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La amiga a la que llamó Bretón cree que quiso usarla de coartada

Conocidos del acusado ven imposible que perdiera a sus hijos, por su excesivo control

La amiga a la que llamó Bretón cree que quiso usarla de coartada efe

davinia delgado

A los investigadores que durante cerca de veinte meses recabaron pruebas y testimonios para encontrar a Ruth y José, los hermanos desaparecidos en Córdoba el 8 de octubre de 2011, nunca les cuadró que su padre, José Bretón, acusado de asesinarlos, contactase con una amiga (a la que no veía desde hacía más de quince años) un día antes de «perder» a los niños . Y mucho menos que insistiera en quedar con ella cuando ya se desconocía el paradero de los pequeños. El tribunal que lo juzga tampoco se explicaba cómo es posible que el procesado flirtease con esta conocida y, a la vez, tratase de reconciliarse con su exesposa, Ruth Ortiz. Ayer se disiparon sus dudas, ya que la protagonista, Concepción M. A., citada como testigo, desveló el motivo: Bretón la quería utilizar como coartada. Al menos, eso es lo que ella cree, porque «no encuentro otra explicación» , dijo en la sala de vistas.

La mujer, a la que el encausado no quitó el ojo de encima durante toda su declaración, relató que el 7 de octubre, un día antes del fatal suceso, recibió una llamada telefónica de Bretón. «Quería que le diese el número de mi expareja, amigo suyo , porque había una reunión de antiguos alumnos del instituto en el que estudiaron y estaba interesado en ir», explicó.

No obstante, esa fue sólo una burda excusa para indagar en su vida, ya que ese encuentro estudiantil jamás existió. Así, «continuamos hablando y me preguntó si estaba casada. Quería que quedásemos, pero no podía , aunque acordamos que me llamaría otro día para vernos», dijo Concepción.

Dicho y hecho. Bretón volvió a contactar con ella: el 16 y el 17 de octubre, cuando, supuestamente, ya había acabado con la vida de sus hijos. Su objetivo seguía siendo el mismo, ver a Concepción, con la que flirteó de forma descarada: «Estaba como intentando conquistarme». En sus conversaciones, «José estaba risueño, nada preocupado» , y jamás le dijo que estaba en el punto de mira por la desaparición.

La detención del procesado el 18 de octubre frustró sus planes. «¿Cree que quiso utilizarla de coartada?», preguntó la acusación particular a la testigo. «Creo que sí. Si no, no me lo explico».

La declaración de Concepción no fue la única que desbarata la versión de Bretón. Todos los amigos y conocidos del procesado que comparecieron ayer fueron unánimes. Ninguno cree que el acusado extraviara a los menores. Es más, lo consideran imposible. Así lo pusieron de manifiesto algunas madres y padres de compañeros del colegio y la guardería de los dos hermanos. «Siempre estaba muy pendiente de sus hijos. Siempre. No puede ser que los perdiera », repitieron.

También coincidieron en que, días antes del de autos, el procesado estaba «muy nervioso y dolido», además de «exaltado». Hasta Lourdes G. P., exnovia de Estanislao Ortiz, hermano de Ruth, declaró que tenía «cara de psicópata». A todas estas personas les dejó claro que «quería quedarse con los niños» y hasta arremetió contra su familia política: «Decía que la abuela materna era una borracha».

«Demasiado tranquilos»

Igual de reveladoras fueron las palabras de Florentino H. B., compañero del procesado en el Ejército. Sin dudar, recordó que el día que Ruth y José desaparecieron tanto Bretón como sus hermanos Rafael y Catalina «estaban excesivamente tranquilos». Contó, además, que el padre del supuesto filicida, Bartolomé Bretón, le dijo que «sus nietos estaban en el cielo».

También comparecieron la directora de la guardería del pequeño José y su profesora. La primera, que casi se echa a llorar ante la mirada inquisitiva de Bretón, dijo que el procesado era «demasiado escrupuloso» y todos los días se llevaba a casa la botellita de agua de su vástago. Por su parte, la maestra del pequeño dijo que «el niño se encogía de hombros y cerraba los ojos como esperando algo desagradable» cuando se le reñía.

Por último, declararon varios empleados de la cooperativa donde Bretón repostaba gasóil. Corroboraron que unas semanas antes de la desaparición José llenó su depósito «y se llevó tres garrafas». Las acusaciones mantienen que usó ese combustible en la hoguera donde incineró los cuerpos de sus vástagos.

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