Casado «ad portas»
El presidente del PP cree que puede ganar y no está dispuesto a quedarse a las puertas
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Un alcalde y una presidenta pueden marcar la diferencia en el Foro ABC, el evento político de las grandes ocasiones en Madrid. El cambio entre el Pablo Casado de ayer y el de hace seis meses en el Casino de Alcalá se construye sobre dos nombres, y todo lo que representan: Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida . Ellos son la mejor metáfora del nuevo PP: en abril, arriesgadas apuestas de un partido con todo en contra y a la baja: 66 diputados; ayer, con el viento a favor, con más poder autonómico y local y con un número en la cabeza, como adelantó con gracia Rafael del Pino : «Todos tenemos una cifra en la mente: 100». Porque ése es el dato de escaños en el que parece haberse instalado el PP en todas las encuestas (menos en una). Pero, ojo, esa cifra refleja un ascenso tan importante como insuficiente. Y Casado dejó muy claro ayer que no ha venido hasta aquí para quedarse, como Anibal Barca, a las puertas de Roma. Después de haber cruzado el Mediterráneo, los Pirineos y los Alpes (las primarias, el 28-A y el 26-M) al joven presidente del PP no se conforma con ser un meritorio segundón: quiere ganar y ayer lo dijo por activa y por pasiva.
Sin embargo, el sintagma que probablemente marcará el debate el día 11 lo adelantó el presidente de Vocento, Ignacio Ybarra , en la primera intervención de la mañana: «Gran coalición». Un escenario que Casado trata de superar llamando al voto útil y apoyándose en el modelo madrileño.
En la mañana de ayer, Ayuso llegó al desayuno la primera y Almeida apareció el último, pero ambos quisieron arropar a quien arriesgó su futuro apostando por ese no sé qué de gestor/a joven y liberal que tanto saca de quicio a la izquierda. Ambos representan el éxito de una estrategia que se construye sobre dos principios: capacidad de pacto con Ciudadanos y con Vox y un proyecto alternativo al que representa el PSOE de Pedro Sánchez : más Estado en Cataluña, menos impuestos en España.
Aupado por una ola de entusiasmo creciente —que se dejó notar en la masiva asistencia al desayuno de ayer— Casado endureció un punto su discurso, tal vez para frenar el otro crecimiento demoscópico notable, el de Santiago Abascal , que comparte con Sánchez y Pablo Iglesias el mal gusto de rechazar la invitación de este periódico a pronunciar un discurso en el Casino.
Cuando Anibal llegó a las puertas de Roma ningún ejército romano estaba en los alrededores de la ciudad. «Hannibal ad portas» (Aníbal está a las puertas), gritaban dentro de los muros. Misteriosamente, el general cartaginés decidió no atacar, y ahí empezó a escribir su final. El presidente del PP no está dispuesto a seguir ese ejemplo y ayer envió un mensaje a los suyos: «Más madera».
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