expectativa de voto, derrumbadas en el último estudio del CIS que señalaba una subida de los populares con respecto a julio del 32,5% al 34% y la caída del PSOE del 27,2% al 26,8%. Un síntoma más de que la enfermedad de descrédito que padece el socialismo español no remite . Sí lo ha hecho la presión que el PSOE ha venido ejerciendo con el mencionado «caso Bárcenas», y que se relajó desde el momento en que el otro gran escándalo de corrupción, los ERE de Andalucía, empezaron a comprometer en serio los nombres de José Antonio Griñán o Manuel Chaves.

En este periodo de dos años, el PSOE ha atravesado momentos muy críticos, sin duda los de los fracasos en las elecciones vascas y gallegas –que hicieron a Rubalcaba reflexionar seriamente sobre su marcha- y las catalanas , en las que el PSC cosechó un desastre sin precedentes. El vaivén con el partido hermano catalán, que ya ha roto dos veces la disciplina de voto en el Congreso para pronunciarse a favor del derecho a decidir-, es otra de las fuentes de problemas en Ferraz, desde donde no trasladan la idea de tener muy clara una idea de España.

Las alegrías han sido pocas, y se resumen por este orden en Andalucía y Asturias. En el Principado, el PSOE ganó unos comicios y gobierna gracias a IU y a un diputado de UPyD. En Andalucía, perdió en las urnas pero también gobierna gracias a IU y es allí donde se dispara la figura de Susana Díaz, la presidenta autonómica en cuyas manos está dar o no estabilidad a Rubalcaba.

En el origen del actual PSOE deshilachado, y también como consecuencia de ello, está el continuo cuestionamiento interno del secretario general, contra el que se insinúan constantes operaciones de derribo y promocionan a medias presuntos aspirantes a relevarle en unas primarias. Lo ha dicho hasta Felipe González, hay un problema de liderazgo y Rubalcaba debe empezar a decidir si es parte de su solución o de que la crisis del PSOE se agrave.