Los pasos adelante pendientes para sellar la revolución verde

«La excelente situación geográfica de España, sus abundantes recursos renovables y la capacidad técnica y humana de las compañías energéticas está propiciando que sea uno de los países que a nivel global están liderando la transición energética», resalta Marta Sánchez Álvarez, socia responsable de Estrategia y Consultoría para el sector de Energía de EY. Y señala tres ejes de este cambio de modelo. Por un lado, el desarrollo de generación de electricidad con fuentes renovables (hoy día el 62% de la potencia instalada es renovable), «para desplazar a la generación térmica con carbón y poco a poco ir reduciendo la generación con gas natural», explica Sánchez. Por otro, la apuesta por la generación y distribución de gases renovables, fundamentalmente H2 y biometano, «para sustituir paulatinamente al gas natural y permitir la descarbonización total de clientes residenciales, industria y transporte», continúa. Y además, en el caso de los hidrocarburos, «apostar también por las moléculas verdes, desarrollando la industria de los biocombustibles», añade.

José Ignacio Linares, director de la Cátedra Fundación Repsol de Transición Energética en Comillas-ICAI, valora el impulso dado en España para esta transición pero cree que «no se tiene totalmente en cuenta la tecnología o las soluciones tecnológicas que existen. A su juicio, se identifica la transición energética solo como el «movimiento hacia las energías renovables pero no es la única viable. Se descarta la energía nuclear, estamos abocados a su cierre cuando en otros países lo están revisando. Nos cierran oportunidades», resalta. Considera también que se ha reaccionado tarde para tomar medidas que den respuesta al llamado trilema energético (seguridad de suministro, equidad social y mitigación del impacto ambiental) al que prefiere denominar trinomio energético.

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España, al igual que el conjunto de Estados miembros de la UE, sigue siendo un país con necesidad de importación energética extranjera. Una dependencia que se revela especialmente grave en momentos como el comienzo de la guerra en Ucrania. «No obstante, gracias al desarrollo renovable de los últimos años, su localización geográfica y capacidad de regasificación de gas natural licuado ha tomado un papel más relevante en esta crisis energética», recuerda Marta Sánchez Álvarez.

Respecto al gas natural, indica que, si bien sus niveles de importación tan sólo han incrementado un 7% en 2022 respecto al año anterior, el origen y estado del gas sí que ha cambiado drásticamente. En cuanto a la electricidad, gracias a la potencia renovable de España y a los diversos problemas de los países vecinos, el saldo de importación-exportación también ha sufrido un cambio significativo, «pasando de un saldo en 2021 de +1,5TWh de importación de electricidad a un saldo en 2022 de -19,9TWh de exportación, y que se ha seguido manteniendo en 2023, con unos niveles actuales de -11,8 TWh de exportación de electricidad», resalta. El objetivo en estos próximos años es que España vaya incrementando su capacidad nacional, y reduciendo sus índices de dependencia energética exterior, hasta llegar al objetivo del 51% de dependencia en 2030, fijado con la reciente actualización del Pniec 2023-2030, que incrementa la cifra de inversión en redes hasta los 52.920 millones. «Parece insuficiente esta cifra para poder materializar toda la infraestructura renovable necesaria, más con la cantidad de proyectos renovables esperando a que se inicien los previstos concursos para tramitar el acceso y conexión», indica la socia responsable de Estrategia y Consultoría para el sector de Energía de EY.

Para José Ignacio Linares una de las paradojas es que las energías renovables se apoyan en el gas y la nueva propuesta del Pniec aumenta la capacidad para renovables pero mantiene los 27 GW de potencia instalada en ciclos combinados a gas. «La red debe mantener una frecuencia estable y se consigue con generación síncrona. A veces quemamos gas para mantener ese ritmo y seguirá siendo así hasta que tengamos almacenamiento», explica el catedrático. Se lamenta también de la lentitud en el almacenamiento, algo fundamental para el cambio de modelo. «Con el mecanismo existente no es suficiente para que la inversión sea rentable. Hace falta un marco regulatorio para que se pueda financiar», puntualiza.

Recuerda también que «no todo es electricidad. Se nos quiere hacer creer que la transición se hace electrificando todo, pero la electricidad es un portador energético y hay otros que también son renovables». Habla, por ejemplo, de los gases renovables, entre ellos el biometano. «Es metano, como el gas natural, pero totalmente renovable. Puede sustituir al gas, pero sin emitir CO2 fósil y toda la infraestructura de gas es aprovechable», afirma Linares. Es decir, en lugar de invertir en bombas de calor, se puede cambiar al biometano pero hace falta generarlo. «Un estudio indica que España tiene capacidad de producción de biometano que podría cubrir el 40% de la demanda de todo el gas».

Desde la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) recuerdan que las renovables generan ya alrededor de la mitad de la electricidad que consumimos al año. Un logro importante ya alcanzado con la ambiciosa meta de pasar en 2030 del 50% al 75% de la electricidad renovable. «Estamos satisfechos y orgullosos de que las tecnologías renovables hayan roto la barrera del precio, pero el reto de integración de la nueva potencia y de electrificación de la demanda está sobre la mesa», señala José María González Moya, director general de APPA Renovables. Si bien creen que existe una buena integración en el sector eléctrico, con las dificultades inherentes a esa integración, «se debe adecuar generación y demanda, dar señales de precio correctas para aplanar la curva de demanda, electrificar usos fósiles y reducir al mínimo posible los vertidos». Creen además que el gran reto de las renovables está en los sectores difusos, «llevar las renovables al transporte mediante una mayor presencia de biocarburantes y un número creciente de vehículos eléctricos; o sustituir directamente los combustibles fósiles, que es la forma más rápida de descarbonizar el sistema».

APPA ha propuesto nuevas medidas que mejoren dicha integración y lo primero de todo «es garantizar un mercado para los nuevos proyectos y eso implica que exista demanda. Esto es crucial en el sector eléctrico, donde el Pniec nos marca un incremento del 40% de la demanda eléctrica de 2022 a 2030 y lo que estamos viendo este año es una reducción de la demanda del 5%», cuenta su director general. Además recuerda a las administraciones la imposibilidad física de cumplir los hitos marcados para los proyectos. «No se puede instalar todo lo aprobado antes de 2025 y, teniendo en cuenta que esa potencia es lo que necesitaremos para 2030, lo más sensato es ordenar su conexión a red. Será beneficioso para las empresas, porque podrán planificar mejor la puesta en marcha de los proyectos; para los ciudadanos, porque no haremos un efecto embudo que dispare los costes; y para el operador del sistema, que podrá incorporar de forma ordenada la incorporación a la red eléctrica de los proyectos», señala.

Marta Sánchez Álvarez, de EY, indica también que «existen en la actualidad muchos proyectos en cartera que se encuentran parados por temas administrativos de acceso y conexión». La cartera de proyectos de energía solar fotovoltaica, sin considerar el autoconsumo, debe incrementarse en 35,8GW para cumplir con los objetivos del nuevo Pniec. En la actualidad hay 107 GW en proceso de tramitación (90 GW con permiso de acceso y 17GW con acceso solicitado), de los cuales 54GW estarían tramitando la autorización de construcción. «En el caso de los proyectos eólicos, se debe de desarrollar una nueva capacidad de 31,6GW, existiendo una cartera en tramitación en la actualidad de 50GW, de los cuales 14GW estarían tramitando la autorización de construcción, 22 GW tendrían el acceso concedido y 14GW cuentan con acceso solicitado», puntualiza.

Generación eléctrica por tecnologías

De enero a agosto de 2023

En porcentaje

Nuclear

20,6%

Eólica

22,3%

Cliclo combinado

17,2%

49,9%

Cogeneración

6,9%

Renovables

Solar fotovoltaíca

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Turbinación bombeo

1,9%

No renovables

Hidraúlica

8,6%

Fuel+gas

1,6%

Solar térmica

2,2%

Carbón

1,5%

Otras renovables

1,4%

Residuos

no renovables

0,5%

Residuos renovables

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Potencia instalada por tecnologías

Agosto de 2023 En porcentaje

Potencia instalada a agosto de 2023

116.457 MW

Cliclo combinado

21,1%

Eólica

25,5%

Nuclear

6,1%

62,0%

Renovables

Solar fotovoltaica

18,8%

Cogeneración

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38,0%

No renovables

Hidraúlica

14,7%

Turbinación bombeo

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Solar térmica

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Otras renovables

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Residuos

no renovables

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Precio medio del mercado mayorista en España

Euros/MWh

600

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100

0

8 marzo 2022

31 agosto 2022

544,98

486,21

15 junio 2022

Se activa la excepción ibérica

24 febrero 2022

Rusia invade Ucrania

Desde el 27 de febrero de 2023 no ha activado la excepción ibérica

205,6

225,22

117,51

31 agosto 2023

110,57

1 enero 2021

42,51

2023

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Fuente: REE y OMIE / ABC

Generación eléctrica

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De enero a agosto de 2023

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Nuclear

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116.457 MW

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Eólica

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Precio medio del mercado

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Euros/MWh

15 junio 2022

Se activa la excepción ibérica

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8 marzo 2022

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24 febrero

2022

Rusia invade

Ucrania

Desde el 27 de febrero de 2023 no ha activado la excepción ibérica

205,6

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31 agosto

2023

110,57

1 enero

2021

42,51

2023

2022

2021

Fuente: REE y OMIE / ABC

Con la actualización del nuevo Pniec se incrementa la cifra de inversión en redes hasta los 52.920 millones de euros. La Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (aelec) celebró el pasado miércoles su V Congreso en Madrid y su presidenta, Marina Serrano, alertó al Gobierno de que esta inversión en redes «no es la adecuada y debe incrementarse». Pidió también que se tenga en cuenta la importancia que supone tanta integración de renovables. Desde esta patronal de las eléctricas españolas (Endesa, Iberdrola y EDP) recuerdan que el mercado de la energía va a funcionar si existen redes muy potentes. La consejera delegada de EDP España, Ana Paula Marques, pidió modificar el marco retributivo para que se adapte a un contexto económico que se ha visto alteado con la subida de los tipos de interés, entre otros aspectos.

«La integración de las energías renovables, el desarrollo del autoconsumo y la generación distribuida convierten a las redes de distribución en las facilitadoras del proceso de transición energética y exigen una continua mejora y digitalización de las infraestructuras», explica Manuel Fernández, director de Desarrollo Corporativo y de Negocio de Arteche, cuyo negocio está enfocado en permitir el transporte y distribución de la energía eléctrica desde cualquier planta de generación hasta el usuario final.

Desde la compañía recuerdan que España, al igual que otros países, necesita nuevas infraestructuras de distribución y actualizaciones para respaldar una transición energética exitosa. «Sin embargo, la magnitud específica de estas inversiones dependerá de las políticas energéticas, la tecnología disponible y la evolución de la demanda energética en el país», puntualiza Fernández. Cree importante que estas decisiones se tomen de manera planificada y sostenible, «teniendo en cuenta los objetivos de reducción de emisiones y la seguridad del suministro energético». Y recuerda que, según se aumenta la generación de energía a partir de fuentes renovables, «se necesitarán nuevas infraestructuras de distribución para llevar esa energía a los puntos de consumo». Aconsejan que antes de construir nuevas infraestructuras, se optimicen las existentes para garantizar un uso eficiente de los recursos y reducir costos.

En cuanto a la existencia de tecnología que garantice la gestión de excedentes de energía, desde EY señalan que actualmente en España contamos con sistemas de almacenamiento, esencialmente instalaciones de bombeo hidráulico y con un potencial relevante para su desarrollo. «Los 3,3 GW de bombeo puro instalados actualmente podrían llegar a incrementarse en unos 10 GW más de bombeo en centrales hidroeléctricas de España», indica Marta Sánchez. Adicionalmente, «el desarrollo del almacenamiento térmico va a jugar un rol muy relevante en la descarbonización de la industria y en la gestión de la energía», añade. Cree que el desarrollo de estas tecnologías debería permitir alcanzar los últimos objetivos fijados para 2030 con el borrador del Pniec de alcanzar los 22 GW de almacenamiento (18,5 eléctricos y 3,5 térmicos).