La nueva crisis que sacude a los bancos: ¿hay riesgo de quiebras en España? ¿Están seguros mis ahorros?
La venta de Credit Suisse a UBS tiene impacto global al implicar a dos entidades de las llamadas de importancia sistémica mundial
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El BCE intenta calmar a los mercados: «La banca europea es resistente y tiene sólidos niveles de solvencia y liquidez»
Madrid
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Iniciar sesiónEl inicio fue la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) en Estados Unidos; le siguió el colapso de otros como Signature Bank y las necesidades de liquidez de First Republic. Y luego continuó con el derrumbe de Credit Suisse que ha acabado con ... su venta a UBS. Son diez días ya de caos en el sector bancario y con miedo a un efecto contagio que pueda dar lugar, en el peor de los casos, a otra crisis financiera.
La frase más manida para utilizar en estos casos es que el dinero es miedoso. Y esa es la realidad que también se ha visto en esta ocasión. La semana pasada se produjeron desplomes en Bolsa de los bancos de hasta el 12% en varias jornadas y este lunes han abierto con caídas del entorno del 6%, aunque luego se han dado la vuelta para registrar valores positivos. Ahora el panorama que se vislumbra es incierto para el sector y para las economías occidentales; el mensaje más repetido en estos momentos es el de la llamada a la calma de las propias entidades y también de los bancos centrales.
¿Dónde está el origen del terremoto bancario?
Silicon Valley Bank (SVB) fue la primera entidad de cierto tamaño en caer. Lo hizo en Estados Unidos y las autoridades tuvieron que salir a garantizar los depósitos de los clientes, que son las empresas del sector tecnológico.
Su caso es especial ya que se han juntado lo que en el sector financiero entienden que ha sido una mala gestión y las subidas de tipos de interés de referencia de la Reserva Federal. Sus problemas empezaron con una fuga masiva de depósitos por falta de confianza en la entidad, muy especializada en un ámbito de actividad como el de las 'tech' que no vive su mejor momento.
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Helena CortésEra el banco de las 'startups' y sus inversores. Hasta que Biden no garantizó todos los depósitos, en Silicon Valley nadie respiró. Otro susto en la meca de la tecnología, que sufrirá «más incertidumbre y deslocalización del talento», dicen estos emprendedores
A la fuga de depósitos le siguió un elemento clave: para sobrevivir tuvo que vender una cartera de bonos de deuda pública americana de 21.000 millones de dólares, pero lo hizo con cuantiosas pérdidas. Lo hizo a pérdidas porque el valor de esos bonos se ha ido desplomando al tiempo que la Reserva Federal iba aumentando los tipos; esas pérdidas se materializaron al momento de vender ya que no podían esperar al vencimiento.
¿Ha habido contagio en Europa?
Directamente no se han producido problemas en Europa por las quiebras en Estados Unidos, pero sí que han ayudado al derrumbe de Credit Suisse. Esta entidad llevaba meses, y casi que años, soportando una fuga de depósitos enorme. La entidad estaba en problemas con pérdidas millonarias, negocios sin rentabilidad, multas cuantiosas y problemas de gobernanza.
Lo ocurrido con el SVB empujó la poca confianza que había en el banco suizo por el barranco. Este se desplomó en Bolsa, en buena medida por la retirada de confianza de su principal accionista. Y ahí su caída parecía inminente. Las autoridades suizas decidieron este fin de semana intentar solucionar sus problemas, ya que se trataba del segundo mayor banco del país y de los considerados como entidad sistémica mundial por su importancia y tamaño. Surgió en escena UBS, su entidad bandera, para salir al 'rescate'. Ayer se cerró la venta de Credit Suisse a UBS por unos 3.000 millones de euros.
Más allá de esto, el 'único' golpe que han recibido los bancos en Europa es de confianza, en su cotización. Las diez primeras entidades suman una pérdida de capitalización bursátil superior a los 50.000 millones de euros desde el inicio de las turbulencias bancarias.
Esta cifra es posible ya que ha habido jornadas con desplomes en Bolsa para algunos bancos de hasta el 12%. Asimismo, la operación de Credit Suisse estaba pensada para intentar calmar a los mercados: en el día después, varias entidades comunitarias se dejaban en la apertura un 6%, pero luego la situación se ha dado la vuelta hasta valores positivos.
¿Y qué están haciendo los bancos centrales?
El mayor pánico en el sector financiero y en los bancos centrales está en una fuga masiva de depósitos y que los problemas de liquidez acaben por tumbar a alguna entidad. Es por ello que la reacción de las autoridades esta vez ha sido casi que común.
Primero fue la Reserva Federal de Estados Unidos la que salió al paso del caos bancario para garantizar su dinero a los depositantes. Si alguien debía asumir pérdidas en la quiebra de alguna entidad estos eran los accionistas y tenedores de deuda. En cualquier caso, se activaron los mecanismos para brindar liquidez a los bancos que lo necesitaran. Además, los propios bancos suscribieron depósitos en First Republic, una entidad en problemas, para evitar que cayera por ese motivo, lo que se interpretó como una muestra de confianza del sector en el sistema financiero.
Después el Banco Nacional de Suiza garantizó la liquidez necesaria a Credit Suisse. Sus problemas eran este y muchos otros, pero la razón de su caída no querían que estuviera en la falta de liquidez. Luego llegó el Banco Central Europeo (BCE) para transmitir el mismo mensaje: «si fuera necesario», la liquidez fluirá a los bancos que lo precisen. Esto se entendió como un balón de oxígeno.
También mencionar que, en una acción conjunta, el Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón, el Banco Central Europeo, la Reserva Federal y el Banco Nacional Suizo anunciaron una acción coordinada «para mejorar la provisión de liquidez a través de acuerdos permanentes de líneas de intercambio de liquidez en dólares estadounidenses».
Aparte de ello, tanto la Reserva Federal como el BCE han recordado que hay unos sistemas con los que actuar en caso de que haya alguna quiebra. En resumen: que los que han de perder su dinero llegado el caso son los accionistas y los bonistas. En Suiza ha sido algo distinto ya que no se ha hecho asumir pérdidas a cero a los accionistas, pero sí a algunos tenedores de deuda.
¿Puede haber alguna quiebra en España?
Nadie se atreve a asegurar con rotundidad que no vaya a haber algún colapso en España; no porque la salud de la banca española sea endeble, sino porque en muchos casos estas situaciones se precipitan en cuestión de horas o días y son difíciles de prever.
Pese a todo, los analistas y el propio sector tratan de mandar un mensaje de tranquilidad: la solvencia y la liquidez de la banca española son muy sólidas. No debería haber de qué preocuparse para con las entidades de nuestro país, también teniendo en cuenta que en España la banca es más de tipo comercial, y ahora las insolvencias se están viendo en banca especializada en algunos ramos y en banca de inversión.
Asimismo, los bancos españoles están plenamente en calma pese a las turbulencias de estos últimos diez días. Sí que es cierto que están monitorizando la liquidez de sus pares europeos para tratar de anticiparse a si hubiera algún suceso catastrófico pero todos concluyen en que en la zona del euro la preocupación sobre un evento real es mínima. Se trata más bien del miedo a que la crisis de confianza que vive ahora el sector genere alguna fuga de depósitos, como publicó ABC.
¿Y en Europa?
La situación en Europa es similar a la de España. La salud de los bancos en cuanto a liquidez y solvencia es muy buena, como ha recalcado el BCE en múltiples ocasiones. El supervisor de la zona del euro está empeñado en intentar calmar a los mercados siempre con una misma frase: «El sector bancario europeo es resistente, con sólidos niveles de capital y liquidez».
Con todo, fuentes financieras señalan que el modelo de banca en España es distinto al que puede haber entre las grandes firmas europeas. En nuestro país el foco está más en banca comercial mientras que por centroeuropa se trabaja más la banca de inversión, corporativa y privada, que está ahora más en el ojo del huracán.
¿Mis ahorros están seguros?
La respuesta es sí. Llegado el caso de que quiebre alguna entidad en España, siempre existe el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) que cubre los depósitos de los clientes de hasta 100.000 euros. Aunque se podría ir más allá, vista la experiencia en otros países.
En Estados Unidos las autoridades han garantizado todos los depósitos de los clientes de SVB y Signature Bank sin límite de cantidad, es decir, por encima del tope que había fijado legalmente de 250.000 dólares. Un movimiento que sorprendió en la banca, aunque también se duda de que se produjera algo así en caso de colapsar una firma de mayor tamaño.
¿Y qué pasa si soy accionista?
Los depositantes tienen asegurados sus ahorros en caso de que algún banco se derrumbe. En cambio, los accionistas y tenedores de deuda sí que verían afectadas sus inversiones.
Tras la gran crisis de 2008 se reformó el sistema de resolución de bancos en Europa. En caso de que se optara por un rescate interno, los primeros en perder su dinero serían los accionistas y después los acreedores. El sistema europeo está diseñado en tres escalones de absorción de pérdidas.
El primer escalón consiste en que se absorberían pérdidas con el capital, el CET1, es decir, con los accionistas y las reservas de beneficios, entre otros conceptos. El segundo escalón al que se acudiría para absorber pérdidas afecta a los tenedores de bonos convertibles. Y el tercer escalón ya se acudiría a los tenedores de otro tipo de bonos.
¿Hay más riesgo en Europa o en EE.UU.?
La banca lleva varios días repitiendo el mantra de que las entidades en Europa tiene mejores ratios de liquidez y solvencia. Y que esto se debe a que la regulación en el Viejo Continente es más estricta.
Durante la gran crisis de 2008, en Europa, y particularmente en países como España, se aprovechó para consolidar al sector, es decir, favorecer compras e integraciones entre bancos para que no hubiera tantas entidades pequeñas o medianas sino menor número, pero de mayor tamaño y más resilientes.
En Estados Unidos también se produjo ese proceso pero siguen quedando un gran número de entidades financieras medianas y pequeñas cuya regulación no está al mismo nivel que en Europa. En el Viejo Continente se supervisa a muchos más bancos pequeños que en Estados Unidos, y con una regulación más exigente, mientras que en norteamérica la lupa está principalmente sobre las cinco mayores entidades.
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