La rehabilitación médica encuentra su mejor aliado en la industria robótica

El dr. Eloy Opisso, ingeniero industrial y doctor en Ingeniería Biomédica por la Universidad Politécnica de Cataluña, señala cómo en estos centros se tratan más de 6.000 personas al año, y cómo el 'neurofeedback' «ha mejorado sensiblemente, aunque queda tiempo, en torno a unos 10 años, para que haya una cierta 'democratización' de esta tecnología». Mientras tanto, ya se pueden ver ejemplos de robótica asistencial, como en los casos de productos de apoyo a domicilio (para extremidades inferiores, tercer brazo en silla de ruedas...). Opisso también destaca la importancia del trabajo multidisciplinar entre diversos tipos de ingeniería y medicina y fisioterapia, además de la importancia de tecnologías como inteligencia artificial, 'machine learning' y la sensorización «para conseguir, por ejemplo, progresar en la interpretación de señales biológicas, bioeléctricas, del cerebro, para restituir mapas motores, personalizar tratamientos...». Horizonte en el que, incluso, se puede hacer cada vez más eficiente el denominado 'lazo cerrado' en el que toda la información permita que se pueda actuar de forma autónoma.

Otra referencia, nacional e internacional es Gogoa, con casos como los sistemas robóticos Hank y Belk Juantxu Martín, cofundador y director técnico de esta 'spinoff' del CSIC, predica con el ejemplo con un perfil multidiscipinar (a sus estudios de Ingeniería Industrial se unen los de Psicología y Economía), y destaca cómo a la labor de I+D+i se une la asistencia: «En dos centros (Vizcaya y Guipúzcoa), contamos con fisioterapeutas y expertos en tecnología». Su desarrollo tecnológico ha ido más allá, al llegar a estimular, en los diferentes grados de incidencia, los tobillos.

Mientras llega la adopción más generalizada («hacen falta, sin duda, inversiones muy altas… pero hay que valorar el valor de la movilidad, todo lo que se ahorraría si reducimos plazos en este sentido»), en Gogoa han recibido, además, propuestas de índole empresarial (del sector de la automoción). «Es una aplicación (señala Martín), dentro del sector industrial, para el apoyo con cargas pesadas, causa directa de los trastornos músculo-esqueléticos, primera causa de baja laboral».

Como destaca la dra. Carolina De Miguel, presidenta de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef), «el desarrollo tecnológico y los avances sobre neuroplasticidad y aprendizaje motor facilitan la incorporación de la robótica en el ámbito de la neurorrehabilitación, en la faceta de la investigación y en las aplicaciones clínicas. Empiezan a aparecer en los Servicios de Rehabilitación como novedosos y potentes elementos terapéuticos que están cambiando el paradigma de la rehabilitación». Un ejemplo de ello es el trabajo de centros como los de las Hermanas Hospitalarias, que ya emplean robots para el miembro superior, realidad virtual y exoesqueletos para la rehabilitación del daño cerebral, discapacidad intelectual y otras discapacidades, como el robot Diego (para mano, brazo y hombro) en la Unidad de Daño Cerebral del centro Benito Menni de Valladolid.

Extremadura es una de las comunidades que más destacan, con la Unidad de Rehabilitación del Hospital Perpetuo Socorro de Badajoz y su Unidad de Terapia Robótica con más de 600 pacientes al año. «Se trata (señalan desde la consejería de Sanidad) de dispositivos para pacientes con daño cerebral sobrevenido, y para los derivados de la atención temprana, niños y niñas con retraso en el desarrollo psicomotor. Trabajo mecánico, y también de estimulación del cerebro a través de la realidad virtual».

Otra referencia es el Hospital Clínico Universitario de Valladolid, que dispone de plataforma robótica usada para las artoplastias, la más completa de España, que reduce el dolor, los días de ingreso y la rehabilitación. Y el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, toda una referencia, que cuenta, por ejemplo, con un robot híbrido (proyecto Tailor), desarrollado con financiación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional y la Agencia Estatal de Investigación. Gracias a proyectos como este, la neuroprótesis modular (técnica de estimulación eléctrica funcional) se integra en un exoesqueleto (de nombre Able), y aprovecha la recogida y análisis de datos.

En Toledo también han acogido un destacado ejemplo de robótica social, una forma de apoyo cada vez más utilizada, ya probada en 2021 gracias a la empresa española Inrobics, creada como 'spinoff' del departamento de Informática de la Universidad Carlos III de Madrid. Su CEO y fundador José Carlos Pulido apunta cómo la integración de Robótica Social e Inteligencia Artificial hicieron que «Inrobics Rehab, nuestro primer producto comercial, facilitase un servicio de rehabilitación personalizada, empática y flexible, mejorando la efectividad y acceso del tratamiento a través de las tecnologías más innovadoras».

Con iniciativas, como esta, Inrobics participa en diferentes segmentos del ámbito clínico y sociosanitario, como clínicas de rehabilitación, residencias, centros de día y hospitales, asociaciones y fundaciones. «Robic, nuestro co-terapeuta robótico inteligente (comenta Pulido), ya ayuda a mejorar la rehabilitación de los pacientes de grandes centros. Su diseño de producto permite que la tecnología pueda aplicarse no sólo al ámbito clínico, sino al sector educativo o el de cuidado y bienestar, tanto en España como en otros países. De hecho, países como la India y EE.UU. han mostrado un gran interés en esta solución».