«A unas nos han reducido las horas y a otras las han despedido»

Estas últimas han ganado sueldo y más derechos, pero su trabajo ahora es más inestable, sobre todo las que trabajan de internas en una vivienda. «A unas les han bajado las horas y a otras las han despedido», dice Elisa, una trabajadora del hogar que a principios de año ganaba más de 1.000 euros por seis horas de trabajo a la semana (además de las cotizaciones correspondientes), hasta que su familia le redujo una hora de trabajo para seguir manteniendo sus servicios y vio mermado su sueldo. No se queja, porque asegura que al menos mantiene su empleo, lo que no ha ocurrido con algunas de sus compañeras. «Hay familias que han prescindido de ayuda en casa porque dicen que no pueden pagar tanto», explica Elisa, quien dice conocer también casos de trabajadoras que han pasado a la economía sumergida.

Contratar a una empleada del hogar se ha convertido en un lujo para muchas familias. «En los últimos años he tenido que pagar por ir a trabajar. No es viable una subida del 54% en seis años», asegura Carla, empleadora. Señala que a primeros de 2024, con la última subida del SMI (del 5%), tuvo que rebajar el horario a la ocupada que tiene en casa. «No es viable -dice- pagar casi 1.500 euros entre el sueldo y la Seguridad Social». Lo que le ocurre a Carla se agrava en el caso de pensionistas que necesitan cuidadores, pero no alcanzan a poder pagar la factura.

A todas estas cargas se unen las nuevas exigencias para los que contraten una empleada para trabajar en su domicilio. Una nueva norma puesta en marcha por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que les obliga a reforzar los derechos de sus empleadas en actividades relacionadas con la prevención y frente a situaciones de violencia y acoso en el hogar, incluida la sexual y por orientación de género.

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La Asociación Española de Servicios Profesionales y Domésticos (Aespd) ha reclamado al Gobierno que apoye a las familias para que contraten, tras augurar que el descalabro de afiliación continuará. «No parece tener remedio -dicen- de no haber ninguna medida que incentive las contrataciones, a través de medidas que incrementen tanto las bonificaciones de la Seguridad Social, como las desgravaciones fiscales». Llevan años alertando de la economía sumergida, tras recordar que el colectivo tiene uno de los niveles más elevados.

El del campo es otro de los sectores afectados de lleno por el alza del SMI. Juan José Álvarez, secretario de organización de Asaja, tilda la subida acumulada por el indicador en los últimos años de «desorbitada» tras recordar que los costes ya están asfixiando al sector primario en unos años de crisis de rentabilidad, de materias primas y de una climatología adversa que le ha dejado tocado.

El dirigente empresarial también explica que se sigue dando la contradicción de que, pese a los incrementos del SMI, el campo sigue teniendo falta de mano de obra, lo que achaca a los subsidios. «Es más rentable cobrarlos que trabajar», señala. Recuerda la poca sensibilidad que tuvo la reforma laboral de Yolanda Díaz con el sector agrícola y el gran impacto que puede tener el recorte de la jornada hasta 37,5 horas sin recorte salarial.