La revolución del 5G no termina de recortar las distancias entre realidad y expectativas
A pesar de los avances en su despliegue, esta tecnología aún tiene deberes pendientes para materializar todo su potencial disruptivo para la conectividad
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Las redes privadas 5G se consolidan como opción para ofrecer más rapidez y fiabilidad
El despliegue del 5G forma parte del podio de desarrollos tecnológicos del siglo XXI, como 'savia' de telecomunicaciones que abarca desde nuestro 'smartphone' a la industria, los servicios, las 'smart cities', etc. Un desarrollo tan complejo que, lógicamente, está sujeto a matices, incluso en ... un país, como España, que cuenta con una red de fibra óptica líder en el contexto internacional. Y a consideraciones semánticas, con conceptos como 'stand alone' o 'latencia' que asoman, salen a nuestro encuentro, más allá de los textos científicos.
En este contexto, Imdea Networks (instituto adscrito a la Comunidad de Madrid) ha publicado recientemente un estudio liderado por la Northeastern University y en el que ha participado (junto a instituciones como, entre otras, TU Berlin, la Universidad de Oporto, el Politécnico de Turín o Hewlett Packard Labs), que midió el rendimiento en varias ciudades de Europa y Norteamérica. Conclusión: «El 5G está ampliamente desplegado en los grandes núcleos urbanos, pero sus beneficios no siempre se traducen en una experiencia mejor que la del 4G».
Claudio Fiandrino, profesor asistente en IMDEA Networks, señala cómo «el rendimiento medido (tasas de descarga/carga) es mayor en 5G que en 4G; lo que muestran nuestras mediciones y otros informes es que la latencia (el retraso de ida y vuelta experimentado por un solo paquete de datos), a menudo no es consistentemente mejor que 4G».
Añade un ejemplo para avanzar en la explicación: Si lo comparamos con el tráfico ferroviario, 5G puede entregar muchos más bits por segundo (trenes más grandes/más vagones), mientras que el tiempo de viaje por paquete (cómo de rápido puede llegar un solo pasajero a la siguiente estación) depende de diferentes opciones de diseño y de dónde se encuentran las funciones críticas».
Cuestión, por lo tanto, de matices, en un entorno en el que los especialistas destacan cómo en nuestros dispositivos, y en algunos casos, vemos el icono '5G' cuando, en realidad, la base real es 4G (la GSMA, asociación mundial que representa a los operadores de telefonía móvil y empresas del ecosistema móvil, dio luz verde hace años a esta consideración). Entorno en el que las siglas NSA (Non Stand Alone) indican que la red se apoya en 4G, mientras que el SA (Stand Alone) apunta al desempeño independiente del 5G (ruta hacia lo que nos dirigimos, con los primeros apuntes de desarrollo comercial de 6G previstos hacia 2030).
«El despliegue independiente (SA) sigue siendo (añade Fiandrino) parcial: las estimaciones de los proveedores/sectores indican que la cobertura 5G 'pura' (SA completa) es sustancialmente inferior a la cobertura general de 5G: una estimación sitúa la cobertura 5G SA cerca del 56% de la población (con expectativas de aumentar en los próximos años), y los operadores están anunciando despliegues de SA de varios años». La cobertura, sin duda, está creciendo «pero SA (la configuración necesaria para una baja latencia constante y funciones avanzadas) aún se está implementando. Hay que tener en cuenta que las implementaciones de SA comenzaron después de nuestra campaña de medición».
La banda de espectro, la densidad de despliegue o el uso de la 'nube' y del 'edge computing' ('computación en el borde', otro de los prodigios tecnológicos potenciados en el siglo XXI) forman parte de este universo de variables en el que la ubicación geográfica, la orografía, resultan esenciales en muchos casos. Y en el que, con el 6G en primer tiempo de saludo, es necesario optimizar tanto inversiones como procedimientos en 5G para reducir al máximo el 'ruido' en este aspecto de las telecomunicaciones, para que la implementación se oriente a un rendimiento cada vez mayor, mejor.
«Una de las razones por las que el 5G (apunta Luis Miguel Chapinal, decano del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Telecomunicación-COITT) no ha sido una tecnología disruptiva para el gran público, comparada con la llegada de tecnologías anteriores, ha sido debido al alto despliegue de fibra que existe en nuestro país, siendo de los mejores del mundo, en el que el 95% por ciento de los hogares y edificios (tiempo en el que pasamos el 80% de nuestras vidas) están conectados con fibra, a la que añadiendo un router con wifi 6, que facilita la mayoría de las operadoras, se puede disponer en interiores de velocidades similares e incluso superiores a las del 5G, sin gastos adicionales en consumo de datos».
A partir de esta base, el decano considera que las operadoras se enfrentan al desafío de «realizar importantes inversiones en redes 5G para el gran público, influidas por el retorno y monetización a los precios de los planes existentes hoy en día, quedaría muy comprometida. Por ello, el 5G en nuestro país estaría destinado a desarrollarse en aplicaciones relacionadas con el mundo privado/empresarial o industrial donde el potencial de su capacidad sí sería un diferencial con respecto a otras tecnologías, facilitando la rentabilidad de las inversiones».
Nueva economía
Mientras tanto, la Estrategia Digital Europea (Digital Decade-Digital Compass 2030) cuenta con objetivos como que todas las zonas pobladas en la UE estén cubiertas con 5G para 2030 (con fondos europeos destinados a subvenciones a despliegues en zonas rurales o despobladas) y el desarrollo de corredores transfronterizos de 5G en transportes (carreteras, ferrocarriles, vías navegables interiores) para respaldo de movilidad conectada y automatizada. Y herramientas como el 5G Security Toolbox para velar por la seguridad de las redes.
En el caso del gobierno español, la cobertura 5G móvil alcanza en España al 96% de la población y se triplica en zonas rurales, como indicó el ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López, en la presentación del Informe de Cobertura de Banda Ancha 2024 (el estudio señala cómo desde junio 2023 a junio de 2024, la cobertura 5G en el ámbito rural se ha incrementado 11 puntos porcentuales, con un 80% en la actualidad). «España es líder en conectividad en Europa, y para ello, la colaboración público-privada ha sido clave. Alemania cuenta con una excelente cobertura 5G, pero, en algunas zonas de Baviera, en 2024 aún no llegaban al 20% de cobertura».
Eduard Martín, CIO de la Fundación Mobile World Capital Barcelona (MWC), comenta, por su parte, la labor desarrollada por la institución en este sentido, «formamos parte del Observatorio Nacional 5G durante muchos años, con 28 pilotos (2018-22), contribuyendo al despliegue en España (con la baza de una gran infraestructura de fibra óptica). Un cometido que depende de administraciones públicas y operadores (deben ver viables operaciones en este sentido), que no se puede comparar con el de países como China o Corea del Sur, más avanzados en 5GSA (por su forma de proceder), sujeto a las oportunidades de negocio».
Los esperados progresos en esta tecnología deben avanzar, en opinión de Martín «para contribuir a la nueva economía, al ámbito industrial, con beneficios clarísimos en casos como el del vehículo autónomo, y en el que habrá que acertar en la transición de la obsolescencia de equipos de 4G a las nuevas propuestas».
En este escenario, Telefónica comenzó a desplegar 5G en España con la puesta en marcha de más de 60 pilotos con clientes reales en enero de 2018 con la iniciativa Ciudades Tecnológicas 5G, y en 2020 lanzó el 5G comercial con una cobertura del 78%. Y son conscientes de la vigencia del desafío 4G-5G: «Afianzamos la capilaridad de la red (señalan desde la compañía) al ofrecerla en la práctica totalidad del territorio, desde grandes ciudades con miles de habitantes y las principales vías de comunicación hasta poblaciones medianas y pequeñas localidades rurales con decenas de vecinos».
Añaden, además, cómo «se ha activado el 5G Stand Alone (SA) en todos los municipios que cuentan con 5G de la operadora, ya sea a través de la banda de 700 MHz, de la de 3.500 MHz o en ambas. Esta tecnología es de especial interés para las empresas, ya que permite facilitar la implantación de funcionalidades como el 'network slicing' o el 'edge computing', que son de gran relevancia en sectores como la industria o la logística (puertos o transporte por carretera) y en servicios públicos como la atención al ciudadano ('smart cities').
Físico y virtual
El contexto nacional pasa, por lo tanto, por una mejor adecuación a lo esperado por este tipo de servicios, que no solo deben cubrir espacios físicos y virtuales, sino ofrecer las prestaciones correspondientes a lo prometido por esta disrupción tecnológica. Un inmenso campo de juego en el que también aparecen las llamadas 'neutral hosts', infraestructuras de comunicación compartidas para múltiples operadores de red.
Como destaca Andrew Conway, director de Soluciones e Innovación de Boldyn Networks: «Aunque observaciones como la del estudio de la Northeastern University y en el que ha participado Imdea Networks reflejan desafíos en algunos despliegues públicos, las redes privadas 5G están diseñadas para superar estas limitaciones, ofreciendo mayor velocidad, fiabilidad y control».
Conway destaca, por último, cómo «desde minas subterráneas y proyectos de ciudades inteligentes en Sunderland hasta 'hospitales inteligentes', nuestras implantaciones superan constantemente al 4G en latencia, seguridad y eficiencia operativa». Una conectividad sin congestiones, con latencia ultrabaja, con seguridad… el ámbito sobre el que recae el reto de avanzar en la implantación y desarrollo del 5G, uno de los indudables facilitadores de progreso en la economía del siglo XXI.