Si les robamos, se van
El Impuesto de Patrimonio, que es en general el más injusto, abusivo y extractivo de los impuestos, en tanto que te obliga a pagar por algo que ya pagaste, continúa siendo un manifiesto desincentivo
Clamor contra Port Aventura
Madrid
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Iniciar sesiónAtraer talento y retenerlo es el objetivo de cualquier país avanzado. Barcelona es amable por el clima, por los museos, por los restaurantes, por la masa crítica, por la tradición emprendedora. Pero tenemos un entorno jurídico muy mejorable y la fiscalidad es una falta ... de respeto a la inteligencia creativa.
Con el nuevo proyecto ley de Startups pagas los impuestos de tus opciones sobre acciones cuando las vendes, se rebaja el impuesto a la prima a los gestores de capital riesgo por haber sido excelente en la detección e inversión en estas empresas y permite a los extranjeros que vienen a trabajar en el sector tributar durante 5 años a un máximo del 24%. Son avances interesantes y hay que reconocer que haya sido un gobierno socialista quien haya tenido la valentía de proponerlos.
Pero el Impuesto de Patrimonio, que es en general el más injusto, abusivo y extractivo de los impuestos, en tanto que te obliga a pagar por algo que ya pagaste, continúa siendo un manifiesto desincentivo. Tampoco se entiende que un país con un problema de paro como España no aproveche esta ley para favorecer la contratación rebajando la carga de la Seguridad Social. Lo mismo que se ha hecho con los científicos podría hacerse con los jóvenes emprendedores. Si quieres crear empleos, no los castigues con cargas adicionales.
El comunismo secuestra a su gente con muros, policía secreta y muerte. El capitalismo la seduce con felicidad, talento y creación de riqueza. Por causa de sus impuestos estatales, muchos inversores están abandonando California para irse a Austin, Miami o el norte de Nevada. Y si es menor la distancia entre Barcelona y Moscú que entre San Francisco y Miami, imagínate entre Barcelona o Madrid y Portugal, que es donde muchos se están marchando para poder revertir sus ganancias en la creación de más empresas, y por lo tanto de más talento, de más puestos de trabajo y más riqueza.
Barcelona corre el riesgo de perder su liderazgo europeo en este sector, tan consolidado que ni se vio afectado por el proceso independentista, pero sí por la abrasiva fiscalidad, en contraste con las bonificaciones del 100% del impuesto de Patrimonio en Madrid y Andalucía. El intento de igualar por detrás la presión fiscal en todas las autonomías es claramente inconstitucional, pero entre que se aplique y se anule, España perderá un tiempo precioso y a muchos inversores; y concretamente Barcelona lo poco que le queda -pero que es mucho- de vigor económico mundial.
Sin talento no hay valor añadido y nos quejamos de ser un país de playa y chiringuito. Casi cuarenta años después de que Ferran Adrià llegara a El Bulli, y tras más de 10 de que cerrara, España ha descubierto que la alta gastronomía -una vez más, talento que atrae talento- genera un turismo más interesante, que gasta más y mejor, y ensucia y molesta menos, que el de sol y borrachera. Aunque el descubrimiento llega tarde, no hay que despreciar el progreso. Si queremos ser algo más que un país de constructores y paletas -cosa que se dice con inaceptable desprecio- un buen paso en la correcta dirección sería no recibir a navajazos a los genios que vienen a vernos ni expulsar a los que ya tenemos.
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