arranca la campaña electoral del 23j
Feijóo vuelve a su pueblo: «Es mi principio y son mis principios: trabajo, esfuerzo y humildad»
El candidato del PP vuelve a Os Peares, la aldea de su infancia y proclama que «por primera vez» España puede tener un presidente que conozca el mundo rural «y no por pasar allí los fines de semana»
Sigue en directo en ABC la actualidad de la campaña de las elecciones generales
Alberto Núñez Feijóo, el político contra los tópicos
OS PEARES (ORENSE)
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Iniciar sesiónHoy hay algo de día de fiesta en Os Peares. No hay verbena ni procesión, aunque sí un pequeño ceremonial que se viene repitiendo desde hace catorce años. Viene su vecino más ilustre, Alberto Núñez Feijóo, lo que significa que está a las puertas de ... una campaña electoral. La novedad es que ahora no aspira a la Xunta, sino a La Moncloa. Y nadie de las pocas decenas de habitantes de esta aldea en los márgenes del Miño y el Sil se lo quiere perder. Todos quieren saludar, abrazar, hacerse una foto, tener un instante para llamarlo «Alberto» y que este les identifique como «la farmacéutica», «el músico» o «el mejor sastre del pueblo». Hasta reconoce a Luisiño y Manolo, con los que compartió clase en la unitaria del colegio San Pedro, en las inmediaciones de la presa donde trabajaba su padre. «Alberto, aquí te conocemos bien, por eso confiamos en ti», lo recibe un cartel a la entrada de una población que se desparrama por cuatro concellos, dos provincias y tres comarcas, una foto perfecta de la Galicia de interior. Es una de las bazas de Feijóo, que la aprovecha en las palabras con las que prologa la campaña, a la que aún le faltan unas pocas horas para descorcharse oficialmente: quiere ser «el primer presidente nacido en una pequeña aldea», un inquilino de la Moncloa «que conozca la España rural y no por ir los fines de semana».
«Os Peares es mi principio y son mis principios»
«Propongo que nos centremos en las cosas importantes», plantea como oferta al electorado, y como ya hizo en un vídeo difundido por el PP el pasado fin de semana, aprovecha para presentarse. «Os Peares es mi principio y son mis principios», proclama ante los periodistas en el pistoletazo de salida de la campaña, «aquí nos enseñaron el trabajo, el esfuerzo y la humildad». Lo hace frente al número seis, a la casa donde nació su madre, doña Sira, que escucha a su hijo del brazo de Micaela, su hermana pequeña. Unos metros más allá, en su habitual segundo plano, Eva Cárdenas. Hay algo de especial en el momento, porque la exdirectiva de Inditex no suele dejarse ver. En los bajos de la vivienda, en lo que hasta hace poco fue un estanco, la abuela Eladia tenía un pequeño colmado, donde las veces se servía una taza de vino y una tapa para engañar al hambre. Arriba vivía la familia, con las apreturas propias de la época. Es un pasado sin presente, porque los Feijóo no eran propietarios sino que vivían de alquiler. La casa hoy es de Rosa, que recuerda a la abuela como «una buena señora», y reconoce que al nieto «algo de raíces le quedan». De hecho, va a aprovechar «para decirle que si quiere, le vendo la casa».
El candidato del PP a la Presidencia del Gobierno se refugia en sus símbolos, sus amuletos. En 2009 arrancó aquí la campaña, y ha mantenido el rito elección tras elección. No es el único. La chaqueta ligera de color azul ha ido perdiendo lustre, pero no la cambia. «Sí, es la de siempre», reconocen sus más próximos, «igual que la camisa». Hay más ecos de aquel 2009 que empezó a construir al Feijóo político, como ese lema de 'Es el momento' que está emparentado con el 'Llegó el momento' de hace casi tres lustros. O el mitin multitudinario en la Plaza de Toros de Pontevedra que llegará este domingo, con un más que previsible lleno hasta la bandera, otra tradición. La mayoría absoluta entonces parecía tan lejana como ahora, y sin embargo...
Feijóo apela a la «cordialidad»
«Aquí no se regala nada», reconoce Feijóo. La orografía es incómoda, con las casas colgando de las laderas en los márgenes de los ríos que aquí confluyen. «La gente se acostumbró a vencerla y a convivir con ella», y «para entenderse, construimos fuertes puentes», como los que ahora ofrece al conjunto de los españoles. «Todos podemos ponernos de acuerdo», asegura, los urbanitas de ciudades y vida más acomodada con los vecinos de «los lugares más deprimidos y más deshabitados», donde los servicios no están a la vuelta de la esquina. Bien lo sabe Feijóo, que ha cuidado a los suyos con pequeñas inversiones mientras presidió la Xunta, como el consultorio médico o la nueva pasarela sobre el Miño, para dejar así en desuso el viejo puente de la línea férrea.
Feijóo propone «recuperar la cordialidad, el acuerdo, los consensos, volver a unir, a sumar, a tender puentes». «Es el momento del cambio político, de la alternancia política, de la democracia española», ha sentenciado. Y pase lo que pase el 23J, «esté donde esté, seguiré estando con los pies en la tierra, valorando la humildad y con la modestia como faro de acción política, con el empeño de mejorar este país». La prudencia asoma, intentando enfriar el optimismo de las encuestas. Sus vecinos lo ven más hecho. «¡Cambia el colchón cuando llegues a La Moncloa, eh, no te acuestes ahí, te lo mandamos desde Os Peares!». Habrá de volver, porque Manolo, el dueño del taller del pueblo y que le alquiló a Feijóo el ático para prepararse las oposiciones a mediados de los 80, ya ha organizado una comida para celebrar. «Y vamos a tirar un cohete por cada escaño que saques», se compromete. Será otro día de fiesta, si es que llega.
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