En su nota, el INE explica que esta evolución más moderada de los precios se explica, sobre todo, por la progresiva estabilización del precio alimentos tras dos años de subidas sin precedentes en décadas, y por la rebaja del precio de la electricidad, respecto a la subida que experimentó hace ahora un año.
El precio de los alimentos marcó de hecho en febrero su subida interanual más baja desde enero de 2022, justo antes del estallido de la guerra en Ucrania, con un 5,3%, tras el repunte experimentado en enero, que los analistas atribuyeron a cuestiones climáticas. De hecho, la tasa de los alimentos no elaborados se moderó con fuerza en febrero hasta el 5%.
El precio de la electricidad, por su parte, cayó un 5,2% respecto al mes de enero y acumula una reducción del 7,7% respecto a la situación vigente hace doce meses, con una contribución decisiva al aterrizaje del índice general de IPC, que aún así se sitúa ocho décimas por encima del nivel de equilibrio que exige el BCE.
El IPC subyacente -que excluye la electricidad y los alimentos frescos y que es el indicador fundamental que observa el BCE para determinar si los precios se han puesto bajo control- continuó en febrero el aterrizaje que inició en marzo del año pasado y se situó en el 3,5%, la menor tasa en dos años, cuatro puntos menos del 7,5% en que se situaba hace ahora un año, pero aún por encima del IPC general y lejos del 2%. De hecho, la brecha entre la tasa general y la subyacente se abrió en febrero, lo que subraya el carácter coyuntural de la caída de precios experimentada en febrero.
Otro flanco de inquietud es el desacople entre la inflación española y la de los países de la eurozona. La inflación española acumula cinco meses por encima de la inflación media de las economías del euro, si bien la brecha se cerró en febrero a solo tres décimas, con un dato de IPC armonizado con Europa del 2,9% en España frente al 2,6% de la media del euro.
Tras la publicación de la cifra, el Ministerio de Economía ha celebrado que «la reducción de la inflación pone en manifiesto la capacidad de la economía española de hacer compatible el mayor crecimiento económico con una moderación de los precios y con el mantenimiento de las medidas del escudo social».
Asimismo, ha recalcado que «la reducción sostenida está permitiendo mejorar el poder adquisitivo de las familias y la competitividad de las empresas».
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