El «agur» definitivo de «Antonio, el político»

Basagoiti inicia su particular conquista por la libertad personal tras 18 años «duros y difíciles» de entrega al PP vasco. «Me he matado por la política»

El «agur» definitivo de «Antonio, el político» EFE

ITZIAR REYERO

Viernes 26 de marzo. Bilbao. Antonio Basagoiti está de retirada, aunque solo su círculo más íntimo conoce el cuándo, el dónde y el con quién. Descorbatado y aspecto relajado, ni siquiera el último comunicado en el que ETA acaba de amenazar al Gobierno con “consecuencias ... negativas” parece alterarle dem asia do. “Esos ya no vuelven”, asegura. “Hemos derrotado a las pistolas, ahora nos toca derrotar sus ideas totalitarias”, repite. Pero su atención esa noche se centra más en el televisor de la marisquería de su barrio donde ha quedado con unos amigos para ver el Francia-España. El presidente Mariano Rajoy, con quien ha valorado la última aparición de la banda terrorista, se sienta en el estadio de París. “¿Con quién de los dos Estados opresores vas?”, le escribe, bromeando, el político vasco, que disfruta desde hace meses de unos aires de libertad nunca antes conocidos. Su principal preocupación en cuestiones de seguridad, ese viernes en el que se pasea por su barrio bilbaíno sin escolta, es si mañana “habrá lluvia en la carretera” de camino a Panticosa. Irá en moto, su principal aliada en la reconquista hacia la libertad personal. Le espera su familia, que se ha quedado esquiando mientras él interrumpía sus vacaciones de Semana Santa para atender a sus responsabilidades como líder del PP vasco. Su mujer, María, y sus tres hijas, Cristina, Begoña y Carmen Itziar, a las que adora, y a las que ha prometido una vida “mejor” lejos de la política, y de su “querido” Bilbao.

La confirmación, adelantada por ABC hace una semana , de su salida inminente de la política para cruzar el charco y emprender una nueva etapa profesional en Latinoamérica ha derivado en un relevo “exprés” hacia Arantza Quiroga, su delfina, que ayer le sucedió en la presidencia del PP vasco. Atrás quedan 18 años de trabajo “honesto”, sin lucros, como se encargó de remarcar ayer, especialmente inflexible siempre contra los corruptos de su partido. “Aquí nos hemos jugado la vida por cero euros”, ha sido uno de sus “leit motiv”.

Media vida de entrega absoluta a las siglas populares en los tiempos más “duros y difíciles” para los defensores de España en el País Vasco. A sus compañeros asesinados por ETA tuvo ayer, en su despedida pública ante los medios de comunicación, un recuerdo emocionado. “Todos los asesinatos son iguales de execrables, pero a mí me han dolido más los que he conocido”, admitía, visiblemente emocionado mientras recordaba a “Miguel Ángel”, a “Jesús Mari”… con el corazón en el pecho.

Basagoiti se va con el regusto amargo de la última noche electoral, la del 21 de octubre, en la que las urnas dejaron al PP un resultado insuficiente. 10 escaños, a uno solo de entrar en el juego de las mayorías del siempre complicado tablero vasco, esta vez con un PNV gobernando en minoría. Aquella noche, su familia, la del PP pero sobre todo la de sangre, digería dolorida la frialdad de los números que aupaban a la vieja Batasuna, la que les apuntaba en dianas, al segundo puesto. Horas después, y pese al respaldo incontestable del 93% de su partido otorgado en mayo de 2012, Basagoiti decidía su propio cambio de rumbo. Apenas tres años antes, en 2009, había liderado el vuelco electoral que llevó por primera vez a los constitucionalistas, con Patxi López, al Gobierno Vasco. Su legado, el mismo que abanderaba ayer Quiroga en su relevo, había sido lanzar al PP a sus mayores cuotas de protagonismo en la historia reciente del País Vasco.

“Me he matado por la política. Dejo muy buenas personas y gente muy capaz en el PP”, recapitulaba ayer en la sede central de los populares en Bilbao, donde subrayan la pérdida de un político de “personalidad arrolladora” y cercano a la calle. La mayoría destacaba la naturalidad con la que ha vivido y ejercido sus responsabilidades. “Ha aportado frescura y sensatez en un momento de enorme desprestigio de la clase política”, valoraban sus más cercanos, que prometían lealtad a su legado mientras él se despedía a los micrófonos. “Gracias por transmitir mis ideas”, concedía. Su tono adivinaba “sentimientos encontrados” entre la “pena” por el tiempo y la compañía que deja atrás y la “ilusión” por afrontar un nuevo reto, retomando la saga familiar de los Basagoiti en el mundo financiero.

“Es la última respuesta de Antonio, el político”, enunció el dirigente vasco que más aliados tiene entre los periodistas, a los que nunca escatimó un titular, una foto o una entrevista, como se convino ayer en la abarrotada sala de prensa. ¿Y su regreso, para cuándo?, se le preguntó. “No tengo pensado volver”, concluyó en su despedida largamente meditada y compartida con ABC en la noche futbolera de España. “El camino en el PP vasco está abonado, ahora toca seguir plantando a otros”, fue su reflexión de cierre. Minutos después, un sms iluminaba la pantalla de su teléfono. “Al final siempre ganan los buenos”, se leía. Era Rajoy desde el estadio de París.

El «agur» definitivo de «Antonio, el político»

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios