La sequía de electricistas amenaza con cortocircuitar la nueva economía
La transición hacia nuevas fuentes de energía y la electrificación de los procesos productivos ha disparado la demanda de estos profesionales
El despegue de la nueva economía se topa con el déficit de talento

El déficit de profesionales electricistas es un problema que viene de largo y que no es exclusivo de España, pero que se ha intensificado y se ha vuelto mucho más preocupante a medida que las necesidades de la nueva economía, muy ligada a la electrificación, ... se van intensificando. El programa europeo de movilidad de trabajadores EURopean Employment Services (EURES) detalla cuáles son las ocupaciones donde las compañías tienen dificultad para encontrar mano de obra. Según este ranking, hasta 16 países presentan carencia de estos perfiles.
Se cifra en más de 70.000 electricistas los que se precisan en España para satisfacer las demandas laborales de energéticas y constructoras, pero también del transporte, la sanidad o el ocio. Incluso se habla de 120.000 en 2050. La electrificación de la economía corre el riesgo de ralentizarse mientras, en cambio, crece la dedicación a empleos relacionados con la inteligencia artificial.
Según el Instituto Nacional de Estadística, los trabajadores especializados en electricidad y electrotecnología el pasado año eran 373.800, número insuficiente para el sector. Además, más del 40% de los empleados tienen más de 50 años, lo que subraya la necesidad urgente de formar nuevos profesionales.
El buscador Talent.com muestra que el salario promedio en España es de 21.995 euros al año, 1.833 euros al mes. Los cargos de nivel inicial empiezan con un ingreso de 19.355 euros anuales, mientras que profesionales más experimentados pueden alcanzar ingresos de hasta 27.500 euros.
Situación preocupante
Ángel Bonet, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Instalaciones Eléctricas y Telecomunicaciones de Madrid (Apiem), explica que «la situación es francamente preocupante, las empresas intentan contratar a personal que están trabajando en otras compañías». «A los chavales que hacen Formación Profesional se los rifan. No han terminado los estudios y ya están fichados», añade. Indica Bonet que hay muchas obras que «no se pueden acometer por falta de personal», lo que implica no estar en disposición de cumplir con compromisos y plazos.
«Tenemos una falta tremenda de instaladores —relata—. A Madrid no están llegando ni trabajadores ni empresas y eso que hay trabajo. La falta de profesionales provoca además la enorme dificultad de conseguir un electricista para que haga una reparación en el hogar».
Apuesta el presidente de Apiem por relanzar la Formación Profesional, «siempre denostada», a medio plazo. Y para ahora mismo cree que se debe llegar «a acuerdos con otros países que disponen de profesionales con buena formación». Expone además que influye negativamente «el absentismo laboral».
Este déficit de profesionales se manifiesta en el día a día y se hace aún más evidente en situaciones excepcionales. La catástrofe de la dana motivó el desplazamiento solidario de miembros de Apiem para colaborar de manera altruista para la reconstrucción. Sin embargo, a día de hoy se ha detectado falta de personal para las reparaciones eléctricas de las zonas devastadas, corrobora Bonet.
Carencias acumuladas
Alberto Martínez Reguero, Country Business Director en Bosch Power Tools, estima que «el déficit de profesionales electricistas en España merece atención, aunque también hay que poner el foco en otros sectores donde ocurre lo mismo, como es el caso de la construcción y las energías renovables».
La transición hacia nuevas fuentes de energía y la electrificación de la industria han incrementado la necesidad de profesionales cualificados en electricidad. Por eso, apunta Martínez Reguero, «se necesita que la oferta crezca al mismo ritmo». «Si el mercado creciera un 5%, por ejemplo, la demanda para instaladores sería aún mayor por las carencias que tenemos acumuladas», añade.
Desde Bosch Power Tools identifican el perfil del profesional electricista «como un especialista altamente cualificado». «La inversión en calidad y prestaciones para proteger al operario y garantizar las instalaciones es una tendencia europea; las normativas y el tipo de trabajo en sí mismo suman para que así sea», asegura. Por eso los profesionales «valoran innovaciones para sus tareas de detección e instalación como, por ejemplo, sistemas con antirrotación a través de sensores para reducir posibles lesiones».
Sostiene Martínez Reguero que «en España, la enseñanza dual tiene menos protagonismo que en Alemania, donde este sistema de formación, entre los que se incluye la rama de electricista, tiene más tradición y peso». «Se trata de una educación dual que combina teoría con formación práctica en empresas. Desde Bosch, apoyamos esta formación y somos miembros de la Alianza por la FP Dual», asevera.
Ramón Roy, vocal de Educación y responsable de Profesorado de Amits, Asociación de Maestros Industriales y Técnicos Superiores, en cambio, opina que la transformación de la formación profesional en dual «no sirve para crear un conjunto de electricistas que se crean su profesión».
«Antes el estudiante estaba primero cinco años y luego dos formándose. Ahora, será menos de un año y no es positivo para electricistas, como para el resto de las profesiones técnicas industriales. Era muy importante tener una buena base en la formación para luego en la empresa poder desarrollarse y ampliar conocimientos», sentencia.
«Desde Amits —dice— pensamos que el Ministerio de Educación se ha equivocado con la legislación. Y creeremos que en algún momento rectificará. De lo contrario, nos vamos a quedar sin electricistas, sin mecánicos y sin nada».
Más del 40% de estos profesionales superan los 50 años, lo que subraya la urgencia del relevo
Sobre la situación del sector, afirma que «hasta hace no mucho los técnicos y especialistas de otros países suplían la falta de profesionales en España; pero la guerra de Ucrania ha pasado factura». Roy también ejerce como docente de Formación Profesional y relata su experiencia: «La gente no estudia electricidad, mecánica o automoción. Estas profesiones no inspiran. La FP mantiene el estigma».
Amits considera que hay que cambiar la estrategia en la formación profesional y así lo detalla su vocal de Educación y Profesorado. «Una de las razones por las que una persona estudiaba antes electricidad era por continuar con la profesión de su padre. Tampoco los sueldos que se cobran resultan atractivos para una responsabilidad muy grande», describe. La solución, para Roy, sería «una formación profesional de tres años, con centros que funcionen como universidades de ciencias aplicadas».
Escasez de docentes
Juan Carlos Bondia García, vicepresidente de la Asociación Red de Profesorado Técnico de Formación Profesional, indica que «en la mayoría de las comunidades autónomas no hay profesores suficientes para dar clases». Propone para confirmar el dato poner en Google «difícil cobertura y electricista»: «Salen unos cuantos centros donde no hay profesores». «Sin duda se basa en la mala gestión política. Hace unos años, un titulado superior de FP o un FP2 que estudiaba electricidad podía dar clases de electricidad, sobre todo en los módulos prácticos. Hoy no. Se precisa un grado universitario de electricidad o de un listado muy largo de titulaciones que poco tienen que ver con esta materia», comenta Bondia. «Exigir un grado universitario para impartir clases de electricidad o electrónica choca con la realidad: quien acaba una carrera no se siente tentado para dar clases, porque puede ganar mucho más dinero en cualquier empresa», recalca.
Propone la asociación para paliar el déficit de profesores la ampliación de las titulaciones equivalentes a efectos docentes, mejora de las condiciones laborales y salariales de todo el profesorado, convalidación del máster de educación si se tiene 2 años de experiencia en la docencia y la ampliación de las horas de los módulos prácticos que se realizan en el centro educativo (entre un 20% y 50%).
Y para atraer más alumnos a la formación profesional, Bondia reclama más orientación: «Se tiene que informar a partir de segundo de la ESO, al alumno, a las familias, sobre los oficios que tienen salida profesional, algunos con altas remuneraciones en la industria».
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