IU y la estrategia de la rabia
Si el activismo llena las plazas, IU apuesta por que también llene sus urnas. Pero el oportunismo puede volverse en su contra
l.l.c.
Hay quien cree que IU se ha lanzado a una carrera en busca del voto a cualquier precio, en la que no importará sobrepasar los límites de la democracia si es necesario. Entre quienes lo piensan están los presos de Eta que, como ayer publicó ABC, se han dirigido a la coalición de Cayo Lara ... invocando los «múltiples puntos de coincidencia» para pedir que les ayuden a terminar con la dispersión carcelaria.
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Las misivas han trascendido casi al tiempo que IU impulsaba en Andalucía un decreto de dudosa legalidad, según el Gobierno, que prevé la posibilidad de expropiar casas, inciativa con la que la formación izquierdista ha tomado la delantera incluso las plataformas activistas, a las que se ha arrimado desde el 15-M hasta mimetizarse en movilizaciones como las sucesivas para rodear el Congreso o, más recientemente, los acosos a políticos del PP. Si los colectivos antidesahucios llenan las plazas, IU no pierde de vista que los descontentos también pueden llenar sus urnas. Aunque para ello tenga que recurrir a prácticas tachadas de «antisistema», a extremar sus ataques a la Corona, deslegitimar el bipartidismo o andar bajo la sospecha de estar tratando de aprovecharse de las instituciones y la ley para intentar liquidar ambas desde dentro y fuera a la misma vez. «IU, ni los movimientos que adversan la actual situación de cosas, liquidan nada: ya está liquidado», defiende el profesor de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid Juan Carlos Monedero, para quien los «antisistema del Estado Social» donde galopan los recortes y el paro son PP y PSOE, «que no entienden la desafección democrática con esta democracia vacía».
Riesgo bumerán
Monedero sostiene que IU opera por «convicción», sin importar «que eso le reste votos». En los sondeos, la estrategia sí funciona en ese ámbito: el último informe del CIS que preguntó en enero sobre intención de voto otorgaba a IU un 9,4%, casi dos puntos y medio por encima de lo que obtuvo en las generales de 2011. «IU no está haciendo nada nuevo, va cabalgando detrás de los movimientos sociales, lo que no quiere decir que los controle, porque si no lo hace, lo harán otros», explica el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Valencia Óscar Barberá, que advierte que parte de las decisiones de la formación se explican por su afán de evitar el riesgo de «que puedan aparecer opciones populistas», al estilo de Beppe Grillo en Italia. que le arrebaten la calle.
Lo que a juicio del experto está poniendo en práctica IU es una «lógica post-Transición» que sí responde a principios electorales, y de acuerdo con la cual el voto de la clase media satisfecha que se movía en el espectro del centro ha dado paso pora la crisis a «un voto direccional», que va a cobrarse «no el que trate de captar al electorado moderado con el lenguaje, sino quien demuestre ser el más convincente en sus temas. Y lo que esperan esos electores son sobrerreacciones». De ahí, añade Barberá, que IU esté empleándose en «la dureza para capitalizar la rabia», que permanecerá mientras la situación económica siga cultivando «altísimas tasas de paro y de enfado ciudadano».
De los riesgos de la radicalización de IU habla Belén Barreiro, directora del CIS hasta 2010 y actualmente al frente de la consultora «My Word». «Los que abandonan los partidos grandes hacia la abstención -y hoy «casi uno de cada dos» encuestados se declara en ella, constata-, son más moderados que IU, y difícilmente van a dar el paso de apoyar a esa coalición». La visión que plantea la socióloga es que, ante el «desmoronamiento del sistema de partidos», las propuestas de IU pueden tener el efecto contrario y hacer cundir el temor «a un sistema más fragmentado, a la italiana», lo que devolvería al electorado de nuevo al «voto útil» de los partidos convencionales. «No hay que ignorar las consecuencias de una quiebra», señala Barreiro que, en todo caso, subraya que en estos momentos «IU supera al PSOE en intención directa de voto».
Incoherencia andaluza
Antes, IU se enfrenta ya una vía de agua compleja, que remite a su desgaste de credibilidad en Andalucía, -y más concretamente en relación a la trama de los EREs-, por no poner en práctica las máximas de transparencia y tolerancia cero con la corrupción que predica desde fuera del poder. Todo partido pequeño, «juega con la ventaja de que nunca va a tener que demostrar su coherencia, no tienen ese sentido de la responsabilidad», analiza Belén Barreiro. Pero para IU ha llegado el momento y el profesor Monedero es tajante: «si se clarifica la responabilidad de los actuales dirigentes del PSOE en el fraude d elos ERE, IU no va apoder explicar qué hace en el gobierno». Y añade que, en vista de la crisis en Europa y del «rapto de la democracia», «la reconstrucción democrática sólo puede hacerse fuera de las instituciones».
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