La pesca toma el asfalto con los agricultores: «Las políticas de la Unión Europea nos están hundiendo»

«Nos unimos para visibilizar las quejas del sector en su conjunto, sobre todo hacia las políticas de la Unión Europea, obsesionadas con el medio ambiente, que están hundiendo al sector primario en su conjunto, incluyendo por supuesto a los pescadores», explicaba el secretario general de la Confederación Española de Pesca (Cepesca), Javier Garat, al pie de la manifestación. «La gente estaba tan cabreada y tan frustrada que han respondido rápidamente, y han venido desde varios puertos del Mediterráneo, Galicia, Asturias, Cádiz... de toda España», describía.

A su lado, el presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores, Basilio Otero, resumía que sus reclamaciones se centran en «la deriva burocrática medioambientalista radical que está llevando a cabo la UE y que nos está llevando a que no haya relevos, porque los armadores no quieren que sus hijos sigan así por la pesca, por un lado, y también en la igualdad de condiciones sobre los productos importados de terceros países, que se les pida lo mismo que a nosotros», apuntaba Otero, que añadía: «Pedimos de cara a las próximas elecciones europeas haya un cambio en los comisionados, y haya uno de agricultura y pesca, que engloba al sector primario, y no estar con el de medio ambiente como hasta ahora».

Entre estos manifestantes del sector pesquero estaba también el patrón mayor de la cofradía de Portosín (La Coruña), Isaac Gaciño: «El mismo problema que tienen los agricultores con sus productos nosotros lo tenemos igual, y hay que luchar por eso. Esperemos que con esta manifestación, donde hay tanta gente, que se nos escuche y nuestras demandas se oigan en Europa», contaba. Dedicados al pescado azul (sardina, jurel, anchoa) los trabajadores de este puerto llegaron el domingo a la capital para participar en la manifestación: «Las cuotas de pesca son insuficientes», demandaba Gaciño.

Las pequeñas pescaderías, representadas por Fedepesca, también se han sumado a las protestas: «Demandamos exactamente lo mismo que el campo. Somos pequeños y nos asfixia con exigencias normativas que no podemos cumplir. Se está creando una economía para multinacionales, debemos ser capaces de mejorar y no estamos en contra de hacerlo, pero con exigencias que tengan sentido», señalaba su directora general, María Luisa Álvarez.

Más de 1.000 bocadillos de calamares han repartido estas patronales entre los asistentes a la protesta, la mayoría de ellos agricultores y ganaderos llegados de todas las comunidades españolas.

Así, cuando no se ha cumplido ni una semana desde que medio millar de tractores tomaran Madrid para sumarse a las protestas del campo, este lunes han vuelto los agricultores a la capital convocados por COAG, Asaja y UPA, las organizaciones agrarias interlocutoras del Gobierno, con motivo de la reunión de los ministros de Agricultura en Bruselas. A los agricultores que se han manifestado, que se han contado por miles, se han unido un centenar de tractores –los autorizados por Delegación de Gobierno–, que han salido a las 9 de la mañana desde Arganda del Rey y se han dirigido al Ministerio de Agricultura para acudir con los manifestantes hasta la Oficina del Parlamento Europeo, en el Paseo de la Castellana.

«Tengo la esperanza de que las reivindicaciones que se han puesto encima de la mesa son más de razonables, y espero que por fin empiece a adaptarse la legislación a la realidad del campo, hasta ahora se ha hecho al revés. Espero resultados positivos», apuntaba el secretario general de COAG, Miguel Padilla, en conversación con ABC. Muy cerca de él estaba el presidente de Asaja, Pedro Barato: «La burocracia está matando al campo», ha denunciado: «Si me exigen unas condiciones, a los demás también», ha dicho, en relación a la demanda de las cláusulas espejo.

Durante la manifestación, a la que se ha unido por primera vez el sector pesquero, se han visto banderas de todas las comunidades autónomas. En las pancartas, mensajes que apelaban al futuro del sector: «Nuestro fin será vuestra hambre», se leía en una; «Jóvenes con ilusión en peligro de extinción», recogía otra.