El sector de la alimentación infantil da el estirón innovador

Tal y como señala Miguel Sáenz de Pipaón Marcos, médico y profesor asociado del departamento de Pediatría en la Universidad Autónoma de Madrid, se sabe que hay factores en el ambiente en el que vivimos que tienen efecto en nuestra salud más adelante. «Dentro del ambiente, la nutrición es lo que se puede modular más fácilmente y un cambio puede tener repercusión a corto y a largo plazo», indica el especialista. Recuerda también que dicho ambiente en el crecimiento hasta los 2 años influye en la aparición de enfermedades como la diabetes, hipertensión o enfermedades mentales, entre otras.

En las universidades se están llevando a cabo proyectos de investigación a través de los cuales se estudia el efecto que la alimentación de los niños tiene en su salud. «Nosotros estamos participando en un estudio mediante el cual analizamos el consumo de leche de cabra versus la leche de vaca, y su efecto en la piel atópica infantil, una enfermedad que afecta al 30% de la población de niños», explica Sáenz. Indica que existe además una interrelación entre la genética y la nutrición y que «los nutrientes que necesitan los niños probablemente no sean los mismos que los necesiten las niñas».

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Según el último informe anual de alimentación de Mercasa, referente al 2022, se considera que un niño español consume alrededor de 44 kilos de potitos y comidas infantiles al año. Además, se estima que su consumo de harinas y papillas ronda los 34 kilos anuales, a los que habría que añadir unos 30 litros de leches infantiles. El consumo de zumos infantiles sigue siendo todavía poco importante. «El mercado total de alimentos infantiles en la distribución alimentaria durante el pasado año se acercó a las 56.000 toneladas y los 225 millones de euros. Los productos listos para tomar (potitos, postres lácteos, galletas, papillas líquidas y zumos) aportan más del 50% del valor total de estos alimentos y después se sitúan las leches infantiles y los cereales», puede leerse en el documento.

Precisamente la relación de la alimentación con las enfermedades está en el origen de Smileat, empresa española líder en alimentación infantil ecológica. Alberto Jiménez, cofundador y socio, se empezó a interesar por los ingredientes de todos los alimentos que adquiría, especialmente cuando nació su sobrino, y acabó por fundar la compañía con su amigo de infancia Javier. «En 2015 sacamos la gama de tarrito de cristal, salado y dulce y ahora tenemos 45 productos», cuenta Jiménez. No esconde que ha sido difícil, se han encontrado con complicaciones, entre ellas que la materia prima es siempre diferente. Pero están muy satisfechos del resultado.

«Los padres están hoy más informados y al nacer menos niños cuentan con mayor renta disponible para su alimentación», resalta el socio de Smileat, quien indica también que finalmente «los padres han aprendido a renunciar a un sabor explosivo para un niño» en busca de la calidad.

En esta firma la innovación tiene un peso muy importante, «trabajamos con centros de tecnología expertos en productos que queremos lanzar», resalta Alberto Jiménez. Entre sus productos más novedosos están los polvos de fruto secos que los padres puede añadir a los yogures o papillas. De esta forma, se ayuda a evitar alergias futuras a los frutos secos a la vez que se evitan los atragantamientos. Se han encontrado con el apoyo de un consumidor que aprecia la calidad de los productos, «similar a lo que ellos pueden hacer en casa, pero les falta tiempo». Después de facturar 7,8 millones el año pasado esperan llegar a los 13 millones este año. A la vez que van consolidando su marca siguen trabajando en nuevos productos, como pueden ser los cereales sin azúcar y las chucherías que solo contienen fruta.

Roots Mindfoodness, cuya empresa matriz es Clavo Food Factory, comenzó a investigar en la alimentación de los bebés con el fin de estar capacitada en la preparación de cualquier plato muy exigente. «Nos dimos cuenta de que se pasaba del puré hecho en casa al tarrito comprado en un supermercado. No había nada intermedio y así nace el proyecto de Roots Mindfoodness», explica Nico Lara, CEO de esta startup que está respaldada por la empresa matriz.

Ofrecen una gama de productos con recetas elaboradas por nutricionistas, ingredientes ecológicos y sin aditivos. «Son bolsas preparadas, con los ingredientes hervidos y bien conservados, que sirven para hacer un puré o comerlos así», explica Nico Lara, CEO de esta startup. En estas bolsitas, llamadas Papis, están proporcionalmente las verduras, el pollo, la carne o el pescado. Tras esta primera experiencia optaron por lanzar también los Alphys, tápers diarios, listos para comer y elaborados por nutricionistas. «Es un producto de calidad, ofrecemos a los padres alternativas para comidas y cenas equilibradas», dice el CEO.

La innovación está ayudando al sector a conseguir que las fórmulas de inicio imiten a la leche materna, que es el patrón oro. Si bien las marcas insisten en que lo mejor para los primeros meses del bebé es la lactancia, trabajan para dar el mejor producto posible cuando se debe recurrir a la fórmula. Se han ido incorporando algunos elementos como son los prebióticos y los oligosacáridos de origen materno y se busca hacer productos más naturales.

Desde ANDI recuerdan que se trata de una industria muy exigente porque no pueden utilizar muchos aditivos que están permitidos en otro tipo de alimentación, no pueden usar ni edulcorantes ni colorantes, y los límites son más estrictos, «es una alimentación mucho más garantista. Tenemos que asegurar que podemos cubrir sus necesidades dentro de un marco legislativo estricto», indica esta asociación.

En el mundo de la alimentación infantil la innovación ha estado siempre muy presente, tal y como se puede ver en la empresa española Laboratorios Ordesa, que cumple este año 80 años de existencia. «La innovación constante de nuestros productos, tanto en composición como en formatos e indicaciones; la investigación a la que dedicamos importantes recursos y se realiza de la mano de universidades y centros públicos y privados, y la calidad» son los tres pilares básicos de la firma para posicionarse como referencia en un mercado muy competitivo, resalta Alicia Santamaría Orleans, Scientific Marketing Manager de Pediatría de Laboratorios Ordesa.

La inversión en I+D+i representa alrededor de un 3% de la facturación total de la compañía, y «contamos con más de 200 proyectos de investigación en activo, de los cuales una base muy importante está dedicada a la investigación de ingredientes innovadores y diferenciales», indica Santamaría. El año pasado recibieron el galardón de Producto del Año a la Innovación en la categoría de Leches infantiles con Blemil 2 Optimum ProTech. Son muestras de cómo la innovación y la apuesta por las fórmulas sostenibles y saludables se han convertido en el plato fuerte de este sector.