Suecia anuncia el hallazgo del mayor yacimiento europeo de tierras raras

China ocupa una posición de hegemonía y Europa busca a la desesperada la manera de independizarse del gigante asiático. Es en este contexto en el que Suecia acaba de anunciar que viene a salvar la situación. La empresa minera estatal sueca LKAB asegura haber descubierto recursos minerales de más de un millón de toneladas de óxidos de tierras raras, con alta presencia de praseodimio y neodimio, y que el crucial hallazgo se encuentra en el área de Kiruna, el mayor depósito conocido de este tipo en Europa.

La concentración de tierras raras halladas es del 0,18% del volumen de mineral almacenado. Su gran volumen hace que sea potencialmente «rentable y sostenible» explotarlo para convertirlo en metales con uso industrial. «Estas son muy buenas noticias, no solo para LKAB, la región o el pueblo sueco, sino también para Europa y el clima», celebra LKAB en un comunicado, «podría convertirse en un componente importante para la producción de materias primas críticas que son absolutamente cruciales para la transición verde».

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Rosalía Sánchez

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La ministra sueca de Energía, Ebba Busch, subraya que Europa debe volverse menos dependiente económicamente de Rusia y China y que «la minería sueca tiene mucho que ofrecer aquí». Este yacimiento, en su opinión, jugará un gran papel en la transición verde en Europa. «Existe un gran potencial ahora para que Europa incluso lidere esa transición verde», ha aventurado la cristianodemócrata, «porque podremos reducir las emisiones al mismo tiempo que fortalecemos nuestra competencia«.

El gobierno sueco no ha dudado en ubicar la primera cumbre europea que cae bajo su presidencia por turno de la UE en Kiruna, Laponia, al borde del ingente yacimiento recién descubierto, con la idea de que los líderes europeos se vayan familiarizando con esta región que puede convertirse en la salvación de la transición tecnológica del continente.

«Es el depósito más grande conocido de metales de tierras raras en nuestra parte del mundo», se ufana al presidente y director ejecutivo de KKAB, Jan Moström, añadiendo que «estamos actualmente ante un problema de suministro: sin este tipo de minal no podremos tener vehículos eléctricos, por ejemplo, y no podremos abordar la transición verde».

Moström ha informado, además, que solo se ha examinado por ahora una pequeña parte de lo que terminará siendo la mina, por lo que el yacimiento puede ser incluso mayor de lo calculado, y apunta que «China es completamente dominante, tanto en lo que respecta a la minería como a la refinación, lo que implica un gran riesgo, porque es posible que China no quiera un día suministrarnos más materias primas sino, por ejemplo, solamente automóviles terminados».

Todo este optimismo choca con un serio obstáculo. La zona en la que se ubica el yacimiento se encuentra buena parte del año a temperaturas en torno a los 15 grados bajo cero. El frío, junto a la nieve y la oscuridad, componen un paisaje a solo 145 kilómetros del círculo polar ártico, lo que significa que los trabajos de extracción no serán precisamente sencillos. Para el gobierno sueco, sin embargo, esto no supone un problema. El Ministerio de Energía recuerda que la región alberga ya las minas de las que actualmente se extrae el 80% de todo el hierro de la Unión Europea y que las empresas que se dedican a ello cuentan con el 'know how' necesario para afrontar el reto. LKAB ya está planificando un parque industrial circular en Lulea, con nuevo tecnología para la extracción y el procesamiento de fósforo y flúor, desechos de la actividad minera a partir de los cuales se crean nuevos productos sostenibles y el inicio de su producción está previsto para 2027.

La compañía ya ha comenzado también a preparar las galerías para acceder al depósito de tierras raras, situado a unos 700 metros de distancia de la mina de hierro de Kiruna, para poder investigar en profundidad. Espera poder comenzar con los trabajos de extracción dentro de «uno o dos años», lo que supone un tiempo récord para este tipo de excavaciones. En vista de otros procesos de aprobación en el sector, deberían pasar al menos diez o quince años antes de que el trabajo de minería pueda comenzar realmente y las materias primas puedan llevarse al mercado, pero la Unión Europea es consciente de la necesidad de acelerar el proceso porque cada año perdido en la carrera por la independencia de las materias primas será irrecuperable en términos de competitividad.