La precariedad del empleo juvenil y la fuga del talento

Detrás de estas cifras se esconde, no obstante, un dato que es preocupante y que pese a la mejora generalizada del mercado laboral, sigue estando ahí, y que las autoridades deberían tomarse más en serio, y es la precariedad laboral que siguen sufriendo los jóvenes. Un estudio elaborado por el IVIE y la Universidad de Valencia para la Fundación BBVA, que publicábamos el viernes en ABC, refleja la grave situación que, con algunas excepciones, están viviendo los jóvenes españoles. Según este informe, titulado 'Presente y futuro de la juventud española', los jóvenes de entre 16 y 35 años tienen sueldos un 35% inferiores a la media. Además, casi la mitad tienen contratos temporales y un 25% a tiempo parcial. Y todo eso a pesar de que ha aumentado y mucho su formación. La mitad de los jóvenes de entre 25 y 29 años tienen una FP superior o un grado universitario, cuatro veces más de los que poseían esta formación en 1980.

Algo está fallando y ponerle solución debe ser prioritario para los gobiernos de todas las administraciones. Porque además el problema no es que se gane poco en los comienzos, que todos empezamos de la misma manera, el problema es que las expectativas de mejora son mucho menores de las que teníamos sus padres a esas edades.

Ante estas perspectivas, hace unos años, especialmente con la crisis financiera, vivimos un éxodo de muchos jóvenes al exterior en busca de un trabajo mejor, o al menos de un sueldo mejor. Parecía que esta tendencia se había reducido en los últimos años, pero acabamos de conocer un informe también de la Fundación BBVA según el cual el número de personas que deciden abandonar España para buscar oportunidades laborales en otros países ha registrado un nuevo repunte tras la pandemia. Añade el informe que el valor del capital humano perdido en 2022 por esta emigración de talento se calcula en 154.800 millones y advierte de que el ritmo actual de emigración supone un lastre para la capacidad de producción futura de la economía española.

Está claro que España no puede permitirse perder ese talento, y que la precariedad laboral es una de las causas que provoca su fuga. Empresas y administración deberían unir fuerzas para frenar esa fuga de talento y frente a esta situación, el Gobierno se entretiene aprobando medidas como el nuevo Estatuto del becario, que según la comunidad educativa y las empresas pone en riesgo las prácticas de nuestros estudiantes, al obligarles a darles de alta en la Seguridad Social, aumentando así la burocracia.