La crisis de Iberia hunde a Barajas y al turismo en Madrid
El aeropuerto madrileño ha perdido en lo que va de año un 14,3% del tráfico, lo que le llevó a ser superado por El Prat en agosto
Corría el año 2006. El entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, inauguraba la nueva terminal del aeropuerto de Barajas, la T4 , un ambicioso proyecto que prometía catapultar al sector aéreo español hacia la primera línea de los aeropuertos europeos al convertirse en la «puerta de entrada» del Viejo Continente para los vuelos procedentes de Iberoamérica. Basta con realizar un ejercicio de hemeroteca: la nueva infraestructura, se decía, iba a permitir duplicar el número de pasajeros que utilizan el aeródromo madrileño, hasta alcanzar las 70 millones de personas.
Esta cifra, aunque lejana, parecía factible apenas doce meses después de la apertura de la terminal. Con 51 millones de pasajeros, Barajas escalaba posiciones en el podio de los aeropuertos con mayor tráfico de Europa , al hacerse con el cuarto puesto. Sin embargo, la turbulenta evolución del sector aéreo español, en general, y el retroceso de la principal aerolínea tanto por número de trabajadores —cerca de 17.000, después de aplicar este año un ERE sobre más de 3.000 empleados— y flota (76 aviones) con base en Madrid, en particular, han acabado por sumir este aeropuerto en una profunda crisis.
Hay que remontarse al año 2010 para encontrar un cierre del año con cifras positivas de tráfico de pasajeros en Barajas, ejercicio en el que repuntó un 3%. Esa tendencia de retrocesos, por tanto, ya se manifestaba antes de la «cura de austeridad» a la que se está sometiendo la antigua aerolínea de bandera española. El año pasado el descenso se cifró en un 9%, al recibir 45,2 millones de pasajeros. Y en 2011, en un 0,4% (49,7 millones de viajeros).
El último ejercicio positivo para Barajas fue en 2010Lo llamativo es que este declive se ha acelerado mucho durante los últimos meses. En lo que llevamos de año, su tráfico ha caído un 14,3%. Esto ha dado lugar a situaciones impensables hace unos años, como la ocurrida el pasado mes de agosto, cuando el aeropuerto barcelonés de El Prat superó por primera vez al aeropuerto madrileño en tráfico de viajeros, al registrar 3,9 millones de pasajeros, 100.000 más que este último.
El gestor aeroportuario, AENA, no considera que este dato evidencie un relevo en la cabeza de la clasificación de los aeropuertos españoles. Al menos a corto plazo. El ya bautizado como «sorpasso» aéreo, sostiene la sociedad dependiente del Ministerio de Fomento, es fruto de una mayor demanda coyuntural. Aparte del descenso de la actividad en Barajas, Barcelona, como destino turístico de costa, sale favorecida en las estadísticas estivales. Sus estimaciones apuntan a que el aeropuerto madrileño continúe liderando el «ranking» en las estadísticas de todo el año. Esto no es óbice para que en el sector se hagan cábalas para tratar de dilucidar qué es lo que está ocurriendo en Madrid.
«Quien no quiera ver que Iberia tiene relación con lo que está pasando está ciego, pero no es el único factor», sostienen fuentes empresariales que prefieren mantenerse en el anonimato. La aerolínea presidida por Antonio Vázquez anunció en noviembre del año pasado un plan de reestructuración, aprobado en marzo tras la intervención del mediador nombrado por el Gobierno, que conllevaba la reducción de capacidad operativa del 15%.
Pero lo cierto es que Iberia llevaba aplicando una intensa reducción de su número de operaciones mucho antes de anunciar esta medida. Eurocontrol, la agencia de control aéreo europea, publica mensualmente una estadística con la media de vuelos diarios que ofrece cada compañía. El pasado mes de agosto, según se refleja en el último informe de este organismo, también se produjo otro llamativo adelantamiento: Air Europa rebasó a Iberia en la media de operaciones diarias (214 de la primera frente a los 207 de la segunda) , algo que no había sucedido nunca. Pero, probablemente, la diferencia más relevante es la que se produce con su socia en IAG (el holding nacido tras la fusión de Iberia y British Airways), Vueling, que avanza de manera imparable desde los últimos meses (474) y se acerca al «top 10» de las aerolíneas europeas con más vuelos.
¿Esto significa que Iberia está perdiendo peso frente a Vueling? No necesariamente. A diferencia de la aerolínea con base en Barcelona, Iberia, como operador de largo radio, ofrece menos vuelos, a destinos más alejados, con mayores ingresos por pasajero por el mayor importe de sus billetes. Lo que pone de manifiesto este dato es que Iberia está aplicando un drástico recorte de rutas y que, por el contrario, Vueling, en este sentido, está creciendo exponencialmente. Lo primero supone un severo golpe para Barajas. Lo segundo, un impulso para El Prat.
«Hay compañías con un coste operativo menor que pueden capear mejor la situación -admiten estas fuentes-, que en el caso de Barajas ha supuesto una especie de tormenta perfecta». La crisis del tráfico aéreo se encuentra estrechamente vinculada con la crisis de la economía española.
La llegada de turistas internacionales en verano podría batir un nuevo récord este año. Así, pese a la mala evolución general, los aeropuertos de Palma e Ibiza han alcanzado sus máximos históricos de pasajeros en agosto, con más de 3,5 millones de personas en el primer caso y 1,1 en el segundo. No sucede lo mismo con los desplazamientos de los viajeros nacionales, un segmento del mercado que sigue castigado por el descenso de la demanda.
Un ejemplo de este fenómeno es lo que sucede con los viajes de trabajo, una rama fundamental del negocio de las compañías aéreas de largo radio. GEBTA, la principal patronal de agencias de viajes de empresa en España, ha observado un «trasvase» de este tipo de viajes desde «los destinos nacionales a los internacionales», como consecuencia de la debilidad del mercado español, según un portavoz de la organización. El avance del AVE, que ha desplazado al avión en algunos corredores habituales, también ha hecho mella en las cifras de tráfico aéreo nacional.
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