Análisis
Solo hay un ganador: el independentismo
Salvador Illa vence en las elecciones, pero no le salen los números
Estos son los municipios que más han votado a partidos independentistas
Todo apunta a que ERC y Junts volverán a formar Gobierno y a condicionar la política nacional
Dice un viejo proverbio popular que cualquier situación es susceptible de empeorar. Eso es lo que ha sucedido en Cataluña, donde el independentismo ha salido fortalecido tras las elecciones de ayer. Avanza en escaños y en porcentaje de voto . Todo apunta a que ... Pere Aragonés formará un Gobierno de coalición con Junts, ya que parece inverosímil una alianza con el PSC, descartada en la campaña electoral en reiteradas ocasiones.
Los resultados que han salido de las urnas permiten sacar tres conclusiones. La primera es que sí que ha existido un «efecto Illa» que se ha traducido en que el PSC ha sido la fuerza más votada. Por una vez, el CIS ha acertado. La segunda es el espectacular hundimiento de Ciudadanos y el PP , una debacle que ya auguraban las encuestas. Y la tercera conclusión es la consolidación del independentismo , que no parece tener alternativa en Cataluña.
En este contexto, todo apunta a que los dos grandes partidos independentistas harán de tripas corazón y dejarán de lado sus diferencias y sus rencillas para formar un nuevo Gobierno. Las bases de ERC y Junts no entenderían otra cosa. Pero es que además Aragonés no se ha cansado de repetir que no pactará con el PSC en ninguna circunstancia. Sus palabras le atan.
Hay otro factor importante para pensar que no habrá un nuevo tripartito: el hecho de que ni Salvador Illa ni Pere Aragonés van a querer renunciar a sus aspiraciones a presidir la Generalitat . Ni uno ni otro pueden ceder en esto. Por ello, lo lógico es que sea el candidato de ERC el que presida el nuevo Gobierno ya que le salen los números. ERC, Junts y la CUP suman 74 escaños, seis por encima de la mayoría absoluta.
Aragonés dijo anoche que aspira a formar lo que llamó «un Gobierno amplio», lo que se puede traducir en que invitará a Podemos a sumarse a su proyecto. No parece que la formación de Iglesias vaya a entrar en un gabinete con Junts, un partido en sus antípodas en materia de políticas económicas y sociales.
Junts y su candidata, Laura Borràs, han salvado los muebles, pisando los talones a su rival ERC. Las encuestas le daban mucho peores resultados hace un par de meses. Pero Borràs ya no podrá ser presidenta de la Generalitat, que era su gran aspiración. Además, tiene abierta una investigación judicial por corrupción.
Carles Puigdemont no puede estar contento con el veredicto de las urnas, que le relegan a una posición marginal en la política catalana. Su corte de Waterloo ya no va a jugar ningún papel en el futuro de Cataluña. Es un personaje quemado. Por el contrario, emerge la figura de Oriol Junqueras, que va a ser el auténtico poder en la sombra. Nadie duda sobre el enorme peso que va a tener en las decisiones de Aragonés, que siempre ha aparecido tutelado por el líder de ERC.
Si como parece inevitable ERC y Junts reeditan su actual coalición, la legislatura va a estar marcada por una fuerte confrontación con el Gobierno de Sánchez. No les queda otro remedio porque sus militantes exigen una hoja de ruta hacia la independencia. Estos dos partidos van a tensar la cuerda al máximo con el Estado, aunque no están en disposición de una nueva declaración unilateral de independencia. Ya saben sus consecuencias penales.
Salvador Illa , el candidato socialista, puede estar contento con sus resultados que doblan lo conseguido en las elecciones de hace tres años. El PSC es el partido más votado, pero empata en escaños con ERC porque el sistema electoral catalán favorece las circunscripciones con menor población.
Pero, como le sucedió a Ciudadanos en los anteriores comicios, su triunfo puede ser vano y no tener ninguna consecuencia práctica. Descartado un tripartito que parece una opción muy improbable, sólo le queda a Illa ser el líder de la oposición.
La buena noticia para Pedro Sánchez es que su partido resurge en Cataluña como primera fuerza política, lo que no pasaba desde los tiempos de Pasqual Maragall. El PSC ha cosechado muy buenos resultados en Barcelona y el cinturón industrial, donde el nacionalismo le había comido mucho terreno.
El avance socialista contrasta con el hundimiento de Ciudadanos y el PP. La formación de Inés Arrimadas ha perdido el 80% de los votos y ha pasado de 36 a tan sólo 6 escaños. Una verdadera debacle. Su candidato, Carlos Carrizosa, achacó anoche los malos resultados a la fuerte abstención. Es cierto, pero ello no explica la impresionante caída en las urnas. Ciudadanos se ha convertido en una fuerza irrelevante, con un futuro muy incierto.
La formación que ahora lidera Arrimadas nació para ser una alternativa al nacionalismo y su expansión como partido nacional surgió de Cataluña. Ha fracasado en el empeño tras sufrir un éxodo de sus fundadores y principales dirigentes. A su naufragio en las elecciones generales, añade ahora un nuevo desastre. Albert Rivera asumió su fracaso con la dimisión, Arrimadas tendrá muy difícil mantener su liderazgo.
A pesar de tener un buen cabeza de lista en la persona de Alejandro Fernández , el PP sigue sin implantación electoral en Cataluña . Ha empeorado sus ya malos resultados de hace tres años y es una marca sin gancho en una comunidad cada vez más radicalizada. Para Pablo Casado , es un duro revés que pone en cuestión su liderazgo. Será muy difícil que pueda batir a Sánchez sin apenas representación en Cataluña y el País Vasco.
Lo peor de lo que sucedió ayer es que el centro derecha ha desaparecido del mapa político de Cataluña. La suma de Ciudadanos y PP es inferior a los escaños logrados por Vox , que irrumpe con fuerza en el escenario. Tal vez la opción más realista sería una refundación del centro derecha en esta comunidad, lo que pasaría por una fusión entre los dos partidos. Ni uno ni otro tienen futuro por separado.
Por último, Vox obtiene una representación impensable hace unos meses. En ello ha influido el brutal hostigamiento de los independentistas, que le convirtieron durante la campaña en el enemigo a batir. La formación de Santiago Abascal ha obtenido representación en las cuatro provincias catalanas, lo que es un éxito indudable.
Intentado desgranar el grano de la paja, lo esencial es que el independentismo es el gran vencedor de estas elecciones. A pesar de su división interna, de la mala situación económica y de los efectos de la pandemia, va a poder gobernar con una mayoría más amplia que la actual. Y eso va a producir importantes efectos en la política nacional. Los independentistas tienen de nuevo la capacidad de desestabilizar los precarios equilibrios existentes en el Congreso. Veremos lo que pasa, pero no hay razones para el optimismo.
Ortega y Gasset afirmó en su conocida intervención de 1932 durante la II República que España debía «conllevar» el problema catalán, dado que no se vislumbraba una solución. Su profecía se ha cumplido con creces hasta el punto de convertirse en un cáncer que amenaza la salud del sistema democrático. Hay muchas razones para estar preocupados por lo que salió ayer de las urnas. Las expectativas de Sánchez pueden trocarse en un amarga frustración.