El Gordo y la Grossa

Una de las argucias secesionistas -Carles Puigdemont es el exponente menos refinado- consiste en desacreditar el Reino de España afirmando que no respeta los derechos humanos. No es cierto. Quien consulte los dictámenes del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que se encarga de señalar la vulneración del Convenio Europeo de Derechos Humanos, impulsado por el Consejo de Europa, comprobará que España está al mismo nivel -a veces, mejor- que Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Dinamarca o Bélgica. Y, por cierto, España nunca ha sido condenada por torturas, a diferencia de países como Reino Unido, Francia o Bélgica. El secesionismo ha devenido una suerte de dadaísmo teatral para el que todo vale con el objeto de desprestigiar a España y el orden constitucional.

Increíble, pero cierto. Que la fractura social existe se comprueba, entre otros detalles aparentemente intrascendentes, en el dilema que se plantea a muchos ciudadanos catalanes: ¿Lotería Nacional o Grossa? Recuerdo que la Grossa es la lotería navideña de la Generalitat que se sortea el 31 de diciembre. El asunto tiene su razón de Ser. Como Cataluña es una nación, tiene derecho a tener una lotería propia. De ahí, la Grossa. Una cuestión -como la historia, la lengua, la cultura o la gastronomía- de identidad. Una manera de distinguir lo propio de lo ajeno. La obsesión que no cesa. Y a ver qué décimo o boleto regalo a los amigos y compañeros de trabajo, no se vayan a creer que…