Las pensiones de jubilación tratan mejor a quienes menos años trabajan, según Fedea

La organización apunta la necesidad de revalorizar las prestaciones por debajo del IPC para sostener el sistema

El gasto en pensiones subirá 8.000 millones con las 400.000 jubilaciones de 2026

Una dependienta en una tienda. EP

La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) calcula que los ciudadanos que trabajan menos años reciben una pensión de jubilación proporcionalmente mejor de la que perciben quienes tienen vidas laborales más amplias. Es una de las «inequidades» que Fedea ha detectado en el ... sistema, tras descontar los complementos de solidaridad y la influencia de la distinta esperanza de vida de hombres y mujeres, incluidas en su informe 'Una visión actuarial del sistema de pensiones de español jubilación'.

En términos generales se cobran pensiones de jubilación un 12% mejores de lo que se ha cotizado a lo largo de toda la carrera laboral. Esta conclusión, medida por la tasa interna de rendimiento (TIR) está por encima del crecimiento económico observado en los últimos 40 años, lo que indicaría «insostenibilidad de fondo o estructural en el sistema».

Ahora bien, según los expertos de Fedea, la insostenibilidad es aún más evidente si la comparación se realiza con el crecimiento económico que estima el 'Ageing Report' para el futuro, ya que, en este caso, el exceso de TIR contributivo se sitúa en 1,4 puntos y el exceso de pensiones sobre cotizaciones en el 25%.

Estas conclusiones coinciden con las advertencias lanzadas antes del verano por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), en cuyo informe tras el primer examen de las pensiones indicaba que son las carreras laborales cortas de las mujeres o las pensiones mínimas las que consiguen una pensión proporcionalmente mejor tratada que las de carreras largas, por ejemplo.

Reformas necesarias

Frente a esta insostenibilidad de fondo detectada, desde Fedea han indicado que hay «diversas» maneras de afrontarla. Una de ellas, confiar en que el crecimiento económico a largo plazo sea superior al observado históricamente y se sitúe en torno al 2,6%, lo cual permitiría cubrir la brecha de insostenibilidad y, mientras tanto, sería necesario utilizar transferencias del Estado para compensar el desequilibrio entre cotizaciones y pensiones contributivas. Por recordar, cada año la Seguridad Social percibe unos 50.000 millones de euros en fondos extraordinarios para poder pagar las pensiones, a cuenta de la deuda pública.

Para los expertos de Fedea, esta es la opción políticamente elegida tras la recomendación del Pacto de Toledo, lo que corre el riesgo de aumentar la deuda del Estado o los impuestos si el uso de transferencias del Estado para equilibrar el sistema de pensiones se convierte en una «política permanente». Hasta ahora, la deuda de la Seguridad Social alcanza los 126.000 millones de euros, récord histórico.

De hecho, el 'think tank' indica en su estudio que «la sostenibilidad del sistema público de pensiones no es ajena a la sostenibilidad del conjunto de las finanzas públicas. Las transferencias del Estado para pagar conceptos no contributivos del gasto en pensiones es algo lógico dado el objetivo redistributivo de este tipo de partidas. Es más dudoso, desde un punto de vista de coherencia, utilizar transferencias financiadas con impuestos generales para pagar pensiones contributivas. No se discute la legitimidad de este tipo de práctica, dado que nada impide que las pensiones contributivas se paguen con impuestos, pero sí su coherencia«, ha apuntado.

En esta línea, para los expertos de Fedea, utilizar impuestos para pagar pensiones contributivas puede generar agravios comparativos entre trabajadores. Además, las transferencias para pagar gastos contributivos suponen un traslado del déficit de una parte de las administraciones públicas, la Seguridad Social, a otra, la Administración General del Estado.

Con estos antecedentes, desde Fedea han planteado acometer nuevas reformas en lugar de aumentar las transferencias del Estado, entre ellas, revalorizar las pensiones por debajo del IPC, aumentar el tipo de cotización para aumentar los ingresos contributivos o cambiar la escala de asignación del porcentaje por años cotizado.

Otras propuestas pasan por aumentar la edad ordinaria de jubilación, bien vinculando esos aumentos a la evolución de la esperanza de vida a los 67 años o bien con cambios puntuales, y aumentar el periodo de cálculo de la base reguladora a toda la vida laboral. A partir de 2026 entra en vigor una nueva parte de la última reforma de las pensiones por la que aumenta el número de años que la Seguridad Social tiene en cuenta para calcular la pensión de jubilación, más allá de los 25 años más pegados a la edad legal de retiro, pudiendo elegir las mejores etapas laborales para evitar las lagunas como el desempleo.

Además, desde Fedea han indicado que para lograr una equidad contributiva y actuarial, tanto intra como intergeneracional, se debería ir a un sistema de cuentas nocionales. Sin embargo, ante la dificultad política para consensuar esta medida proponen asignar el mismo porcentaje por año cotizado y tener en cuenta toda la vida laboral para calcular la base reguladora.

En esta línea, han indicado que una alternativa a estos cambios paramétricos, a medio camino con el sistema de cuentas nocionales, sería calcular un único indicador de esfuerzo contributivo en lugar de los dos actuales (base reguladora y años cotizados).

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