La morosidad pone en peligro 100.000 millones en créditos

Quienes más están sufriendo esa morosidad de familias y empresas son las cajas de ahorros. Pese a reducir su tasa de mora con respecto a abril, ésta sigue por encima del 5,5% (5,511%), la más alta del sector. La de los bancos supone un 5,421% del total de créditos emitidos, y es de un 4,127% la de las cooperativas de crédito, según publicó ayer el Banco de España.

Las previsiones, además, no son nada halagüeñas: los expertos estiman que continuará moviéndose al alza al menos hasta el primer semestre de 2011, cuando podría alcanzar una tasa del 6,5%. Y advierten de que no bajará hasta que el empleo mejore.

El cierre del grifo del crédito por la banca explicaría ese ascenso continuado de la morosidad, según los economistas. De hecho, el volumen de préstamos concedido por los bancos hasta el pasado mes de mayo se ha estancado cerca de los 834.000 millones de euros, un tímido 0,09% más que hace un año, según la Asociación Española de Banca (AEB).

Las pequeñas y medianas empresas están siendo las más castigadas por ese drástico recorte en la financiación: la mayoría, un 85,5%, se ha encontrado con dificultades a la hora de solicitar préstamos a las entidades financieras, según una encuesta realizada por las Cámaras de Comercio. Por si fuese poco, casi la mitad de las pymes, un 49,4%, tienen problemas para cobrar las deudas que las administraciones públicas mantienen con ellas.

Ese círculo vicioso de morosidad ha llevado a las entidades financieras a realizar un esfuerzo extra de provisiones en el último ejercicio que está teniendo un efecto negativo en sus resultados. Para paliarlo, la mayoría de los bancos aplicaron durante 2009 una fuerte política de contención de gastos que se tradujo en el cierre de oficinas y la reducción de plantillas. La AEB cifra en 5.365 el número de empleos destruidos en el sector y en 759 las sucursales que echaron el cierre durante el año pasado.

A pesar del gris panorama, el sector financiero español recibió ayer una alegría de la mano de BBVA. La entidad reabrió ayer el acceso de la banca española al mercado de capitales tras meses de dificultades. Lo hizo colocando cédulas hipotecarias por 2.000 millones —1.000 más de los esperados— a tres años. Los inversores llegaron a pedir 3.200 millones.

La operación, la mayor de todo el semestre en Europa, se cerró a un tipo «midswap» (referencia para el coste de emisiones a tipo fijo) más 195 puntos básicos. Fuentes del mercados la calificaron de «contundente» por la demanda, su volumen y el significado de «confianza y credibilidad» que transmite. Esas mismas fuentes señalaron estar «encantadas» con la noticia y aseguraron que «con claridad» se producirán más de este tipo en las próximas semanas.