«La pobreza no se combate con impuestos»
La tasa financiera propuesta por Zapatero en la ONU despierta recelos y dudas entre la mayoría de expertos consultados
MARÍA RODRÍGUEZ
La tasa sobre las transacciones financieras internacionales que ha propuesto el jefe del ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la cumbre de la ONU para luchar contra el hambre y la miseria no ha sido acogida con entusiasmo entre los expertos en economía, quienes ... por lo general consideran que las dificultades en la posible gestión de este impuesto -una vieja idea que ronda el debate económico desde 1971- debilitarían los resultados esperados.
Zapatero -y también el presidente francés, Nicolás Sarkozy- se han comprometido a defender esta medida impositiva en todos los foros internacionales, desde la Unión Europea hasta el G-20, de forma que aún sea posible cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio (OMD), que vencen en 2015. Pero la propuesta parece tener muchos flecos sueltos y no acaba de convencer a los expertos.
Pablo Vázquez, director de la Fedea (Fundación de Estudios de Economía Aplicada), catedrático de Economía y Derecho y experto en temas fiscales, no cree que sea una buena idea poner un impuesto a la banca para financiar los objetivos de pobreza del milenio. «Sencillamente porque no creo que la pobreza se combata con impuestos . Lo que la experiencia nos ha enseñado de los países que han conseguido salir de la pobreza, que por cierto no son pocos, es que de la pobreza no se sale de la noche a la mañana: necesitas generar instituciones, hacer de tu país un lugar atractivo a la inversión, educar a la población y contar con algunos recursos naturales, aunque esto es lo menos importante», asegura Vázquez.
Además, afirma que nada de esto tiene que ver con los impuestos y que la mejor contribución que Zapatero y Sarkozy pueden hacer para erradicar la pobreza es «quitar los impuestos que gravan a los productos que llegan del tercer mundo a Europa».
Algo muy distinto ocurre, según el director de la Fedea, si se crea un impuesto a los medios de transporte como los vuelos de avión. «Esto tiene sentido, no para erradicar la pobreza sino para que los que contaminan -ya sea con el ruido o con el humo- asuman el coste que genera a terceros su actividad», concluye el experto.
«Crear riqueza, no penalizarla»
Para Francisco López Lubián, profesor de finanzas del IE Business School , este impuesto que pretende incrementar la recaudación -«y que nunca se ha aplicado»- no es ninguna solución. « El problema es de control de riesgos, y asegurarse que la calidad de los activos sea suficiente », asegura, en relación con lo acordado en la reciente cumbre bancaria conocida como Basilea III. Por eso, López Lubián afirma que la solución no es incrementar los impuestos, sino reducir los gastos y aumentar la productividad, «que en España está en niveles muy bajos». El profesor de finanzas tampoco ve esta «Tasa Tobin» como solución para los países en vías de desarrollo, porque «lo importante es crear riqueza y no penalizar a aquellas entidades que pueden crearla. Aparentemente se distribuye, pero en realidad no se crea riqueza», comenta.
Desde la Escuela de Negocios de la Universidad de Navarra (IESE), Gonzalo Gómez , investigador del departamento de Economía del IESE, explica que la «Tasa Tobin» (llamada así por James Tobin, el economista que la sugirió en 1971) pretende gravar el flujo de capitales a nivel mundial, aunque habría dos versiones: sólo entre transacciones internacionales a corto plazo o para todas las transacciones; es decir, que cada transferencia quede gravada por este impuesto y se utilice para países con problemas.
Pero, ¿qué problemas plantea esta tasa? En primer lugar, Gómez asegura que el propio Tobin no la apoya. Y, en segundo lugar, que no hay organización con capacidad para gestionarla, puesto que ni el Fondo Monetario Internacional (FMI) ni la ONU serían capaces de canalizar de forma eficiente los ingresos generados . «Es una idea bien intencionada pero de imposible aplicación», sentencia el investigador.
Existe además un debate sobre hasta qué punto la llegada de dinero a los países pobres es ayuda y no «pan para hoy, hambre para mañana», por ser éstas unas ayudas puntuales. Gómez considera que, suponiendo que esta tasa fuera aplicable, no solucionaría el problema de la pobreza ya que es de mayor utilidad que sea la propia comunidad necesitada la que evalúe sus necesidades y, a partir de ese análisis generado in situ, ayudarla desde el exterior. En cuanto al control que existiría con este gravamen, desde el IESE comentan que a priori no debe existir control, ya que defienden una libre circulación del capital global, «porque en la actualidad existen dos ligas de países, aquellos que sufren restricciones y los que no».
Peligro de un «discurso vacío»
Jeffrey D. Sachs, economista de la universidad de Columbia, defendía esta tasa de transacciones financieras en uno de sus últimos posts , recogido por el «International Herald Tribune», en el que aseguraba que era necesaria esta nueva fuente de financiación ya que, debido a la crisis económica, se han reducido las políticas sociales y peligra el cumplimiento de los objetivos del milenio.
Por su parte, el coordinador del consejo científico de Attac (la asociación de corte altermundialista que aboga por una tasa sobre las transacciones especulativas), Ricardo Zaldivar, considera que están satisfechos de llevar este tema a debate. «Bienvenido sea que gobernantes propongan estas tasas, pero tenemos miedo a que sea un discurso en el foro y que luego no vaya más allá. Queremos pasos significativos», manifiesta Zaldivar. Desde Attac aseguran que la cumbre de la ONU es el marco perfecto para debatir a qué destinar los fondos de la tasa y quien lo gestionaría. Susan George, presidenta de honor de Attac Francia y conocida dinamizadora del movimiento crítico, recogía en su libro «Sus crisis, nuestras soluciones», publicado recientemente, cómo se podría desarrollar el reparto de la tasa: Un tercio para un gran fondo de ayuda a los más pobres, otro tercio para los países que lo recaudan, y un último para consolidar un sistema financiero más lógico y más apoyado en la banca pública y que financie los proyectos verdes.
Ante este panorama de incertidumbre, Susana Ruiz, portavoz de Intermón Oxfam, asegura que siguen trabajando sobre la petición de instaurar dicho impuesto para recaudar dinero que combata la pobreza y el cambio climático frente a los recortes de los gobiernos. Instan al consenso político y a debatir sobre qué instrumentos se va a aplicar de forma que el objetivo final sea garantizar las políticas sociales y destinar flujos a quienes más lo necesitan.
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