Los parques inteligentes dan un nuevo aire a las ciudades
La colaboración público-privada está alumbrando todo tipo de soluciones tecnológicas para mejorar la gestión y la eficiencia de estos pulmones verdes
La ciudad de los '15 minutos' enfila por fin el carril que separa el concepto de la realidad
España puede presumir de ser un país donde la naturaleza es protagonista. Pero más allá de sus espacios protegidos, enclaves que son un símbolo de nuestro patrimonio natural, hay otros pulmones verdes de menores dimensiones y creados por la mano del hombre que tratan ... de conectarnos con la vegetación dentro de la ciudad. Detrás de estas zonas verdes por las que paseamos con la sensación de que el tiempo se ha detenido hay toda una serie de tecnologías punteras que añaden a estos parques urbanos la categoría de inteligentes.
Desde sistemas orientados a optimizar el consumo de energía y agua y gestionar su mantenimiento hasta recursos que promueven la accesibilidad y la interacción. Aunque estas soluciones se están implantando de forma aislada y todavía queda mucho recorrido, ya se está en el buen camino, pues «en las licitaciones públicas en este ámbito se está comenzando a solicitar la incorporación de soluciones tecnológicas innovadoras en las propuestas», revelan desde Tecnalia Maider Arana y Carolina García, del área Ciudad, Territorio y Medio Ambiente; y José Manuel Olaizola, de Edificios e Infraestructuras.
Los parques inteligentes tratan de incorporar avances «para un uso y disfrute más acorde con las necesidades de los usuarios dentro del mundo de la tecnología digital, de la inteligencia artificial, la sensórica, la robótica o la economía circular», define Pedro Calaza, director de infraestructura verde de Urbaser. El también presidente de la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos indica que todas estas mejoras tienen implicaciones ambientales, sociales, económicas, así como en la salud y en el bienestar de los usuarios, apuntando que «la innovación tecnológica puede mejorar el desempeño de los parques y reducir los costes a largo plazo». La clave está en «adaptar el parque a sus ciudadanos», según Alberto Ipas, socio gerente de Ocio en Verde, añadiendo que «las ciudades cada vez demandan más espacios verdes de calidad».
El poder del dato
El catálogo de recursos para dotar de inteligencia a los parques urbanos es ingente, aunque aquellos que se orientan hacia el compromiso con el medioambiente son los más extendidos. En este sentido, la inteligencia artificial (IA), el internet de las cosas (IoT) y el 'big data' están generando sinergias importantes que facilitan la toma de decisiones en la gestión del día a día de estos parques de última generación. Dentro del IoT, «estos sensores digitales pueden registrar, almacenar y transmitir de forma inalámbrica información sobre diferentes parámetros como la intensidad de la luz, temperatura, humedad, calidad del aire y del agua, consumo de recursos, movimiento y otros factores», resume Calaza. De este modo, se va más allá del conteo de visitantes y la determinación de picos y valles de afluencia y se dispone de datos para evaluar variables como la acidez, la necesidad de riego o la existencia de plagas.
En combinación con la IA y sus algoritmos, es posible «detectar patrones y tendencias, lo que permite tomar decisiones basadas en datos y optimizar las operaciones», confirma Calaza. Y es que la monitorización debe tener una base de datos amplia con la que poder trabajar porque «lo que no se cuenta, no se controla; y lo que no se controla, no se puede mejorar», matiza Ipas. Desde Tecnalia señalan que «se puede ir un paso más allá y generar gemelos digitales de los parques para poder tomar decisiones a tiempo real». Toda esta tecnología también redunda de forma positiva en la experiencia del usuario, que obtiene la última hora del estado del parque e indicadores de interés a través de aplicaciones móviles, paneles informativos, e incluso, soluciones basadas en realidad aumentada para conocer las especies que están viendo o saber más del diseño de futuros parques.
Experiencia piloto
Uno de los parques pioneros en la apuesta por la tecnología fue el parque del Agua en Zaragoza, que logró reducir en más de un 30% su mantenimiento anual. Recientemente, también ha sido notable la preocupación por el uso circular del agua pluvial por medio de sistemas de drenaje sostenible (SUDS) en el parque Caleido de Madrid. El agua de lluvia se recoge a través de zanjas drenantes que la llevan a un depósito enterrado, y tras purificarse, se utiliza para llenar el estanque ornamental del parque. Así, «se reduce el uso de agua potable para el suministro del estanque, mientras se asegura el cumplimiento de la normativa de calidad para el uso de agua en espacio público», revela Karina Peña, CEO de FieldFactors, la startup detrás de esta tecnología.
El Parque Caleido de Madrid
Uno de los proyectos más ambiciosos en fase piloto se localiza en el municipio madrileño de Fuenlabrada, donde se está realizando un análisis automatizado de la vegetación de sus parques y jardines urbanos. Impulsado por la Cátedra de Economía Circular de la Universidad Rey Juan Carlos y con la colaboración de Vodafone, GeoAI, Maxar y GMV para Ingesan, filial de OHLA, este caso práctico ha sido posible gracias a la plataforma VerSat, «un proyecto de I+D que aplica imágenes satelitales de muy alta resolución para detectar zonas de mejora y optimizar la gestión de zonas verdes urbanas», explica Jovita Moreno, directora de la Cátedra.
El parque del Agua en Zaragoza
La suma de la IA y la tecnología geoespacial más avanzada, con fotografías satelitales de alta resolución, permiten a la solución «hacer un inventario de la masa arbórea con una precisión estimada del 95%», continúa Moreno. Ir un paso por delante del espectro de luz visible tiene múltiples ventajas: clasificar las especies, identificar el estado de salud de las plantas, detectar enfermedades y plagas, conocer su estrés hídrico... De este modo, la IA ayuda a «mapear, detectar y predecir cambios mediante el análisis de imágenes satelitales ópticas, de imágenes de radar y multiespectrales, de imágenes de otros sensores y de otras fuentes y datos derivados», mientras que la IoT «facilita a los equipos de trabajo de parques y jardines adoptar las mejores decisiones a la hora de asignar recursos para su mantenimiento eficiente», describe Moreno.
Buenas perspectivas
Las perspectivas son optimistas, aunque la inversión que requiere la implantación de estas tecnologías es el mayor obstáculo. «Las nuevas directrices internacionales, encaminadas a consolidar los espacios verdes existentes y a crear otros para evitar la gentrificación ecológica y mejorar la accesibilidad, conllevan unas necesidades económicas para su adecuada conservación», afirma Calaza. Ipas declara que «la parte económica es muy importante, y trataremos de combinar lo público y lo privado, integrando actividades dentro del parque que generen negocio», asegurando que «no habrá dinero para mantener tantas zonas verdes y debemos de llegar a mantenimientos más ecológicos y adaptados al terreno para que la gestión no sea una rémora para los ayuntamientos».
El sector tiene por delante la difícil tarea de modernizarse ante la emergencia climática, un lance que implica que «todas las soluciones tendrán que funcionar y adaptarse para que los parques sigan ofreciendo los mismos servicios incluso ante eventos extremos como olas de calor o inundaciones, actuando como refugios climáticos o esponjas urbanas», comentan los portavoces de Tecnalia, que añaden a la lista de desafíos aspectos como la interoperabilidad, el uso y privacidad de los datos y la brecha digital.