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asesinato de asunta

La investigación sitúa el móvil de la madre cerca del cadáver

El padre de la niña fallecida en Santiago fue quien compró las pastillas sedantes

La investigación sitúa el móvil de la madre cerca del cadáver xan pita

cruz morcillo/ patricia abet

La Guardia Civil baraja como hipótesis de la muerte de la pequeña gallega Asunta que fuera su madre, Rosario Porto , quien acabara con su vida en la casa en la que ambas vivían en la calle Doctor Teixeiro de Santiago o bien en la finca familiar de Montouto. El padre, Alfonso Basterra , fue quien compró los sedantes que aparecieron en el cuerpo de la pequeña tras practicársele los análisis de Toxicología, según fuentes de la Guardia Civil, y de ahí que el juez instructor impute a ambos un delito de homicidio a falta de concretar el grado de participación de cada uno. Tras drogarla, la niña fue la asfixiada, obstruyéndole las vías respiratorias. Tenía marcas y moratones leves compatibles con que la ataran viva o ya cadáver. Los investigadores aún no tienen claro si el padre se limitó a comprar las pastillas en una farmacia por encargo de Rosario Porto o, por el contrario, participó activamente en el crimen de su hija.

La primera hipótesis que se barajó es que fuera la madre la que mató a la niña (tras pedirle a su exmarido que le comprara los medicamentos) y a continuación llamara a Basterra, cuyo piso está solo a unos metros, para que le ayudara a deshacerse del cuerpo a menos de cinco kilómetros de la finca familiar de Montouto, en una pista forestal, según explicaron a ABC fuentes de la investigación.

Según esta línea de trabajo, a la pequeña se le habrían suministrado sedantes para drogarla y a continuación la habrían asfixiado. Una vez muerta, su cuerpo habría sido envuelto en una manta o algo similar y atado con cuerdas simulando que se trataba de un objeto para bajarla a la calle sin despertar sospechas. En unos minutos, habrían introducido el cuerpo en el coche de la mujer, un Mercedes, y Porto habría conducido hasta la finca. En este punto, fuentes cercanas a la investigación apuntan a que los repetidores de la zona confirmarían a la madre en el lugar, muy cercano a la casa familiar.

Denuncia

Más tarde, a las 22.30 horas, la pareja se presentó en la comisaría de Santiago y denunció la desaparición de su hija entre las 19 horas y las 21.30 contando que la niña había salido del piso , cerrado la puerta con llave y conectado las alarmas. Esta línea de trabajo viene avalada por una serie de indicios. La madre contó a los investigadores que estuvo fuera de su casa entre las siete y las nueve y media del sábado, que hizo unas compras y pasó por la finca de Montouto, sola, en ese intervalo de tiempo. Al menos dos cámaras de seguridad, una de una farmacia próxima a su domicilio y otra situada en una gasolinera camino de esa finca, grabaron la imagen del Mercedes de la abogada. No iba sola; en el interior del vehículo se aprecia la silueta de dos personas.

Imagen confusa

Según algunas fuentes del caso, el copiloto que aparece es la niña, pero otras señalan que las imágenes que registran el paso del vehículo no son tan nítidas como para concluir de manera fehaciente este extremo, por lo que no se descarta que quien ocupara ese asiento fuera Basterra. La Guardia Civil va a encargar una pericia para tratar de determinar, en función de la altura, la luz y otras condiciones quiénes eran los ocupantes del coche. Un trabajo que será difícil debido a que la grabación no es ni mucho menos nítida.

En este momento resulta crucial conocer las posiciones exactas de los teléfonos móviles de ambos detenidos, que aportarían información sobre las horas y los movimientos de cada uno de ellos entre las siete de la tarde y la una y cuarto de la madrugada, cuando unos vecinos hallaron el cadáver de la niña . Esta pesquisa es fundamental para confirmar si el padre se trasladó también a la finca de Montouto y en qué momento lo hizo. La pequeña murió entre las nueve y las diez de la noche, según el informe preliminar de la autopsia, pero su cuerpo no fue encontrado hasta casi la una y media. ¿Qué hizo la pareja en esas horas? El único dato claro es que a las 22.30 ambos estaban en comisaría declarando.

Un vecino que vive a pocos metros de la pista forestal declaró a la Guardia Civil que su mujer y él pasaron por allí a las 00.30 horas, con luna llena y pertrechados con una linterna. Pero no había nada. Tres cuartos de hora después otra pareja halló a la pequeña. Si se da credibilidad a la versión del primer vecino, el cuerpo habría sido abandonado de forma precipitada entre las 00.30 y la 1.15. La duda persiste sobre si ese traslado lo realizó la pareja o un tercero.

Detenciones

A raíz de esta hipótesis sobre cómo pudieron ocurrir los hechos y quiénes participaron en ellos, el juez José Antonio Vázquez Taín, de acuerdo con los investigadores, optó por detener a la madre el martes tras la incineración de la niña y menos de 24 horas después se decidió imputar al padre . Siete horas más tarde salía detenido de la finca tras asistir al registro con actitud preocupada. Todo apunta a que él habría ayudado, pero no participado activamente en la muerte de Asunta, aunque será Taín quien determine este extremo a la vista del atestado de la Policía Judicial de la Guardia Civil.

En un principio resultó extraño que se imputara el homicidio también al padre, pero al contrario de lo sucedido con su mujer no se le detuviera en ese momento. Según algunas fuentes, la razón fue que existían ya importantes sospechas de que en un registro de la vivienda de la localidad de Teo podría aparecer algún indicio incriminatorio contra él . Como se consideraba necesario que estuviese presente en esa diligencia, y para no tener que interrumpirla si en efecto esa previsión se cumplía, se decidió que lo mejor era citarle en ese domicilio como imputado y que de estuviese presente su abogado desde el primer momento.

Hoy, ante el juez

El atestado inicial no está concluido, por lo que el juez ha apurado el plazo de detención de la madre de 72 horas y la toma declaración a las ocho de la mañana de hoy; a continuación, hará lo mismo con el padre. Ambos pasaron la noche del miércoles en los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil de La Coruña, donde están controlados ininterrumpidamente por varias cámaras y un agente. Por la mañana asistieron a dos registros, el de la casa de Rosario Porto y la vivienda de Alfonso Basterra . Los agentes creen que al abandonar el cadáver de la niña en la pista actuaron con precipitación, quizá al verse sorprendidos por algún vecino o un coche que circulara por las inmediaciones y por ese motivo olvidaron el trozo de cuerda.

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