«Hombres tranquilos» contra bombas afganas
Más de 700 militares perfeccionan en el campo de maniobras de San Gregorio los métodos contra minas en Afganistán
«Hombres tranquilos» contra bombas afganas
La de Afganistán es una guerra de IED contra OED. Expliquémonos: semánticamente un IED es un artefacto explosivo improvisado (Improvised Explosive Device, en sus siglas en inglés), pero en la práctica es un dispositivo cuya explosión puede activarse pisando incluso una simple caja de cerillas ( ... hecho real acaecido en Afganistán) que, unida a un cable de transmisión, sirve como detonador de una garrafa rellena de nitrato amónico con un combustible, uno de los explosivos más utilizados. «El IED es el arma más empleada por la insurgencia afgana. Ha causado el 75 por ciento de las bajas en Afganistán», explica el brigada Jorge Prados, una de las eminencias en desactivación de bombas del Ejército de Tierra.
Para contrarrestar esos IED situados en los caminos al paso de las caravanas militares o en otras zonas estratégicas como en una moto en el puente de la ciudad de Qala i Nao (otro hecho real), los ejércitos como el de Tierra cuentan con equipos EOD.
Son los «hombres tranquilos» en el escenario afgano. Esos desactivadores-operadores de bombas que, salvando las distancias, fueron inmortalizados por Hollywood en la película «En tierra hostil» . Militares formados por el Mando de Ingenieros que, con precisión, llegan, observan, aseguran, diagnostican y… desactivan la amenaza.
Uno de esto «cirujanos» es el sargento primero Leonardo Gallardo, a quien observamos cómo trata de desactivar dos granadas en el ejercicio de maniobras «Interdict 2012», que durante una semana ha reunido a 700 militares de España, EE.UU, Francia, Alemania y Austria en el campo de San Gregorio (Zaragoza) y que tuvo como observador de honor al Príncipe de Asturias.
Bombas de fácil manejo
«Cañones de agua, explosivos y cinta aislantes son algunas de las herramientas»
«Lo primero es acotar la zona, establecer un perímetro de seguridad y que ningún afgano vea cómo trabajamos», asegura este almeriense que ha participado en tres misiones internacionales. Cañones de agua, explosivos, cinta aislante, detectores, vehículos con rodillo, traje EOD9 o robots como el modelo «Teodor» son algunas de las herramientas de estos especialistas que acuden en grupos de cuatro: dos especialistas en desactivación y dos en reconocimiento de área (EOR).
Los EOD son los objetivos más buscados ahora por la insurgencia afgana en este último tramo del conflicto y serán los especialistas clave durante el repliegue, donde se prevé una creciente actividad de amenazas de minas. Este tipo de artefactos se cobran la vida del 75 por ciento de las bajas.
La última estrategia de los talibanes es colocar minas-trampa (HOAX, en argot castrense) con el objetivo de abrir fuego sobre ellos o activar otras minas alrededor, de tal modo que un desactivador puede verse rodeado de una decena de explosivos que pueden ser activados con un mal paso.
«Hasta un cabreo puede activar por radio control un IED»
Bicis-bomba, burros-bomba, las clásicas minas en los caminos o cunetas (con la carga junto al plato detonador o a metros) o la utilización de personas son algunos de los procederes a los que se enfrentan los especialistas del Ejército EOD.
«Hasta un cabrero puede activar por radio control un IED cuando ve venir una caravana militar», explica el teniente Francisco Javier Cifuentes, curtido en Afganistán, donde se han desactivado hasta cincuenta IED en los últimos cuatro meses. Un número que va en aumento.
«Fuego, fuego, fuego», grita el desactivador para alertar de que va a proceder a la detonación adecuada. Esta vez, junto a un supuesto muro de una comisaría afgana de la Policía, dos granadas de mortero han sido desactivadas. Misión cumplida.
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