El 'test de estrés' del BCE al euro con los tipos aboca al parón al PIB español
Los expertos avisan de que mantener el dinero caro más tiempo eleva el riesgo fiscal y lastrará el crecimiento
Las ventas de las empresas se desploman entre abril y junio y vaticinan el parón de la economía en la segunda mitad del año
Madrid
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Iniciar sesión«Tanto la economía de la eurozona como la de Estados Unidos están respondiendo de forma robusta a las subidas de tipos. El crecimiento aguanta y se sigue generando empleo. Además la persistencia de la inflación no se lo pone fácil a los ... banqueros centrales por lo que creo que aún veremos más subidas de tipos. La ventaja es que mantendrán ancladas las expectativas de los mercados respecto al objetivo de reducir la inflación. La desventaja es que se agravará el enfriamiento de la economía y se encarecerá el coste de la deuda. Nos esperan dos años de crecimiento reducido».
El diagnóstico es de Juan Manuel Martínez Méndez, socio del área de Asesoramiento Financiero de EY, pero traslada la reacción general de los analistas a los mensajes lanzados en el emblemático encuentro de Jackson Hole por el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y por la presidenta del BCE, Christine Lagarde.
Los que esperaban un guiño de los banqueros centrales vislumbrando el fin del episodio de subida de tipos de interés que ha encarecido la financiación de empresas y familias a niveles no vistos en los últimos 20 años, con la ilusión de unas expectativas económicas más reconfortantes a medio plazo, se encontraron otra vez con la firmeza de Powell y Lagarde, que continúan sin ver superadas las tensiones inflacionistas y auguraron un periodo más prolongado de lo esperado de tipos de interés altos.
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«Los bancos centrales nos están diciendo que vamos a un entorno en el que el impacto de la inflación será mayor y que exigirá unos tipos de interés más altos, y esto tendrá consecuencias, especialmente sobre los actores que más se hayan endeudado», avisa Alicia Coronil, analista jefe de Singular Bank.
Coronil sostiene su análisis en que hay un puñado de corrientes de fondo en la economía global, que ha sintetizado en las cinco 'd': demografía, digitalización, descarbonización, desglobalización y desconfiguración del orden mundial; que operan de forma directa sobre los procesos de formación de precios y que conducen de forma inexorable a una economía con una inflación estructural más alta.
Martínez Méndez, analista de EY, apunta también un factor coyuntural en la resistencia de los bancos centrales a aflojar la soga de los tipos de interés. «Estamos pagando el pato de que la economía alemana haya entrado en recesión. Los países del sur estamos algo pero la escalada de los tipos está trayendo tasas de crecimiento más livianas y empiezan a dar claros síntomas de agotamiento».
No son buenas noticias en cualquier caso para España, una de las grandes economías de la eurozona más expuesta a la subida de los tipos de interés, por su elevado nivel de endeudamiento y por sus dificultades endémicas para poner las cuentas en orden.
El impacto sobre España
«El endurecimiento de las condiciones monetarias se va a traducir más pronto que tarde en una menor demanda de los hogares y en una menor inversión empresarial», advierte Alicia Coronil. «Creo que veremos un ralentización muy acusada de la actividad a partir del cuarto trimestre tanto en la eurozona como en España».
Tras el esperanzador dato de crecimiento del primer trimestre del año y la desaceleración que mostró el segundo, la pujanza de la campaña turística estival, especialmente por el turismo extranjero, que según el Consejo General de Economistas incluso podría prolongarse en septiembre y octubre, garantiza un 2023 de crecimiento en línea con lo esperado para España, lo que no es poca cosa con Alemania en recesión y el resto de la eurozona en situación de estancamiento.
Las curvas se auguran para 2024, para el que, al contrario que el Gobierno, los analistas esperan un crecimiento más bajo que este año, aunque por encima de la media europea. «La economía española ha mostrado una gran resistencia», subraya Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas. «Y ha sido así por el comportamiento del sector exterior, del turismo y también la reducción del endeudamiento del sector privado, que ha colocado tanto a las empresas como a las familias en mejor situación». «Vamos hacia una desaceleración y, además, será fundamental una política presupuestaria prudente por las exigencias de Europa», advierte. Hay que recordar que el 31 de diciembre vencen ayudas y rebajas fiscales a la energía por valor de 10.000 millones y que el 1 de enero entrarán en vigor las nuevas reglas fiscales, que exigen reducir la deuda.
Con el impulso desde lo público limitado por la reimplantación de las reglas fiscales, los analistas ven un futuro incierto. «La inversión pública va a estar muy limitada y España necesita crecimiento para reducir la deuda», pronostica Martínez Méndez, de EY. «Nos tendremos que acostumbrar a una inflación de entre el 2% y el 4% y un crecimiento de entre el 1% y el 2%. La política monetaria por sí sola no nos va a permitir salir del estancamiento. Vamos a necesitar reformas».
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