El sector termosolar se tiñe con los nubarrones de la incertidumbre
El fracaso del decreto antiapagones y la falta de garantías regulatorias frenan una energía clave para la descarbonización industrial y el almacenamiento
La grieta del desperdicio en el sistema energético se agiganta en el sector renovable
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Iniciar sesiónPor la industria termosolar española pasan grandes nubarrones. Sin garantías regulatorias que atraigan inversiones, y tras el rechazo del Congreso de los Diputados al decreto antiapagones, que podía haber sido una palanca para reactivar la implementación de este tipo de instalaciones dentro de nuestras ... fronteras, se está poniendo en riesgo la rentabilidad de las centrales termosolares que tenemos hoy día en el país y frenando la construcción de otras nuevas. Un parón para una tecnología que es puramente 'made in Spain' y en la que nuestras empresas han sido pioneras y líderes a nivel mundial durante años. Ahora, además esta posición privilegiada se ve amenazada por China que está desplegando una gran capacidad solar térmica, como también se denomina a esta tecnología.
Con el agravante de que tras el apagón de abril y en un momento de elevada penetración de renovables en el sistema eléctrico (y más que vendrán en los próximos años), la termosolar ofrece una serie de ventajas muy útiles y necesarias ante ese escenario. Esta tecnología consiste en grandes campos de espejos (colectores) que captan la luz del sol y la concentran en un punto para calentar un fluido con el que producir vapor para mover una turbina y generar electricidad. Por tanto, se trata de una energía limpia. Y además gestionable porque todo ese calor se puede almacenar en distintos fluidos o en sales fundidas para generar electricidad (o calor) durante la noche, cuando no luce el astro rey. Es decir, que la solar térmica garantiza también el suministro. Y ofrece potencia síncrona y por tanto estabilidad a la red, como ahora lo están haciendo en el 'modo reforzado' desde el apagón los ciclos combinados de gas y la nuclear. Por si fuera poco, es una candidata ideal para descarbonizar la industria, sobre todo en aquellos procesos que se requiere vapor y agua a altas temperaturas, por ejemplo en el secado de papel, o en la pasteurización de la leche.
49 plantas
Hoy día contamos con 49 centrales en operación que fueron construidas entre 2008 y 2013, cuando existía el marco retributivo de subvenciones para impulsar las renovables. Al desaparecer en 2014 estos incentivos, ya no se construyeron más termosolares. Y fue entonces cuando nuestras empresas (contamos con toda la cadena de valor) salieron a instalar centrales solares térmicas por todo el planeta.
El gran apagón ilumina una nueva era en el almacenamiento para autoconsumo
María José Pérez-BarcoTras un periodo de frenazo, el interés en estas soluciones como tecnología de respaldo ante posibles fallos en la red se reactiva, especialmente en la industria
En total, son 2.300 MW de potencia instalada. Pero el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) quiere llegar a 4.800 MW en 2030. Para conseguirlo, «necesitamos construir otras 49 plantas», asegura Óscar Balseiro, secretario general de Protermosolar (Asociación Española para la Promoción de la Industria Termosolar). «La construcción de una de estas centrales -afirma- dura entre 3 y 4 años. Vamos muy justos de tiempo».
Se podría alcanzar ese objetivo si antes se llevarán a cabo una serie de cambios normativos que garantizaran la rentabilidad de estas inversiones, ahora mismo desalentadas. Se da la circunstancia de que la termosolar, a pesar de ser una energía limpia, no es considerada renovable cuando hay que parar tecnologías por exceso de generación de electricidad. «Cuando hay saturación en la red, la regulación recoge un orden de prioridad para parar: primero las centrales fósiles, luego la termosolar y después el resto de renovables. Es injustificable que una tecnología renovable pare antes que el resto. Somos un comodín», explica Balseiro. «Por otro lado -continúa-, estamos obligados a funcionar durante un número de horas determinadas al año. Pero no se reconoce que nos obligan a parar. Y si no cumplimos las horas que se han estipulado nos penalizan», Balseiro.
Según datos de Protermosolar, en lo que va de este año la termosolar ha parado casi un 15% de todas las horas que debía estar operativa. En 2024, fue el 10%. Y esto también tiene unos costes en la rentabilidad de las plantas. «La prioridad es que la red eléctrica se redimensione para admitir todas las renovables. Mientras no se reconfigure el sistema, cualquier proyecto renovable no va a poder funcionar lo que se esperaba para ser rentable», considera.
Almacenamiento
Una de las fortalezas de la termosolar es que puede almacenar energía (calor) para producir electricidad durante la noche o en días nublados. El 40% de las plantas que tenemos en España cuentan con esta solución y tienen una capacidad de almacenamiento térmico entre 7 y 9 horas. «Algunas incluso hasta 10 y 12 horas, cuando las baterías llegan a 3-4 horas. Generamos el 75% de la energía durante el día y el 25% durante la noche. Llevamos diez años testeando nuestra tecnología, sabemos cómo va a reaccionar. Y las baterías son unas soluciones totalmente nuevas», afirma Balseiro.
Es la gran ventaja de la termosolar como también expone Guillermo Zaragoza, director de la Plataforma Solar de Almería, un centro de I+D en termosolar. «Al producir de noche -dice- está al mismo nivel que la nuclear y las centrales de ciclo combinado, que se utilizan como respaldo y para dar estabilidad a la red. Podrían incluir más almacenamiento cuando hace falta inyectar electricidad ante un aumento de la demanda. Y serían mucho más competitivas».
Pero la regulación presenta en este capítulo también un contrasentido: «Existe una penalización: los ingresos nuevos que se obtienen por almacenamiento se tiene que restar de los ingresos totales de la planta. Por tanto, no se obtiene rentabilidad por almacenar. Hay mucho interés por poner almacenamiento en las centrales que no lo tienen y ampliar en las que sí existe, pero no se va a invertir si no hay ingresos», destaca Balseiro.
El decreto antiapagones salvaba algunas de estas situaciones. «Facilitaba y reforzaba el almacenamiento energético y es ahí donde esperaba la industria termosolar tener más posibilidades de crecimiento al ser una generación eléctrica más flexible. La termosolar no deja de ser una gran batería para generar energía cuando más hace falta», afirma Claudio Escarpenter, socio del Sector de la Energía de la consultora BIP Iberia.
Además de revisar el marco regulatorio para alentar la inversión, los expertos coinciden en que realizar subastas exclusivas para esta tecnología contribuiría a su implementación en el país. «Hoy el Gobierno saca subastas donde compiten todas las renovables. Gana la tecnología que cueste menor precio y suele ser la fotovoltaica. La solar térmica sigue siendo cara, aproximadamente unos 70 euros MWh cuando la fotovoltaica está en 35 euros. Si no se convocan subastas específicas para esta tecnología va a ser difícil construir nuevas plantas», expone Escarpenter. Aún así, «hay interés de inversores en desarrollar esta tecnología», asegura.
La amenaza china
Y eso pone en riesgo el liderazgo de la industria termosolar española a nivel global, que ha sido pionera en desarrollar este tipo de centrales renovables. «Todavía podemos argumentar que nuestras empresas conservan cierto liderazgo, pero si no se celebran subastas con garantías regulatorias atractivas para el sector, China nos va a adelantar», cree Guillermo Zaragoza. El gigante asiático «ha generado su cadena de valor y ahora son líderes tecnológicos de concentración solar para producción de electricidad», afirma Miguel Frasquet, uno de los fundadores y CEO de Solatom, una empresa valenciana que fabrica calderas solares para producir vapor en el sector industrial.
Y eso puede suponer una gran pérdida: «Esta tecnología no necesita materiales críticos de terceros países. Es una tecnología desarrollada en España, tenemos capacidad tecnológica y toda la cadena de valor es nacional y local. El coste de la operación de las plantas revierte aquí».
Donde la termosolar con almacenamiento puede tener un gran impacto es en la descarbonización de la industria. Uno de estas tecnologías (hay cuatro) es la solar térmica de concentración (CSP, por sus siglás en inglés) que emplea diversos tipos de captores solares para concentrar la radiación solar y producir calor a altas temperaturas. Un sistema muy interesante para procesos que requieren agua caliente y vapor. Por ejemplo, en procesos de pasteurización o esterilización en la industria alimentaria, para el secado de papel, para la síntesis química de fertilizantes y plásticos, o para el refinado metalúrgico o para generar energía térmica para refrigerar o calefactar en sectores como el hotelero o el farmacéutico... «Hay un mercado y lo seguirá habiendo porque la industria tiene la obligación de descarbonizarse», cree Claudio Escarpenter.
Centrales destacadas
Uno de los máximos exponentes de la aplicación de la termosolar en la industria son dos de las fábricas de Heineken en España. «La energía térmica es indispensable y de alta demanda en las fases iniciales de cocción, pasteurización y esterilización de la cerveza. Hemos encontrado un gran aliado en la energía termosolar: una fuente de calor 100% renovable e ilimitada. Esta tecnología nos ha permitido avanzar considerablemente en nuestro objetivo de elaborar todas nuestras cervezas, cider y tinto de verano con energías 100% renovables antes de finales de este año», indica Carmen Ponce, directora de Asuntos Corporativos de Heineken España.
La planta de Sevilla (construida en colaboración con Engie) cuenta con una potencia instalada de 30 MW térmicos y con una capacidad de almacenamiento de 68 MWh. Tiene 43.414 metros cuadrados de espejos y tecnología termosolar CSP (Concentrated Solar Power). «Es la mayor de uso industrial en Europa. Está diseñada para reducir más de un 60% el consumo de gas fósil de la fábrica de cerveza, lo que se traduce en una disminución de nuestra huella de carbono en casi 7.000 toneladas de CO2e al año», dice Carmen Ponce.
La planta de Quart de Poblet (Valencia) es la más grande del mundo con la tecnología Fresnel (concentra la radiación solar a lo largo de una línea de espejos que son cilindro parabólicos), tiene una potencia instalada de 4 MW térmicos y un almacenamiento de 1,5 MWh. «Estas plantas nos permiten descarbonizar de manera efectiva la energía térmica, imprescindible en los procesos cerveceros y tradicionalmente dependiente de combustibles fósiles», asegura Carmen Ponce
Solatom fue la empresa que desarrolló la tecnología de la planta termosolar de Heineken en Quart de Poblet. Fabrica lo que denomina 'calderas solares', que generan calor en forma de vapor, agua caliente y aceite térmico para aplicaciones industriales. Realmente utilizan la tecnología solar térmica de concentración. «Hemos patentado nuestros colectores que captan la radiación del sol y calientan un fluido, el que pida la fábrica, para producir vapor que inyectamos directamente en los procesos industriales que lo necesitan. Trabajamos a temperaturas más bajas (entre 180 y 220ºC) que las termosolares que producen electricidad (400ºC). Nuestro equipo hace la misma función que las calderas convencionales de combustibles fósiles, que es producir vapor o agua a alta temperatura pero con energía solar», cuenta Miguel Frasquet.
Reducción de costes
Todos los elementos del sistema de Solatom son 'made in Spain'. Su solución puede reducir el consumo de gas entre un 10 y 15%, e incluso llegar al 50 y 60%, como ocurre en las centrales que han construido en México. «Depende de la ubicación de la planta, del espacio disponible para instalar los espejos y del perfil de la demanda. En España contamos con la mejor radiación solar de Europa. La termosolar es renovable pero necesita mucho espacio, hay casos en que puede ser una solución espectacular pero en otros no, por ejemplo en una fábrica de un polígono industrial con poco espacio en el norte de Europa», comenta Frasquet.
Solatom cuenta con otra sede en México y plantas por medio mundo: Australia, Chile Marruecos, Colombia Estados Unidos... No siempre son proyectos tan espectaculares como los de Heineken, una empresa con suficiente músculo financiero para llevar a cabo estas instalaciones. De hecho, Frasquet explica que en este modelo de negocio la industria «no necesita hacer la inversión para construir la planta. Lo hacen fondos de inversión interesados en este tipo de proyectos. La fábrica solo paga por el kilo de vapor renovable que consume de la instalación... Eso sí, se compromete con un contrato a 15 o 20 años a pagar un precio determinado por la energía», explica Frasquet.
La Plataforma Solar de Almería es un referente en innovación en el mundo de la termosolar. Fue fundada en 1981 por la Agencia Internacional de la Energía, con la participación de una docena de países para desarrollar esta tecnología. Al final, por diversos avatares, hoy es un centro de I+D totalmente españos integrado en el Ciemat (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas).
Un centro de ensayo
En su sede se encuentran todas las tecnologías termosolares existentes. «Las empresas ensayan aquí soluciones que mejoramos. Investigamos nuevos materiales que soporten mejor los inclemencias del tiempo, que se ensucien menos. Ensayamos captores para calor de proceso, usamos inteligencia artificial para operar, probamos hibridaciones de termosolar con fotovoltaica o con eólica, probamos combustibles solares, materiales para hornos solares que llegan a alcanzar mil grados centígrados de temperatura, necesarios en algunos procesos industriales....», expone Guillermo Zaragoza.
Sirva una anécdota que cuenta el director de la Plataforma Solar de Almería para percibir el nivel de innovación que se desarrolla: las placas cerámicas que cubrían y protegía al transbordador europeo Hermes para su reentrada a la atmósfera se probaron en los hornos solares de este centro de innovación a finales de los ochenta.
Todavía la industria termosolar española cuenta con más que suficiente 'background' para liderar su posición a nivel global, siempre y cuando se despejen los nubarrones.
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