mafia policial en barcelona
Dos prostitutas admiten que los responsables del Saratoga sabían cuándo iba a haber redadas
Las mujeres reconocieron estas prácticas al ser preguntadas por el fiscal Anticorrupción y a pesar de ser testigos de las defensas
Dos prostitutas admiten que los responsables del Saratoga sabían cuándo iba a haber redadas
El juicio por el caso de la mafia policial de Barcelona relacionada con los clubes de alterne Riviera y Saratoga de Castelldefels vivió ayer una jornada clave. Dos mujeres que ejercían la prostitución en el segundo de los locales admitieron, a preguntas del fiscal Anticorrupción, ... que en el establecimiento se conocía con antelación suficiente el momento en el que la Policía iba a hacer una operación en el mismo. El testimonio no sería tan importante para el proceso si no fuera por el hecho de que estas personas habían sido llamadas a declarar como testigos por las defensas de los acusados.
Policías, abogados, un funcionario del Ayuntamiento y dueños de prostíbulos se sientan desde septiembre codo con codo en el banquillo de la Audiencia de Barcelona. La Fiscalía Anticorrupción les acusa de formar un grupo criminal en el que todos se lucraron, en distinto grado, entre 2002 y 2008 con la explotación sexual de decenas de mujeres en clubes de alterne. El eje de la trama eran los macroburdeles Riviera y Saratoga, cuyos propietarios recibían chivatazos de los agentes para que no se descubriera que ejercían prostitutas irregulares y alguna menor. Los veinte acusados se enfrentan a penas de entre tres y 44 años de prisión.
«Abusaron de su condición y capacidad de mando. Facilitaban a cambio de remuneración periódica o puntual, en dinero o en especie, detallada información a los dueños y responsables de los clubes de las inspecciones que iban a producirse», señala el fiscal Anticorrupción Fernando Bermejo en su escrito de acusación, en referencia a los seis agentes que estaban destinados en la Brigada de Extranjería de Barcelona, incluido el comisario, Luis Gómez. La imagen de un fiscal en la Sala con veintidós prestigiosos abogados sentados enfrente (hubo varios intentos de anular el procedimiento) resume la magnitud del caso.
Las dos mujeres revelaron que cuando tenían noticias de que se iban a producir las actuaciones policiales, por boca de los responsables del establecimiento, salían del local aquellas prostitutas que estaban en situación irregular y las menores. Además, precisaron que tenían que pagar por trabajar en el establecimiento y que no vivían en él, como sostienen los dueños de los clubes que aseguran que las chicas eran huéspedes. Es más; si tenían un servicio fuera del club, también tenían que pagar una parte.
Durante la sesión se produjo un incidente al preguntar el fiscal si era cierto que el encargado del prostíbulo se quedaba con los pasaportes de las chicas. En ese momento el individuo aludido le llamó «¡hijo de p...». El representante del ministerio público interrumpió su interrogatorio para que el presidente del tribunal aclarara si el insulto se había dirigido a él. Finalmente, el acusado pidió perdón.
Pero en la sesión de ayer también declaró un cliente que explicó que una tarde, sobre las cinco y media, el encargado del Saratoga, Carmelo Sanz, le alertó de que iba a haber una redada, que finalmente se produjo a las nueve de la noche. En otra ocasión sucedió algo similar, pero en el club Riviera, siendo en esa ocasión los porteros los que dieron la voz de alarma. Y dijo que conocía al hijo del dueño del primero de los locales, que se relacionaba con los inspectores jefe de la Policía Abundio Navas y Andrés Otero.
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