CON PERMISO
Del asalto a las instituciones a la normalización empresarial
El Gobierno no se conforma con la toma del legislativo ni la rendición del judicial. Quiere un poder absoluto que pretende limpiar con una doble estrategia: protección psicológica, acusar a la oposición de sus propias acciones cometidas, y vender normalización social y empresarial. Si no hubo delito en Cataluña, ¿habrán de volver las empresas que se marcharon con el golpe secesionista?
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Iniciar sesiónUNA cosa es cierta: Pedro Sánchez no quiere acabar con el Parlamento ni con el Constitucional ni con el CGPJ. Mucho menos con las empresas. Le son más útiles si siguen en pie pero desempeñan una función títere para servir a ... sus exclusivos intereses. El Gobierno sabe que España no es Perú ni su anhelada Venezuela. Tampoco es México o la Bolivia de Luis Arce. Y no lo es porque queda el encaje en Europa. No en vano, las arremetidas contra las instituciones en nuestro país coinciden con la mayor actividad del inquilino de La Moncloa por Bruselas debido a su interés por camelarse a la burocracia comunitaria para que aflojen los fondos y miren para otro lado, que el episodio ocurrido días atrás en torno a la corrupción catarí les tendrá bien entretenidos.
Sánchez, por si acaso, prefiere decirles que el Parlamento, el Código Penal y, por supuesto, el órgano de gobierno de los jueces siguen donde estaban, que no hagan caso a las denuncias 'trumpistas' de la derecha ni a los agoreros de la cuadrilla judicial y mediática conservadora. Luego, la batería propagandista independiente de la mañana se ocupará de poner nombre y apellidos a los reaccionarios terraplanistas empeñados en romper el buenrollismo y la concordia sanchista.
Y entre tanto, datos y cifras con diversidad de interpretaciones. Para el Gobierno, tenemos la inflación más baja de la eurozona y la mejor tasa de empleo de los últimos 15 años. Y como tenemos la inflación más baja, Sánchez se ha apresurado a anunciar que antes de que acabe el año lanzará un paquete de medidas para contener los precios de los alimentos. Sí, el IPC de noviembre se ha moderado al 6,8%, pero siete de cada diez bienes y servicios que lo componen siguen subiendo, lo que ha encarecido la cesta de la compra un 15% en vísperas de Navidad. Respecto al empleo, una instantánea ilustrativa: en comparación con diciembre de 2021, a día de hoy España contabiliza 952 trabajadores más por cuenta propia, mientras que en la misma comparativa del año anterior se habían generado por estas fechas cerca de 54.000 negocios. Las cifras no aventuran nada bueno. Sin más.
Para este Gobierno y para muchos de sus fanes todo parece estar bien, mejor que nunca acaso, pero lo cierto es que la hucha de los ciudadanos está bajo mínimos, y a final de año, según prevé el Consejo General de Economistas de España, los españoles se habrán gastado los 81.000 millones de euros de ahorro extra generado durante la pandemia. Y con los tipos de interés subiendo. Hablar de esto, claro está, es material tabú, que las colas del hambre o los fallidos de los bancos son tradicionalmente trolas del conservadurismo agresivo.
Los fondos buitre alzan el vuelo de España
María Jesús PérezComo tabú es hablar de que Sánchez y su 'smart people' -no se olviden de estos, que haberlos haylos-, siguen utilizando las instituciones para jugar al juego de la torre, ese que consiste en ir retirando piezas de una pila de madera hasta ver dónde aguanta en pie el bloque. Pero el asalto de las instituciones no es un fin en sí mismo. Es vital para su continuidad en el cargo, para el asalto de los cielos que prometió Pablo Iglesias. La operación se completará, y con la conquista de las empresas, obligado paso para garantizar la felicidad propia y la de la corte de apaciguadores que acompañan a Sánchez en este desmontaje apresurado del sistema democrático parlamentario español. De hecho, la teoría progresista del 'dale otra vuelta que aquí nunca pasa nada' continúa moliendo la reputación de lugares hasta ahora aseaditos. Esta semana le ha tocado a Patrimonio Nacional, donde han dejado la presunción de honorabilidad y rigor profesional de la institución a la altura del betún, por lo que se ha convocado un consejo de urgencia tras el polémico fichaje del marido de la vicepresidenta Calviño. Lo mismo luego, quién sabe, pueden proponer otra escisión a lo Indra: Patrimonio y Nacional, cada uno por su lado, a la medida de las necesidades del patrón sanchista de este país hasta ahora conocido como España.
El caso es que completada con éxito la primera fase del asalto total, el cuaderno de bitácora incluye convencernos de que todo lo hecho, aun siendo arriesgado, ha sido por el bien de los españoles y, concretamente, de los catalanes. Después nos dirán, con enorme trompetería, que Cataluña se ha normalizado y que ahora se vive en paz y felicidad, sin artículos 155 ni tensiones exageradas. La normalización requiere su propia reinvención iconoclasta, con su foto y su canesú junto a los que después tendrán vía libre para seguir rompiendo España, que es lo suyo. En ese nuevo mundo de luz y de color sanchista, donde cada mañana lloverán fondos europeos, juegan un papel decisivo las empresas, porque a ver si le van a chafar el cuento explicando sus problemas de financiación, que no pueden con las cargas sociales o, simplemente, consintiendo que alguien se pregunte por qué no han vuelto las muchas empresas que abandonaron Cataluña -hasta 6.000 siguen fuera- o mudaron su sede con lo bien que se va a estar gracias al abrazo de Sánchez.
Largo es el camino pero verán que las ambiciones del personal son fabulosas y que no tiene reparos en hacer lo que considere que debe de hacer, porque el fin justifica sus medios. Además, no son Sánchez ni sus cuates quienes tienen que subir cada mañana la persiana del negocio y sudar tinta para pagar las nóminas. ¡Ah, no claro, que se me olvidaba, que los beneficios caerán del cielo también! Pues... de momento, solo caen para Calviño y los suyos. Habrá que seguir esperando. Tomen sillas, y un par de lexatines, que La Moncloa les necesita pacientes y sin crispar. Es por su bien: Gobierno de España.
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