Cuentas sin cuentos
El trampantojo de la financiación autonómica
Tras acordarlo con el independentismo, el Gobierno dice que cualquiera puede acogerse al sistema pactado. «No nos gustan los platos precocinados», advierten, con razón, el resto de autonomías
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Iniciar sesiónUn año después de que el 'president', Salvador Illa,pactara con ERC aprobar una financiación singular para Cataluña, que en la práctica era un cupo a la catalana, el asunto vuelve a la palestra. El pasado lunes, en el marco de la comisión bilateral ... Estado-Generalitat, Gobierno central y autonómico plantearon las bases de un nuevo sistema que pretende la cuadratura del círculo: satisfacer las exigencias de singularidad que pide el independentismo catalán y que Salvador Illa ha asumido, y a la vez que sea un modelo generalizable para el resto de comunidades.
Como no podía ser de otra manera, el resto de gobiernos autonómicos, incluidos los gobernados por el PSOE, como el de Castilla-La Mancha y el de Asturias, han puesto el grito en el cielo, asegurando que «no les gustan los platos precocinados», que quieren estar en las negociaciones y que denunciarán los privilegios de unas comunidades frente a otras.
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Y tienen toda la razón del mundo. Es cierto que el sistema de financiación actual está caducado y necesita renovarse. Pero no se puede renovar pactando con el independentismo catalán, porque necesitas sus votos, para mantener el gobierno central y el autonómico y luego ofrecerle al resto de comunidades que si quieren, pueden también aceptarlo. Y es que el sistema del cupo no solo es una locura, porque la mayoría de las comunidades autónomas, como explican Francisco de la Torre y Jesús Fernández-Villaverde, saldrían perdiendo si recaudaran sus propios impuestos, sino que sería inviable.
Las cifras no cuadran por mucho que el señor Illa se enfade cuando informe tras informe se pone de manifiesto que un cupo a la catalana supondría mermar los recursos del resto de las autonomías o del Estado, que viene a ser lo mismo. De hecho, no hay un solo estudio que considere que el sistema de financiación vasco y navarro sea justo con el resto de las comunidades. Todos ponen de manifiesto que no solo no aportan a la solidaridad regional sino que tampoco pagan lo que deberían por los servicios prestados por el Estado en sus territorios. Y lógicamente eso explica que su financiación per cápita sea mucho mayor que el resto de España.
Pero el hecho de que los territorios forales sean unos privilegiados, de lo que no tengo ninguna duda, y que el resto de españoles tragamos con ello en primer lugar porque apenas representan un 5% del PIB total, y en segundo porque lo recoge la Constitución, no significa que ahora tengamos que soportar que se extienden los privilegios a Cataluña. Si como dice el Gobierno tras la amnistía la paz social reina en Cataluña, ¿para qué hay que seguir dándoles privilegios?
Solo confío en que esta norma no logre los apoyos necesarios en el Congreso para salir adelante, porque estamos jugando con el dinero y los servicios públicos de muchos españoles, especialmente de las regiones más pobres. Y además se da la paradoja que quien exige esta financiación singular no es una comunidad infrafinanciada, como sí lo son la Comunidad Valenciana o Murcia, sino que está en la media, y de hecho en la última década su financiación ha crecido por encima de lo que lo han hecho las otras autonomías.
Y ya para más guasa, el acuerdo entre el gobierno catalán y el estatal señala que hay que limitar la capacidad de las autonomías para bajar impuestos. Eso, señores, no se llama corresponsabilidad fiscal, eso se llama imponer unas tesis políticas. Si un gobierno quiere bajar impuestos y ajustar gastos, es su decisión. Ya responderá por ello en las urnas.
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