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El poder del 'big data' marca el ritmo de la nueva revolución industrial
A la espera del desembarco de la IA, las factorías españolas han dado en la última década un gran salto modernizador impulsado por la competitividad de los datos y los sistemas conectados
Las fábricas 4.0 visualizan ya el futuro del metaverso
Charo Barroso
El peso de la industria en el PIB es del 15,31%. Son tiempos de incertidumbre para vislumbrar su desarrollo. Las cifras mandan y estas indican que la actividad industrial en España se redujo en octubre y registró la peor cifra de 2023, (47, ... 7 puntos, inferior a los 50 puntos, valor que marca el límite entre el crecimiento y el decrecimiento), según el índice PMI de la consultora S&P Global, que imputa a la baja demanda y a los altos precios de producción los motivos de este descenso. También han caído la tasa del Índice de Producción Industrial, los precios industriales (IPRI) y la cifra de negocio.
El contexto y las circunstancias no pueden hacer olvidar la necesidad de cambios estructurales, que en la industria española se centran en las implicaciones de la IA, la autonomía estratégica, la sostenibilidad, la digitalización y la innovación, los pilares de lo que algunos llaman la «nueva revolución industrial». Para acelerar esta transición, que debe ser verde al tiempo que digital, se han diseñado distintos Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación de la Economía (Perte).
Tarea compleja
Álvaro López, líder de Investigación de la Cátedra de Industria Conectada en la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE, estima que la industria ha sabido reinventarse gracias al cambio de foco: «La industria se ha reinventado, porque ahora mismo opera sobre la base de los datos de su producción y si puede también de su contacto con los clientes. Podemos decir que el cambio que ha habido desde 2015 está centrado en operar sobre la base de los datos. No lo está haciendo todo el mundo, porque es una tarea muy compleja con muchísimas aristas».
Gemelos digitales que arman vehículos 'cero defectos'
Laura Montero CarreteroUn proyecto colaborativo está explorando todas las posibilidades que esta tecnología abre en los procesos de producción de la industria del motor
Para David Sánchez, director de Industria y Movilidad de Tecnalia, la clave está en la disrupción tecnológica: «La velocidad y la frecuencia son cada vez mayores, cada vez hay más cambios, que ocurren más rápido y tienen implicaciones en el negocio de las compañías. La industria tiene un panorama muchísimo más complejo que antes y debe acertar con las decisiones estratégicas que le den ventaja competitiva». El desarrollo del 'big data' y la inteligencia artificial constituye uno de los desafíos más importantes de la industria, según Sánchez: «Queda muchísimo por hacer en términos de aplicar la IA de una manera transformadora, con gemelos digitales que produzcan beneficio».
Digitalización e innovación van de la mano. «La industria está bien posicionada -señala Sánchez-, sobre todo en la esfera de la digitalización, pero queda mucho por adoptar. Llevamos una década hablando de la industria 4.0. La realidad es que ya hay muchas soluciones implantadas en términos de monitorización digital, de máquinas absolutamente conectadas, con sistemas que permiten interactuar con clientes y proveedores a nivel de cadena de valor».
Innovación
«En España -relata el líder de Investigación de la Cátedra de Industria Conectada en la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE- llevamos 30 años intentando en todas las estructuras hacer investigación, innovación en la mayoría de las empresas. Y ahora después de la pandemia, todo el mundo quiere hacer innovación y hay fondos. Pero no hay gente para innovar lo que queremos». La falta de talento, de mano de obra cualificada, es una queja recurrente de los departamentos de Recursos Humanos.
El pequeño tamaño de las empresas españolas es otro lastre para el avance. «Salvo las pymes digitales -sostiene López- que lo llevan en el ADN, los sectores más tradicionales tienen muchos problemas. Por eso se están dando iniciativas para crear ecosistemas que las doten de recursos porque las pymes no se digitalizan igual que las grandes empresas». Las pymes, salvo en el caso de startups, no pueden abordar investigaciones ambiciosas, lo que repercute en la dificultad para ser competitivas y para conectar con mercados extranjeros.
Flexibilidad
La flexibilidad es otra de las características que se exige a la industria que quiera estar al día: «Se requieren -indica David Sánchez- medios productivos capaces de realizar varias y distintas operaciones en el día. Me refiero a máquinas, a robots, a elementos de logística, a cabezales, a un montón de elementos que forman parte de una factoría. Se trata de implementar el concepto de producción fluida, dinámica, eficiente…». En este sentido, Álvaro López cree que «es necesario aumentar al máximo la agilidad y la flexibilidad para adaptarse a los cambios disruptivos en la cadena y en el mercado».
Los distintos ámbitos de la industria tienen una evolución particular. Por ejemplo, en la industria farmacéutica, un sector muy regulado, es más complicado introducir cambios. En otras, el ritmo de su desarrollo resulta palpable, como la industria de automoción, con alta sofisticación tecnológica; el mundo energético, muy digitalizado, así como sus redes de distribución; la industria aeronáutica…
Nuevo patrón
Uno de los sectores que está experimentando mayores cambios es el textil. «Somos el origen de la industria y llevamos toda la vida reinventándonos en función de las crisis energéticas y las crisis económicas», dice Josep Maria Mestres, presidente de la Confederación de la Industria Textil (Texfor). «Para encarar el futuro, y hablo de Europa más que de España, se tiene que formar un 'lobby' y apostar por una industria conjunta frente a otros mercados, como los chinos o los americanos, con el objetivo de ser competitivos», añade.
Para Mestres, los puntos fuertes son «la alta calidad de producción, la posición de vanguardia, el diseño y las marcas (Europa cuenta con marcas potentes, tanto en textil como en confección)». «Somos líderes -asegura- en segmentos de alto valor añadido, tenemos mayor experiencia, sobre todo en negocios basados en la reutilización y en el reciclaje, en definitiva en la circularidad, que se está potenciando como un eje fundamental. Solo necesitamos certidumbre de que vamos a contar con un abastecimiento seguro de energía».
Sobre innovación, Mestres afirma que las capacidades se concentran en determinados países de la UE, pero aboga por la conveniencia de que «no haya distintas velocidades». Aparte de invertir en digitalización, expresa que es necesario realizar «una campaña de marketing positiva para que las iniciativas lleguen a los consumidores. El objetivo de configurar una industria sostenible es objetivo principal del sector, que procura reglamentaciones para afectar lo menos posible al entorno. Por ello buscan la utilización de productos que no sean nocivos, por ejemplo en los tintes.
Competencia asiática
Frente a ese compromiso, otros países de Asia obvian el respeto al medio ambiente, declara Mestres: «Europa es muy consciente de ello, y en cambio hay otros países que no tanto. Aquí estamos intentando ser 'más papistas que el Papa'. Es una frase hecha, pero cierta. Estamos realizando una importante inversión económica, también en recursos humanos, pero tenemos que protegernos. No puede ser que hagamos importantes inversiones para que luego por la puerta de atrás se nos cuelen todo tipo de prendas y todo tipo de tejidos que no cumplan con la reglamentación de aquí».
El pasaporte digital textil, que se introducirá el próximo año, ayudará a proporcionar transparencia y trazabilidad al incluir datos sobre la composición de la materia prima, su fabricación y transporte.
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