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Así es la Industria de Cataluña y así sería en la Cataluña independiente (VII)

Una industria líder, que ya no lo es tanto: deslocalizaciones y caída acelerada del PIB industrial

Anuario de la Industria de Cataluña
Anuario de la Industria de Cataluña

De una economía industrial a otra de servicios. Cataluña ha visto como en apenas dos décadas, el peso de la industria en su economía retrocedía casi 10 puntos –representaba el 29% del PIB en 1994–, una tendencia a la baja que se ha traducido de manera automática también en el empleo. Aunque disminuido, el peso de la industria sigue siendo relativamente importante –solo el País Vasco sigue por delante porcentualmente–, y si en los compases iniciales de la crisis el paro industrial golpeó duro, con la recuperación su comportamiento supera al del conjunto. Tras siete años de caída del empleo industrial, en 2014 creció un 2%.

Por sectores, en la industria catalana siguen siendo líderes sectores como el de la alimentación (el 23% del total en España) o el de la industria química (42,5% del total nacional). Con todo, si hay un sector clave es el de la automoción, con los dos grandes polos que representan Seat en Martorell y Nissan en la Zona Franca, junto a la importantísima industria de componentes auxiliar.

En todos los casos, la contención de costes –fruto de los acuerdos entre dirección y sindicatos– y la profesionalidad han hecho de Cataluña, y de España en general, la gran plataforma de la automoción europea. El caso de SEAT es paradigmático –tras años de pérdidas, en 2015 se puede salir de los números rojos, y la apuesta de la matriz Volkswagen es clara, como demuestra el reciente anuncio de inversión de 3.300 millones en Martorell.

Las consecuencias de una hipotética independencia no acordada se adivinan catastróficas para industria: la salida del euro, la imposición de aranceles, la caída de los intercambios comerciales... En una economía catalana cuyo tejido industrial exportó en 2014 mercancías por valor de 60.217 millones, lo que representa sobre el 25% del total del comercio exterior español, el impacto sería altísimo. Frente a los propagandistas de la secesión, que aseguran que la UE forzaría a una incorporación rápida de Cataluña en la UE para evitar una crisis europea, el resto de analistas anticipan un rápido deterioro de la economía y una alta probabilidad de deslocalizaciones.

Ayer mismo, la patronal Confemetal advertía de que la industria sería el sector más perjudicado en caso de de secesión, dado que es más internacionalizado y abierto a la competencia global.

De hecho, desde sectores contrarios a la independencia ya se señala que las consecuencias del proceso político en la comunidad ya se dejan sentir, con una importante caída de la inversión extranjera, del 15,8% en 2014, atrayendo Cataluña el 16,8% de toda la inversión en España, un porcentaje por debajo de su peso en el PIB. En el caso de la inversión industrial, la caída fue del 39,1%, un anticipo de lo que podría pasar, aseguran los expertos, en caso de independencia.

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