Una receta de innovación abierta para fortalecer a la industria farmacéutica
La unión de grandes empresas, startups y centros de investigación públicos y privados se ha convertido en una eficaz respuesta a los retos en I+D del sector
La irrupción de la IA da otra dimensión a la industria biotecnológica

La innovación abierta se ha consolidado en los últimos años como un elemento diferencial para el crecimiento de la industria farmacéutica. Conscientes de las limitaciones de la I+D interna, las empresas van abandonando la idea de que el progreso es una carrera en solitario y ... apuestan por las sinergias con agentes de fuera de la casa, tanto públicos como privados, como palanca de competitividad en un entorno cada vez más globalizado y en permanente transformación. Ágiles startups, universidades, hospitales o centros de investigación son algunos de los compañeros de viaje con los que embarcarse en la búsqueda de nuevos tratamientos o medicamentos que contribuyan a mejorar la calidad de vida de las personas. Es una estrategia que se aplica a multitud de desafíos sanitarios, pero con un denominador común: ser un 'win-win' para las partes implicadas.
En la explosión de los proyectos que abogan por la suma de fuerzas tuvo mucho que ver la Iniciativa de Medicamentos Innovadores (renombrada como Iniciativa de Salud Innovadora), nacida en 2008 y financiada a partes iguales por la Comisión Europea y la Federación Europea de Asociaciones de la Industria Farmacéutica, cuyo propósito era facilitar el contacto entre los investigadores y las compañías farmacéuticas para avanzar en las etapas más decisivas de la I+D.
En España, un programa decisivo fue Farma-Biotech, impulsado por Farmaindustria en 2011 con el objetivo de estrechar lazos entre investigadores preclínicos de startups 'biotech', hospitales y centros de investigación (públicos y privados) con las farmacéuticas capaces de asumir el desarrollo clínico de nuevos fármacos. Desde su puesta en marcha, la iniciativa ha presentado más de 150 proyectos a la industria farmacéutica de entre unos 900 recibidos, con el área terapéutica de oncología a la cabeza, seguida del sistema nervioso central.
Amelia Martín Uranga, directora de investigación de Farmaindustria, considera que nuestro país ha hecho grandes avances a la hora de estrechar los vínculos entre ambos mundos. «Desde lo público se están dando pasos hacia adelante gracias a entidades como la Oficina de Innovación de la Agencia Española del Medicamento, la Oficina de Transferencia de Conocimiento del Centro de Investigación Biomédica en Red y la plataforma ITEMAS del Instituto de Salud Carlos III, la actuación que realiza en innovación abierta el CSIC… además, la mayoría de compañías farmacéuticas tienen programas específicos de innovación abierta», explica.
Quienes participan en ellos disfrutan de ventajas como el acceso a conocimientos que, de otro modo, serían complicados, y la posibilidad de recorrer juntos las fases requeridas hasta que el nuevo medicamento se pone a la venta. «Es un proceso muy largo, costoso (una media de 2.500 millones de euros invertidos) y arriesgado, ya que las tasas de fracaso son altas», comenta Martín Uranga, que piensa que en nuestro país cada vez hay más conciencia a favor de la investigación traslacional, es decir, de los mecanismos que conectan la investigación básica con la práctica clínica. A pesar de que la transferencia es una de las históricas asignaturas pendientes españolas, la experta ve elementos positivos. «Medidas como el Perte para la Salud de Vanguardia ponen el acento en ello, la colaboración público-privada ocupa una presencia creciente en las agendas políticas, contamos con buenos organismos gestores como el CDTI o la Agencia Estatal de Investigación, somos un referente internacional en ensayos clínicos...», menciona.
Aunque reconoce que el capital riesgo en España aún está por detrás del de geografías como Reino Unido o Alemania, cree que estamos en un «momento óptimo» para que los actores del sector público y privado trabajen de la mano en un proyecto país de investigación traslacional. El propio Informe Draghi, que recoge recomendaciones para que Europa recupere terreno frente a otras regiones, incluye un capítulo dedicado a la industria farmacéutica, en el que para fortalecer la competitividad, propone, entre otras medidas, que «aparte de simplificar la organización y gestión de los ensayos clínicos multicéntricos en la UE o maximizar el impacto del Espacio Europeo de Datos de Salud, se desarrollen alianzas internacionales estratégicas», repasa Martín Uranga
En territorio nacional, una iniciativa exitosa, a su juicio, es Cáncer Innova, en la que están involucradas las farmacéuticas Janssen y Lilly, la Fundación Kærtor, la Fundación Científica de la Asociación Española contra el Cáncer y la Agencia Gallega de Innovación.
Piezas del puzle
Un nuevo paradigma basado en la cooperación se abre paso para abordar los desafíos de salud de la sociedad. Recientemente, GSK ha lanzando Gate2Health, un programa de innovación abierta que, en palabras de Jorge Pou, director de Innovación y Aceleración Comercial de GSK España, tiene por objetivo «colaborar con el sistema sanitario en la identificación, desarrollo e implementación de soluciones innovadoras que contribuyan a resolver retos reales del propio sistema». «Hablamos, por ejemplo, de aplicar inteligencia artificial para mejorar el diagnóstico precoz de enfermedades complejas o de soluciones que permiten la monitorización remota de pacientes crónicos, contribuyendo a reducir complicaciones y hospitalizaciones», detalla.
Las entidades que conforman el programa funcionan como las piezas de un engranaje bien engrasado. «Las sociedades científicas y asociaciones de pacientes nos ayudan a definir necesidades clínicas reales, garantizando que los retos lanzados respondan a problemas relevantes y no resueltos. Además, contamos con socios tecnológicos, como startups, corporaciones y centros de investigación, que aportan el 'know-how' técnico necesario para explorar soluciones innovadoras viables y sostenibles en el tiempo», comienza por señalar. De cara a la futura implementación de las soluciones en contextos sanitarios reales, forman parte de Gate2Health tanto hospitales privados como redes de innovación del sistema sanitario público, que colaboran en la validación y establecimiento posterior. «También contamos con agentes de otros sectores, como el deporte o la educación, que amplían nuestra visión sobre cómo abordar los retos en salud desde una perspectiva más preventiva y holística», dice. Unas alianzas que generan multitud de sinergias beneficiosas.

Jorge Pou resalta que «la tecnología, cuando se desarrolla de forma colaborativa, puede ayudar a mejorar la productividad de los profesionales sanitarios, apoyar la sostenibilidad del sistema y, sobre todo, mejorar los diagnósticos, la prevención, la adherencia y los resultados en salud». Gate2Healt, concluye, es una forma concreta de activar ese cambio desde España, con vocación global.
La compañía también estableció en 2024 su 'partnership' con EIT Health, del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT), un organismo de la UE enfocado en fomentar una transformación sostenible del sistema y del que forman parte hospitales, servicios regionales de salud, la Plataforma de Asociaciones de Pacientes…
Almirall es otro botón de muestra del interés de la industria por tejer alianzas con actores externos en materia de I+D. En 2023 lanzó Almirall Innovation Hub The Hive, un ecosistema de innovación colaborativa que reúne a científicos de la compañía con los de empresas biotecnológicas, startups y entidades académicas. «La convivencia en un mismo espacio facilita el flujo bidireccional de conocimiento, acelera la validación de nuevas tecnologías y permite abordar desafíos científicos desde perspectivas complementarias. En definitiva, fortalece nuestra capacidad de generar soluciones innovadoras que mejoren la vida de los pacientes», expone Marc Soriano, R&D Project Portfolio Partnership Excellence, Executive Director en Almirall.
Uno de los principales retos que la firma ha afrontado, según Soriano, ha sido «adaptar la infraestructura de nuestro centro de I+D en Sant Feliu de Llobregat para acoger de forma efectiva a empresas externas manteniendo los más altos estándares de investigación, seguridad y cumplimiento normativo». ¿Cómo lo superaron? «Con una inversión sostenida en modernización de instalaciones y mediante una gestión integral del espacio para fomentar una mayor innovación».
El equipo de la gallega SunRock Biopharma, con experiencia previa en el sector biotecnológico, se desmarcó desde el nacimiento de la firma en 2014 de los modelos tradicionales, en los que «para mantenerse a la vanguardia hay que comprar aparatos de última generación y formar a los trabajadores en tecnologías que quedan obsoletas en relativamente poco tiempo», para abrazar la innovación abierta, que le permite acceder a los mejores servicios sin necesidad de tener una estructura grande, indica su manager, Juan Buela.
La plantilla de esta empresa especializada en el área de la inmunoterapia oncológica, de hecho, se compone de solo nueve personas, que diseñan el camino hasta llevar un medicamento al paciente final y deciden la entidad que realiza cada actividad. «Para las pruebas de concepto solemos recurrir a universidades y centros de investigación, mientras que en las fases críticas entran en acción las CRO y CMO», comenta. De esta forma, contratan al mayor especialista en su campo para un trabajo puntual.

Ahora, está desarrollando un anticuerpo para tratar la enfermedad inflamatoria intestinal (espera que llegue a los ensayos con humanos a principios de 2027) y en el proyecto participan entidades de todo el mundo. «El anticuerpo en sí se lo licenciamos a una universidad japonesa, lo humanizamos con la Universidad de Stuttgart, lo testamos en España, lo producimos en China y lo vamos a validar clínicamente tanto en nuestro país como en Europa del Este», precisa. Buela destaca las dos principales ventajas de esta filosofía: «El control del gasto, ya que solo dedicas dinero a aquello útil e importante para desarrollar tu producto y la optimización de resultados, ya que eliminas la dependencia de tu 'expertise' interno y puedes contratar a los mejores».
Cuando echaron a rodar, la gente pensó que estaban locos, pero más de una década después, Buela saca pecho. «En 2023 licenciamos una línea de anticuerpos tumorales a la suiza Debiopharm. Es una demostración de que, con una estructura pequeña y unos gastos controlados, se puede hacer ciencia de primerísimo nivel», presume orgulloso.
Dentro de las compañías comprometidas con la innovación abierta hay que cuidar ciertos aspectos para obtener resultados fructíferos. Sergio Cortés, Chief Digital, Data & AI Officer de Ferrer, los resume así: «Los mayores desafíos para implementar y gestionar con éxito la innovación abierta en una farmacéutica como esta incluyen la integración de diferentes culturas organizativas y la gestión adecuada de la propiedad intelectual». Además, defiende que es vital «asegurar que las colaboraciones se alineen con los valores y objetivos de nuestra compañía, como la sostenibilidad, el uso humano de la tecnología y, en fin último, una vocación activista por la justicia social y el impacto positivo en la sociedad». Superar estos retos «ha requerido un aprendizaje constante y una comunicación efectiva entre todos los actores involucrados».

Ferrer ha apostado por poner foco organizativo y estratégico en las capacidades que la digitalización, el dato y la inteligencia artificial están impulsando a la compañía. «Desde el mismo comité de dirección, estos equipos se encargan de explorar los diferentes mecanismos de innovación abierta tecnológica y cuál es su encaje en la organización», apunta Cortés. «Estamos desplegando –prosigue– centros de conocimiento en esas competencias que se relacionan con los diferentes ecosistemas de talento tecnológico a través de diversos vehículos de colaboración que van desde alianzas estratégicas de partenariado, hasta colaboraciones más puntuales en diferentes formatos, como 'call-for-ideas', 'hackathons', y programas más amplios de innovación abierta». Un ejemplo es Ferrer Living Lab donde conectan, colaboran e innovan con actores relevantes del sistema sanitario español. El futuro de la industria pasa por la suma de fuerzas.
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