ESPECIAL INDUSTRIA DE DEFENSA
Los nuevos horizontes de un sector estratégico
El giro europeo en defensa dará un impulso a un sector con gran músculo innovador y capacidad tractora, pero también muchos desafíos pendientesfdf
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La Fundación Feindef organiza del 17 al 19 de mayo en el recinto ferial de Ifema la tercera edición de la Feria Internacional de Defensa y Seguridad, una plataforma de encuentro para profesionales, empresas e instituciones públicas dedicadas a este campo. La apuesta europea por dotarse de medios militares y recursos necesarios ... para atender a una nueva generación de amenazas puede tener un efecto positivo sobre el sector en España.
Las industrias que forman parte de la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (Tedae) cerraron el ejercicio de 2021 con una facturación total de 11.594 millones de euros, un 2% más con respecto al año anterior. Se estima que esta cifra representa el 1,4% del PIB nacional. El sector todavía no ha alcanzado los niveles Precovid (14.101 millones en 2019), pero sí se constata una recuperación, con secciones que crecen a doble dígito, como la de defensa terrestre (15%) y la de seguridad (12%), según los datos del informe elaborado por KPMG para Tedae. La importancia de esta industria para la economía española tiene que ver no solo con el efecto directo en términos de actividad y empleo, sino también por la capacidad tractora sobre otros sectores. «Se estima que en 2021 tuvieron un efecto indirecto de 5.600 millones de euros. Además, se trata de sectores que generan un empleo de calidad y de alta cualificación y que realizan importantes inversiones en I+D+i, que estaría en torno al 13% del total nacional», explica Begoña Cristeto, socia responsable de Industria, Automoción y Química de KPMG en España.
De cara al futuro, las previsiones son optimistas «si se tiene en cuenta la tendencia creciente del presupuesto destinado al Ministerio de Defensa, que en los PGE tuvo un fuerte crecimiento», añade. Esta tendencia previsiblemente continuará en los próximos años con el objetivo de que el gasto militar vaya acercándose al 2% del PIB siguiendo la recomendación de la OTAN.
Este sector afronta cambios continuos y una fuerte necesidad de adaptación a los factores que van a redefinir esta industria en los próximos años: «La tecnología, los cambios geopolíticos, las nuevas capacidades, el dominio del espacio, la seguridad o el fortalecimiento de las cadenas de suministro, para los que las empresas del sector deben prepararse», resalta Cristeto. Recuerda también que los fondos europeos representan una oportunidad excepcional y van a impulsar el desarrollo de este sector, «ayudando a las empresas que componen la industria a afianzar sus planes estratégicos y acelerar su transformación digital». En el informe de Tedae se estima que el sector es responsable, directa o indirectamente, de más de 200.000 empleos en España, «que en general son empleos de calidad y con una remuneración que en 2021 se situaba un 85% de la media española, siendo también superior a la de otras industrias».
Carencias
Expertos del sector coinciden al señalar algunas de las carencias de esta industria en España. Tal y como recuerda Félix Arteaga, investigador principal de Seguridad y Defensa del Real Instituto Elcano (RIE), «las industrias de defensa en Europa siguen dependiendo de las políticas industriales de los Estados miembros. Las iniciativas europeas de impulso al sector ayudan a integrar las industrias españolas más competitivas en las cadenas europeas de valor, pero no suplen las políticas nacionales, sino que las complementan».
La participación en programas europeos permite acceder a los consorcios industriales y a los fondos europeos de apoyo, «pero tanto las empresas como el sector público tienen que afrontar la cofinanciación», puntualiza. Indica que la posición española sigue estancada en Europa, aunque en clara desventaja respecto a Francia y Alemania que disponen de mayor economía de escala y mejor gestión estratégica, «mientras que sigue retrocediendo en el mundial a medida que entran nuevos actores industriales con mayor capacidad de demanda e inversión».
Carlos Martí Sempere, experto en Seguridad y Defensa y colaborador de la Fundación Alternativas, también resalta la pequeña dimensión de este sector en España una vez que el gasto en defensa es pequeño. «Se nutre sobre todo de la parte estatal y si no vendes en España, no vendes fuera. La industria española respecto a la europea es muy pequeña, no estamos en la primera liga», explica el también autor de diferentes trabajos y publicaciones en este sector. Avisa que esta situación no va a cambiar de un momento a otro, aunque los gobiernos cumplan la promesa de llegar al 2% de PIB en gasto en defensa. «Incluso recurriendo al fondo europeo de defensa no llegamos ni a una séptima parte de lo que invierte EE.UU. y no podemos olvidarnos del papel que está adquiriendo China». Indica además que los desarrollos de defensa «tienen una gran cadena de suministro. Puedes llegar a tener 1.300 proveedores para fabricar un carro de combate, y tiene una gran especialización. «El tejido industrial español no da para tanto, la cadena de suministro es corta y tenemos que importar un gran porcentaje de componentes», puntualiza. Pone como ejemplo los submarinos, para cuya fabricación en nuestro país se tienen que importar muchas partes del mismo.
I+D+i
Esta industria destinó a I+D+i en torno a 1.177 millones de euros, siendo junto con el sector automoción los que mayor volumen de fondos destinaron en este sentido, según los datos facilitados por Tedae. Desde KPMG indican que la apuesta en inversión en I+D e innovación es lo que va a permitir mantener el nivel de competitividad a nivel internacional. «Las capacidades tecnológicas de la industria de la defensa permiten una mayor resiliencia para adaptarse a situaciones de crisis, como lo han sido la pandemia o el conflicto de Ucrania, pero también la posibilidad de transferir esa tecnología para uso civil, mejorando la independencia tecnológica y produciendo con un mayor valor añadido», apunta la consultora.
Félix Arteaga indica que el sector español, y el europeo en general, se enfrenta a un déficit crónico de inversión respecto a sus competidores internacionales que amenaza con reducir su competitividad. «Se invierte mucho en equipos, pero poco en I+D+i, porque el sector público no quiere compartir inversiones de riesgo con el sector industrial y éste no puede invertir sin garantías de adquisiciones futuras». Como resultado, las empresas duales, en las que la defensa es una parte de su cartera pero no la única, «se benefician de las trasferencias de tecnología de sectores civiles, pero las que dependen de defensa tienen que repercutir esas trasferencias sobre sus ventas al Ministerio», añade.
Desafíos
El investigador del RIE apunta como primer desafío el de considerar al sector más estratégico como industria que como defensa. «La prioridad del Ministerio de Defensa es la de obtener capacidades militares, pero la prioridad del resto de Ministerios implicados es la de preservar y potenciar el tejido industrial nacional, incluido, pero no exclusivamente, el de Defensa», indica el investigador resaltando también que este es el enfoque de 'sinergias' con los sectores defensa, civil y espacio que prima en la Comisión Europea. El segundo objetivo es el de adecuar las leyes de contratación a las necesidades del sector, «porque la complejidad burocrática ahoga su competitividad (también el déficit de gestores)». Las dificultades expulsan del sector militar a multitud de industrias y centros tecnológicos civiles que podrían dinamizar la base tecnológica e industrial de la defensa. Además, como tercer desafío apunta la estabilidad presupuestaria porque «la industria no puede competir con presupuestos anuales inseguros. Si no se resuelven estos desafíos, las industrias y centros tecnológicos se acabarán desplazando hacia las cadenas europeas de suministro, añadiendo valor a otros Estados miembros».
Carlos Martí Sempere, por su parte, resalta la desconfianza que existe en el sector entre distintos países y «por eso nuestra industria no se ha desarrollado y no ha buscado las alianzas». No obstante, cuando hay financiación europea de por medio, «las empresas sí aparecen y trabajan en conjunto». Cree que, una vez acabados estos proyectos, «saldrán alianzas y se crearán empresas más europeas y más fuertes. Un mercado más grande tiene ventajas económicas importantes». Y es en ese nuevo contexto, con fusiones de empresas, donde «España tiene que buscarse un hueco, las empresas tienen que internacionalizarse y salir fuera». Otro de los desafíos que apunta el experto es a nivel europeo, para no perder de vista a EE.UU. porque se corre el peligro de dejarse superar por China y pasar a un tercer lugar. En el caso de España, aunque destaca un nivel alto en la formación de nuestros profesionales, aconseja «personal que hable idiomas» y lograr una buena gestión de los proyectos.
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