Todas fallaron. Hubo disparidad en cuanto a escaños finales, pero todos los pronósticos, hasta los del CIS, otorgaban al Partido Popular la mayoría absoluta en Andalucía o casi. Ninguno de los sondeos estimó que Javier Arenas se quedaría a cinco escaños de arrebatar al PSOE su bastión.
¿En qué fallaron? Esteban López-Escobar, catedrático de Opinión Pública de la Universidad de Navarra, cree que «pudo darse el fenómeno de la «vergüenza» de votar socialista», tras los escándalos de corrupción en los ERE y la extendida difusión de que el PP ganaría de largo las elecciones.
A ese «voto de la vergüenza» habría que añadir otro factor difícil de medir: la intensidad de la inclinación del voto. «Uno puede darle un coscorrón al partido para avisarle y luego votar otra cosa», explica López-Escobar. Los sondeos habrían supuesto un aviso para navegantes de algunos votantes socialistas, que quisieron «castigar» así al partido sin que la sangre llegara al río.
Un fenómeno «único»
«Andalucía tiene una persistencia enorme en su voto», con una inclinación socialista «sumamente arraigada», añade el expresidente de la WAPOR (World Association for Public Opinion Research), para quien los sondeos debían haber tenido en cuenta que esta comunidad autónoma es un territorio muy especial, «el granero político del socialismo», y constituye un fenómeno «único».
Su idiosincrasia debería reflejarse en las encuestas en un coeficiente concreto, a juicio de López-Escobar, quien también indica que «probablemente la valoración de la abstención tenía que haberse realizado con más tino». Solo un 61,67% de los electores andaluces acudieron a votar cuando en 2008 lo hicieron el 72,67%, once puntos de diferencia. El cambio de hora esgrimido por las autoridades no justificaría la baja participación, a juicio del catedrático: «Creo que se debe a una saturación electoral».
¿La unanimidad en las encuestas no invitó a votar? «Siempre se dan este tipo de influencias», señala el profesor de la Universidad de Navarra. «Algunos pueden pensar: ya ganamos, así que no hace falta que vote». Eso es lo que les ocurrió a los laboristas británicos, recuerda López-Escobar, que finalmente perdieron las elecciones. Sin embargo, se muestra cauto: «Las proporciones habrá que valorarlas ahora». Y habría que estudiar en qué medida influyó la campaña socialista (Griñán presumía ayer de haber dado la vuelta a las encuestas) o las informaciones de los medios de comunicación, en especial de la televisión andaluza.
Pese al fallo unánime de las encuestas, el experto en Opinión Pública rompe una lanza en favor de los encuestadores. «Se desprestigia a las encuestas pero es que son instantáneas y como tales pueden ser diferentes días después. Un sondeo predice si hoy se celebraran elecciones, no si dentro de una semana», subraya López-Escobar, aludiendo a que el último día en que los medios de comunicación podían publicar encuestas era el domingo día 18 de marzo.
En México y Francia ya estudian esta prohibición de realizar encuestas más próximas a la jornada electoral «y en España habrá que revisar esto», añade, rompiendo una lanza a favor de los profesionales «que son los más interesados en hacerlo bien».
Las encuestas a pie de urna elaboradas por Ipsos para Canal Sur se acercaban algo más a los resultados finales. No concedían la mayoría absoluta a los populares, aunque en la horquilla que les daban (de entre 52 a los 55 escaños) la rozaban, frente a los 45-48 diputados del PSOE. Las israelitas de la televisión autonómica, otorgaban entre 8 y 10 escaños a Izquierda Unida.
Los sondeos internos que manejaba el PP les daban, sin embargo, una amplia mayoría absoluta. El vicesecretario general del PP-A, Ricardo Tarno, ha confesado hoy que, a partir de ahora, dudará «mucho más» de las encuestas. López-Escobar estima que «posiblemente hubo un exceso de confianza» en los sondeos.
«Algunos decíamos que hasta que no lo viéramos, no lo creeríamos», añade el profesor que vivió tres años en Andalucía y que insta a los profesionales a investigar por qué esa unanimidad en los sondeos no se correspondió con los hechos.





