Sólo tres de cada diez empresarios ven viable implantar la jornada laboral de cuatro días

Son numerosos los expertos que vienen advirtiendo de la complejidad del reto. Si bien es cierto que la transformación digital de los empleos abre la puerta a incrementos de la productividad de la mano de las nuevas tecnologías, y por ende da mayor margen de maniobra a los negocios para mantener similares niveles de actividad con menores tiempos de trabajo, también es cierto que la realidad es heterogénea. Mientras que el recorte de jornada parece altamente plausible en compañías con un alto componente de tecnologización, también se asume como inviable en otras áreas de actividad, más dependientes de los recursos humanos que tecnológicos, como el caso de la restauración o la hostelería, y buena parte del sector servicios en su conjunto.

Muestra de ello son los datos que arroja el 'XXVI Informe Infoempleo Adecco: Oferta y Demanda de Empleo en España' elaborado por Infoempleo y el Grupo Adecco. Los obstáculos son numerosos, tanto en el plano financiero como organizativos, y es por ello que las empresas muestran reticencias para implantar el modelo. La falta de predisposición a explorar esta vía es una tendencia extendida: un 73,51% de las empresas consultadas no ven viable esta opción y tampoco la cree posible un 61,46% de los autónomos.

El motivo es principalmente la falta de margen de beneficio para mantener los salarios con mejor jornada, así opinan el 41,53% de las organizaciones encuestadas. Otras razones de por qué no lo ven viable son la falta de margen de productividad para amortizar una jornada a la semana (27,97%) y la imposibilidad de cubrir la quinta jornada con otros trabajadores a tiempo parcial (18,64%).

Esta opinión choca frontalmente con las aspiraciones de los empleados y desempleados que en un 66,59% y un 50,69%, respectivamente, sí ven posible la implantación de la jornada de cuatro días con mantenimiento de salarios. Los que no lo ven posible, consideran que la razón está principalmente en que las empresas no están por la labor de asumir esa jornada.

Uno de los aspectos que sí aciertan a concluir los expertos es la delicada labor arrogada al Gobierno en términos de cómo aplicar una legislación dirigida a fomentar la jornada laboral de cuatro días. Como señalaba recientemente en una conversación con ABC el profesor colaborador de economía aplicada de la URJC e investigador asociado de Fedea, Miguel Ángel García, la reducción de horas de trabajo debería traducirse automáticamente en un incremento de los niveles de productividad, o al menos en el mantenimiento de los mismos registros acoplados a la actual jornada de 40 horas semanales.

No en vano, el debate en torno a la semana laboral de cuatro días que se ha mantenido durante 2022, seguirá dando que hablar en el presente año en nuestro país por las varias iniciativas que se están llevando a cabo. Cabe recordar que mientras el Gobierno ha abierto una convocatoria de subvenciones, dirigida a pymes del sector industrial que recorten al menos un 10% de su jornada y mantengan el salario de las plantillas durante dos años, en la Comunidad Valenciana ya se ha puesto en marcha una prueba de 32 horas semanales, para evaluar su impacto en tres grandes áreas: la salud y el bienestar, la emergencia climática y la economía. También el gobierno vasco también está contemplando la posibilidad de implantar una iniciativa similar.