Transportistas que perdieron el control
Un simple error humano o un error unido a otras causas provocaron que estos viajes terminaran en tragedias
f. delgado-iribarren
1. Edward John Smith
La del Titanic es una de las mayores tragedias relacionadas con el mundo del transporte. Este transatlántico británico de la White Star Line era el barco más grande y lujoso jamás construido hasta la fecha. Su viaje inaugural se ... inició en Southhampton el 10 de abril de 1912, con unos 2.227 pasajeros a bordo. Sólo cuatro días después, en la noche del 14 de abril, impactó con un gran iceberg por la banda de estribor, hundiéndose en menos de 3 horas.
La alta velocidad (22,5 nudos) fue una de las causas de que se produjera el accidente. Esta impidió frenar a tiempo una vez avistada la mole de hielo o virar lo suficiente para esquivarla. Es sabido que los dueños de la compañía de transporte tenían especial interés en llegar a Nueva York en tiempo récord. Dadas las malas condiciones de visibilidad, la velocidad debería haber sido aún más prudencial.
El buque tampoco estaba equipado con los botes salvavidas suficientes para su evacuación. 1.512 personas murieron ahogadas o congeladas. El capitán, Edward John Smith, era el más prestigioso de la White Star Line y uno de los más veteranos (62 años). No hizo ningún intento por abandonar el barco.
2. Francesco Schettino
El Costa Concordia era un barco de la compañía italiana Costa Cruceros. En el momento de su primera botadura, en Génova, el 2 de septiembre de 2005, era el crucero italiano más grande. Este barco se hizo mundialmente conocido el 13 de enero de 2012, cuando encalló frente a la isla de Giglio. A pesar de que los hechos aún están siendo investigados, una de las principales causas que se barajan es que el capitán, Franceso Schettino, se aproximara en exceso a la costa para saludar a algunos compañeros.
A consecuencia del impacto con las rocas, se abrió una vía de agua de 70 metros de longitud a lo largo del casco. El buque terminó volcando. 32 personas murieron y 4.197 fueron evacuadas . La actitud de Schettino, que en contra de su deber como capitán abandonó la nave cuando miles de pasajeros estaban en peligro, fue duramente criticada.
Al parecer mintió a la Capitanía de Puertos diciéndoles que continuaba a bordo cuando ya había huido, y luego ofreció explicaciones rocambolescas como que había «caído» sobre un bote salvavidas. Entre medias, ha expresado declaraciones contradictorias, desde: «Voy a tener que vivir con los muertos», hasta «He salvado miles de personas». Su apellido, en Italia, ya es sinónimo de «cobarde».
3. Antonio García Luna
Antonio García Luna, de 38 años, era el comandante del vuelo JK 5022 de Spanair que se estrelló en el aeropuerto de Barajas. El avión debía haber cubierto el trayecto Madrid-Las Palmas de Gran Canaria, pero no superó el despegue.
En este caso la causa del siniestro fue múltiple: parece ser que los pilotos no extendieron los flaps y los slats en la preparación del despegue (extensiones en las alas necesarias para aumentar la sustentación de la nave en esta fase); a su vez, parece ser que el TOWS (Take Off Warning System), que debía haber alertado de esta falta, no funcionó por culpa de un fallo técnico. El avión salía de Barajas con retraso por culpa de un cambio del relé.
A resultas del fatal accidente fueron imputados 6 operarios y responsables de mantenimiento de Spanair. Finalmente, en septiembre de 2012, la sección 15 de la Audiencia Provincial de Madrid archivó la causa penal por considerar que el siniestro era imputable a una actuación «errónea» de los pilotos. Antonio García Luna y su copiloto , Francisco Javier Mulet, de solo 31 años, no sobrevivieron al impacto. Fallecieron 154 personas. Sólo 18 se salvaron.
4. Jacob Veldhuyzen van Zanten
El de Los Rodeos es el accidente con mayor número de víctimas en la historia de la aviación civil. Corría el 27 de marzo de 1977 y en esta ocasión fue un cúmulo de circunstancias adversas las que desembocaron en el malhadado siniestro. Pero el error humano también desempeñó un papel decisivo en este desenlace.
Ninguno de los dos aviones que colisionaron debían estar presentes en el aeropuerto de Los Rodeos (Tenerife), pero una bomba colocada por un grupo terrorista e independentista canario en el aeropuerto de Gran Canaria, a donde ambas naves se dirigían, forzó su desvío de rumbo. El aeropuerto de Los Rodeos no estaba diseñado para naves de esta envergadura; de hecho, contaba con una sola pista.
En esta pista tenían que maniobrar y despegar los aviones que se acumulaban en el aeropuerto. Para mayor fatalidad, una intensa niebla cubrió la zona poco antes del choque. Sin visibilidad, los pilotos debían cumplir estrictamente las órdenes de los controladores aéreos. Sin embargo, Jacob Veldhuyzen van Zanten, piloto «estrella» y experimentado de la compañía holandesa KLM, no esperó el permiso de la torre de control , pese a las advertencias de sus copilotos. Chocó de frente con el avión de PanAm, en la misma pista. Murieron todos los ocupantes de su avión, y casi todos los del PanAm. En total, 583 víctimas mortales.
5. R.G.S.
El pasado 8 de julio, un autobús se salía de la calzada y volcaba en Tornadizos (Ávila). Según trascendió ese mismo día, el conductor, R.G.S., de 54 años, reconoció ante testigos y agentes de la policía que se había quedado dormido . Sin embargo, más tarde se desdijo en sede judicial. Se le imputan nueve delitos de homicidio imprudente. Además, 22 viajeros resultaron heridos, tres de ellos de gravedad.
6. Joaquín Pardo
Joaquín Pardo era el maquinista del metro de la red de Valencia que descarriló en una curva cercana a la estación de Jesús, a las 13:03 del 3 de julio de 2006. El metro transportaba a 150 viajeros, de los cuales murieron 43 , incluido el maquinista, y 47 resultaron heridos. La investigación, basada en los datos de la «caja negra» del tren, indicó que la unidad aumentó rápidamente la velocidad hasta los 81 kilómetros por hora un minuto antes de entrar en una curva en la que el máximo permitido es de 40 km/h. La causa penal se archivó por falta de pruebas, aunque la Fiscalía ha reabierto, el 17 de mayo de 2013, la investigación.
7. Francisco José Garzón Amo
El maquinista del tren Alvia siniestrado en la curva de A Grandeira, junto al barrio de Angrois, a apenas 4 kilómetros de la estación de Santiago de Compostela, es el último español en incorporarse a este desgraciada lista. Garzón Amo , de 52 años, llevaba toda una vida de experiencia en Renfe, diez años como maquinista y había transitado unas 60 veces el mismo trayecto, lo cual no le salvó de descarrilar.
A la espera de la conclusión de las investigaciones abiertas para esclarecer las causas del siniestro, todo parece indicar que el tren circulaba a unos 190 kilómetros por hora , 110 más de los permitidos en el tramo en el que se encuentra esa curva: 80 km/h. Así lo manifestó varias veces , antes y después de descarrilar, el propio maquinista. «El tren iba bien. El tramo no tenía problemas. La culpa es mía. Me despisté ». Esto es lo que Francisco José Garzón Amo, según publica este martes ABC, declaró ante el juez Aláez.
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