El MidCat, liquidado, y los fondos europeos, de cuerpo presente

Y es que es cierto que los fondos europeos llegan raudos y veloces a cubrir las necesidades particulares de Plus Ultra o Pachá, por ejemplo, pero chocan con una burocracia de plomo cuando por medio hay gigantes solventes como Volkswagen. Así... en el alambre están aún los anunciados 3.000 empleos en Sagunto –por la gigafactoría que está por confirmar si verá la luz, se ponga como se ponga la ministra del ramo, Reyes Maroto–, y puede que por ello también la continuidad de Ximo Puig como presidente de la Comunidad Valenciana, aunque todo eso le importa bien poco a Sánchez y su ejército de propagandistas, preocupados por viralizar más que por hacer. Sorprende la efectividad con la que asaltan instituciones como RTVE y aprueban el reparto de contrataciones millonarias a productoras adictas, y la pachorra con la que administran los fondos Next Generation para que se cree riqueza en España. ¿Insolvencia o mala fe?, que diría Sánchez.

Mientras, esta misma semana, Jorge Fabra ha sido puesto al frente de los dineros de Europa para darle alegría al flujo de capitales, coincidiendo con las correrías de consultoras como la del socialista Pepiño Blanco que pone el 'acento' en empresas estratégicas prácticamente en proceso de fagocitación sociocomunista. Fabra queda pues al mando, como director general del Plan y del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, tras ascender del área de Programación del mismo y suculento departamento y con el mérito en su haber de haber sido asesor del mismísimo Sánchez. De casta le viene al galgo: su padre estuvo a cargo de Red Eléctrica por encargo del expresidente Felipe González, y su hermana asesora a la ministra Teresa Ribera en materia energética amén de ocupar silla en el consejo de Enagás. ¡Quién sabe si salió de ellos la idea de que Sánchez vendiera sonriente el sonoro fracaso del MidCat anunciando feliz la construcción de una tubería en las próximas décadas, en el mejor de los casos! –la propia Ribera piensa que no menos de cinco o siete años–. El resiliente de La Moncloa hace así un guiño al partido y deja claro y meridiano que esto de los fondos es cosa de ser socialista y que aquí lo de la clase media y trabajadora no cotiza. Imaginen cómo estarán los, pongamos, satélites del PSOE incrustados en las empresas... Mientras, en la España real, la alejada de ese metaverso de fantasía e hipocresía, no hay quien vea un euro de ayuda ni quién se arrope por la manta europea. Los amigos de Antonio Hernando –director adjunto del Gabinete de la presidencia del Gobierno desde 2021– no cuentan.

Pues... en cuarenta y ocho horas Sánchez ha pasado de ser el mejor amigo de Alemania a sacarlos del plano y retratarse con los franceses y portugueses como si de un mal chiste de geopolítica se tratara. «No entiendo por qué deberíamos saltar como cabras pirenaicas sobre este gasoducto para explicar que arreglaría el problema gasístico», dijo Macron rescatando una expresión que ya utilizó Charles de Gaulle para hablar de Europa. El caso es que como una trola pisa a otra la gente ya no sabe cuál ha sido la última mentira y así este Gobierno y sus corifeos avanzan hacia el canto del cisne.

Eso sí, ahora, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha espabilado y mientras le sonríe a Sánchez con la pachanga de la Justicia, corre a Bruselas a explicarles que aquí no hay quien viva, que hasta la vice Nadia Calviño se ha 'sanchizado' y que los fondos Next Generation están en tierra de nadie porque quién tiene la responsabilidad de 'bienemplearlos' está a lo que no tiene que estar. Así las cosas hasta el BCE se ha sumado a las voces críticas y le ha enviado una dura advertencia al Ejecutivo: el impuesto a la banca no cuela. Todo el mismo día en que los mercados han mostrado su capacidad para remover cimientos políticos: la primera ministra británica Liz Truss ya es historia. Pero no teman, Sánchez sigue a lo suyo y volverá con lo de las chisteras y los puros y puede que, parafraseando al escritor Héctor Abad Faciolince, nos diga también que en España salvo el corazón todo está bien.