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La sombra del sabotaje se cierne sobre la infraestructura crucial de los cables submarinos

La condición especialmente vulnerable de estas autopistas las pone en el foco de la tensión internacional, y uno de los cuellos de botella es en el Estrecho de Gibraltar

El almirante británico Sir Tony Radikin llegó a decir que «Rusia ha aumentado la capacidad de poner en peligro estas autopistas acuáticas y potencialmente explotarlas»

Mapa de los cables submarinos desplegados por el mundo telegeography
Alexia Columba Jerez

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«Nuestros cables submarinos pueden ser objetivo de naciones tentadas a destruirlos», declaró Florence Parly, la ministra de las Fuerzas Armadas de Francia. Internet está bajo observación de forma indirecta e imperceptible. Acosada por empresas y países que tejen un nuevo lenguaje de influencia geopolítica, donde los cables despliegan una guerra fría bajo las aguas. Y el mayor problema es que estas autopistas acuáticas son vitales, pero vulnerables. Cientos de arterias atraviesan el planeta en forma de rutas submarinas de datos de las que depende la operatividad global de la red, mientras moldean una nueva forma de entender las telecomunicaciones y la soberanía digital. Dado que según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), a través de estos cables se realizan transferencias financieras por valor de diez billones al día.

«La intención no era cortar los cables, sino enviar un mensaje a la OTAN de que pueden cortarlos cuando quieran»

Declaración de las fuerzas militares irlandesas tras el incidente con el buque ruso en sus costas

 

Vladímir Putin en un sumergible en el Mar Negro

«Son infraestructuras críticas en tanto que de esas redes sumergidas dependen el internet civil que todo el mundo usa, el funcionamiento de los mercados financieros e incluso algunas capacidades militares», explicaba Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN. Y es que el reciente boicot de los gasoductos de Nord Stream pretendió ser un poderoso acto simbólico que expuso las vulnerabilidades de Occidente, y los 475 cables actualmente existentes son un auténtico talón de Aquiles desatendido. En este contexto España es una zona de interconexión estratégica que busca ser puente entre Europa, Suramérica y Asia. Además El estrecho de Gibraltar es uno de los cuellos de botella por donde pasan varios cables y está bajo vigilancia ante posibles problemas.

Héctor Esteban, director de la Escuela de ingeniería de telecomunicación de la UPV, especifica que «una parte clave de toda la topología física de internet, más del 95% de los datos que viajan a través de internet pasan por algún cable submarino. La alternativa menos económica es usar un satélite, y hay mayor retardo de la señal». No en vano, el almirante británico Sir Tony Radikin llegó a decir que «Rusia ha aumentado la capacidad de poner en peligro esos cables submarinos y potencialmente explotarlos».

Estas palabras coincidían con que un mes antes del conflicto de Ucrania, un cable submarino que unía Noruega y el Ártico dejó de funcionar sin aparente motivo en el archipiélago de Svalbard, un lugar que es el paso de acceso al gas y petróleo presentes bajo suelo ártico. Y en febrero el buque submarino espía ruso Yantar fue divisado cerca de la costa de Irlanda, pasando por encima de los cables submarinos trasatlánticos que conectan Europa y EE.UU. Las fuerzas militares irlandesas declararon «la intención no era cortar los cables, sino enviar un mensaje a la OTAN de que pueden cortarlos cuando quieran». Mark Galeotti, experto política rusa detallaba que Irlanda es un nodo importante por la gran concentración de firmas tecnológicas, y este es el campo de batalla del futuro.

Cegar al enemigo

José Antonio Morán, director del grado de ingenierías Tecnologías y servicios de telecomunicación de la UOC, apunta que «una de los primeras tácticas en el inicio de una guerra es dejar ciego al enemigo. Y tocar un cable submarino podría paralizar empresas y provocar grandes pérdidas económicas». Y ahora, con el aumento de la tensión en el Pacífico, Taiwán, que recibe el 95% de su internet por cables submarinos, teme quedarse aislada, en caso de problemas con estas infraestructuras.

Pierre Morcos y Colin Wall, ambos miembros del CSIS, señalaron que «hay varios objetivos que podrían lograrse seccionando un cable: cortar las comunicaciones militares o gubernamentales en las primeras fases de un conflicto, eliminar el acceso a Internet de una población objetivo y causar una perturbación económica con fines geopolíticos, o todo a la vez».

Según un informe del Atlantic Council, alrededor del 59% de estos cables han sido tendidos por empresas privadas, y un 38% tienen participación gubernamental. En este sentido, destacan e inquietan empresas como China Mobile, China Telecom, China Unicom y Huawei Marine. Putin también habló de construir una infraestructura submarina con la empresa estatal Rostelecom que ya ha tendido cables en islas rusas. Para el profesor Esteban de la UPV estas conexiones subacuáticas son una industria floreciente. Bloomberg calculaba que el mercado mundial de los cables se espera que alcance los 7.800 millones de dólares para finales de 2022. 

Esta dependencia se incrementará en el futuro con el desarrollo de las aplicaciones militares 5G. Rishi Sunak, parlamentario británico escribió un informe en el que establecía que no es un secreto la ubicación de estas autopistas de datos, no hace falta experiencia o recursos para dañarlos y no tienen mucha protección de leyes internacionales. Aunque en 2021, apunta Morán, se creó un Comité internacional de protección de cables, solo establecen unas recomendaciones que no son de obligado cumplimiento. 

En el punto de mira

Cada año se producen entre cien y 150 cortes de cables submarinos. Y una parte son por el ataque de la fauna marina como los tiburones, anclas de barcos, anzuelos y dispositivos de pesca en profundidad. Además de erupciones volcánicas como la de Tonga. Esto a su vez revela la facilidad para afectar a estas infraestructuras. En este escenario el Parlamento Europeo ha estudiado en un informe el reto estratégico que suponen, destacando que la vulnerabilidad del cable en sí mismo con unas reparaciones en alta mar que son más difíciles, largas y costosas.

Establece que en los ataques se pueden usar buques civiles, de investigación, de pesca o yates de recreo que usan dispositivos de corte improvisados, como anclas y dispositivos de dragado. Además del uso coordinado de explosivos. Y este escenario no será intuitivo ni fácil de manejar por los gobiernos afectados, dadas las implicaciones y demoras generadas en la restauración del servicio. La idea seria generar caos.

Una forma adicional de ataques físicos es a través de barcos sumergibles o drones y submarinos de grado militar. Otro punto a tener en cuenta son las estaciones en tierra donde terminan los cables submarinos y se conectan con la red terrestre del operador local. Pero el profesor Morán de la UOC, matiza que un apagón total es imposible-salvo en las islas- por la redundancia, «es decir, todos los datos no pasan por el mismo lugar, sino que es una estructura en red con otros puntos de apoyo en caso de fallo». También las empresas podrían manipular los cables, añadiendo puertas traseras durante la fabricación, o se pueden hackear las infraestructuras. 

El espionaje submarino no sería algo nuevo. En la década de 1970, la NSA de EE.UU. llevó a cabo la Operación Ivy Bells usando submarinos de ataque y buzos para colocar dispositivos de grabación en cables submarinos que se situaban cerca de las bases navales soviéticas de las Islas Kuriles. De hecho, la actual red de espionaje de las comunicaciones denominada 'Five Eyes' e integrada por EE.UU., Reino Unido, Australia, Canadá y Nueva Zelanda, cuenta con un programa, 'Tempora', que ha interceptado durante años los datos que pasan por los cables submarinos. Mientras, Rusia está desarrollando drones submarinos no tripulados, y mini submarinos Mir-1, según la cadena News de Australia.

 Además con la red Runet, Rusia planea en un intento de conseguir soberanía digital independizar su red del resto del mundo. De tal manera, que un ataque a una estructura global como los cables submarinos podría no afectarle. Y cada vez preocupa más la zona del mar de la China Meridional y el despliegue chino de sus cables en islas con bases militares con su proyecto de la Ruta de la Seda Digital.

Y uno de los proyectos más codiciados es un cable que pase por el Ártico, la distancia entre continentes se acorta, comunica a más gente y es más rentable. Para Esteban «se está creando un nuevo telón de acero» en esta guerra por blindar los datos, donde la incertidumbre es omnipresente.

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