con permiso

Una 'defensa Petrov' para la partida de Oliu frente a Torres

Hay jugadas que desencadenan resultados bien inciertos y que necesitan tiempo y perspectiva para poderse analizar. La vuelta a casa del Sabadell parece tener dos ingredientes a partes iguales: agradecimiento debido al capote echado por el Gobierno hasta ahora y garantía adelantada por la ayuda que se pueda necesitar. BBVA, de momento, no se achanta

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El presidente de BBVA, Carlos Torres, y el de Banco Sabadell, Josep Oliu, en la toma de posesión del gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá jaime García

En ajedrez existe una estrategia basada en férreos movimientos defensivos conocida como técnica Petrov. Quienes la utilizan tratan de alcanzar posiciones simétricas partiendo de una situación debilitada y algún sacrificio de pieza. A cambio se expone al enemigo en sus puntos más neurálgicos y ... se crea un centro móvil que da alguna oportunidad a quien veía negro el horizonte. Como daño colateral se propician unas condiciones de juego aburridas y la posibilidad de un final de partida inesperado para todos.

Josep Oliu ha puesto en marcha su propio 'plan Petrov' con la vuelta de Banco Sabadell a su ciudad catalana de origen con el mismo nombre. El movimiento parece de toda lógica, pero conlleva algunos efectos añadidos que merece considerar. Al acercar la sede al terreno nacionalista, por mucho que ahora gobierne el PSC de Salvador Illa, se reactiva el sentimiento de propiedad de partidos más radicales a uno y otro extremo del arco, con ERC y Junts a la cabeza, que pasan a validar el retorno como un logro de sus presiones y, automáticamente, se corre el riesgo de un recrudecimiento de estas para que la decisión del Sabadell sea imitada por otros muchos, con el 'mundo Caixa' como objetivo a batir.

La reubicación en Cataluña protege en una primera lectura a la entidad, pero al mismo tiempo la acerca a los mismos que quieren echarla el guante. ¡A ver quién le dice ahora que 'no' a un Carles Puigdemont crecidito en su interminable carta de demandas! La nueva sede dará un periodo de gracia al CEO del Sabadell, César González-Bueno, para centrarse en la gestión y coger aire más lejos de las fauces del BBVA, pero no un día más de lo que tarden las autoridades de Competencia –La Moncloa, más bien, para entendernos– en levantar o tumbar su pulgar.

Los efectos de la estrategia empiezan en el Sabadell, pero acaban de lleno en el BBVA. Ahora, su presidente, Carlos Torres, deberá más que probablemente mejorar su oferta a los accionistas y ofrecer otro culto económico a las deidades catalanas si quiere que Oliu pierda el enroque –pura técnica Petrov–, y en esa misma dinámica se debilitará aún más, de tal forma que incluso ante una hipotética victoria, el banco de Torres podría terminar con un logro pírrico. Y ahí ya serían dos y no uno los bancos en el radio de acción de la voracidad nacionalista.

Total, que hay jugadas que desencadenan resultados bien inciertos y que necesitan tiempo y perspectiva para poderse analizar. Y esta del Sabadell parece tener dos ingredientes a partes iguales: agradecimiento debido al capote echado desde el Gobierno hasta ahora, y garantía adelantada por la ayuda que se pueda necesitar.

Torres, de momento, no parece achantarse y ha revitalizado su equipo de primeros espadas con la elección de Jordi García Bosch al frente de una oficina de integración para salvar la partida. Que García Bosch ya vivió situaciones de alto riesgo con Torres en Endesa y ahora le toca repetir visión y capacidades en el BBVA. Veremos, porque hay escenarios políticos en los que no se cumple eso de que la banca siempre gana.

El caso es que tras un año preparando la operación retorno con mucha paciencia, tacto, discreción y esperando el momento adecuado, se han alineado todos los planetas para Oliu, coincidiendo eso sí con algún que otro hecho que ha precipitado su gran secreto. A saber. La sorprendente decisión del Gobierno –no por no esperada si no más bien por el momento elegido, con los mercados cerrados y en fin de semana– de obligar al ya expresidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, a coger el dinero y correr, para dejar su silla a Marc Murtra, cercano a Pedro Sánchez y hasta entonces al frente de Indra.

Un desembarco que ¡ojo! aprobaron todos los accionistas, poniéndose de parte de la decisión del Gobierno, mientras la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), también con inquilino nuevo desde diciembre pasado, Carlos San Basilio Pardo, se ha puesto, digamos, de perfil, o ¿acaso no hubo concertación de accionistas para echar al presidente en el consejo? Y una concertación entre accionistas que podrían llegar a alcanzar el 30% del capital ¿no implica el lanzamiento obligatorio de una oferta por el 100% del capital al resto de accionistas señor San Basilio?

Recuerden que el anterior presidente de la CNMV se tiró meses investigando precisamente el anterior 'asalto' del Gobierno y sus aliados en Indra, que si bien terminó archivando, sí descalificó la actuación, por echar a los consejeros independientes incómodos, lo que salvó a la SEPI de lanzar una multimillonaria opa sobre la compañía presidida entonces, curiosamente, por Murtra.

Volviendo al caso que nos ocupa, al final, lo que tenía que ser para los unos, lo fue para los otros. Ni el cariño y respeto profesional del vicepresidente de la operadora y presidente del 'mundo Caixa', Isidro Fainé, por Pallete, ni la llamada del líder de la oposición, Alberto Núñez-Feijóo, el sábado 18 de enero, por la mañana, para intentar convencer al banquero catalán de que si no había consenso podría salvarse este primer envite, pudieron evitar lo inevitable.

Poco más se podía hacer, cuando además el día antes, convocado a la reunión de principales accionistas, entre Manuel de la Rocha (en representación de la SEPI), Ángel Simón (por Criteria) y el representante de STC, Pallete recibía el jarro de agua fría, sin percatarse de que BBVA no estaba presente. Bueno, hipotéticamente, quizás, lo mismo no hacía falta. Alguno pensará que el banco no se opuso ese sábado en consejo al cambio, así, si eso, que el Gobierno le deba una. Una hipótesis que, de ser cierta, bien habría podido poner ojo avizor a Oliu. Porque a lo mejor ahora sí, el Gobierno podría no oponerse a la operación, y si el informe de la CNMC es finalmente favorable pero con condiciones, Economía vetaría la fusión BBVA-Sabadell, pero no frenar la opa. ¡Todo por la patria... digo por la marca!

Se antojaba, pues, el momento de anunciar la vuelta a casa, donde será mucho más fácil para salvaguardar Sabadell, una entidad eminentemente con ADN catalán, que retorna además con los ingresos perdidos para la causa, y que cuando llegue otro hipotético momento de reordenar el sistema financiero catalán, esté donde tiene que estar. De momento, el primero en volver, como cuando se fue en 2017, seguido después por La Caixa, el oscuro objeto de deseo de muchos... ¿se repetirán los hechos? Se cerraría la cuadratura del círculo.

En esta España nuestra de hoy parece que quien mejor lo tiene es Illa y su PSC, a quien el desencuentro entre Junts y el PSOE le ha puesto a correr la banda para jugar en el gran partido electoral si entre el lío de las pensiones congeladas y los autobuses más caros el muro termina por caerse. Tendría miga que los bancos volvieran a Cataluña e Illa se marchara a Madrid. Cosas más raras estamos viendo estos días.

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