López Obrador saca pecho por la desinversión de Iberdrola que califica como «una nueva nacionalización»
La Administración mexicana forzó el cierre el año pasado de tres centrales del grupo español
Iberdrola vende 8.436 MW de ciclos combinados de gas y 103 MW eólicos en México por 5.500 millones de euros
Corresponsal en México
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Iniciar sesión«Es una nueva nacionalización», ha declarado el presidente mexicano López Obrador tras conocerse el acuerdo de intenciones de Infrastructure Partners, la mayor sociedad estatal dependiente del Gobierno de México, con Iberdrola para hacerse con gran parte del negocio en suelo mesoamericano de la ... empresa española que se compromete a vender 8.539 MW, que incluye 8.436 MW en ciclos combinados de gas y 103 MW eólicos, tasados en una operación de 6.000 millones de dólares, unos 5.500 millones de euros, que incluyen hasta 13 plantas de producción de energía De esta forma, la empresa eléctrica del Estado, la denominada CFE (Comisión Federal de Electricidad), se convierte en la mayor energética de México, que pasa de generar el 39,6% al 55%, «con vistas al 65 %», según el político.
El importe de la operación puede variar hasta el cierre y fin de la ansiada transacción que puede parecer astronómica, pero que no lo es tanto si se tiene en cuenta la inversión desembolsada por la empresa durante años. Esta operación incluye los ciclos combinados de gas que operan bajo régimen de productores independientes de energía contratados con la Comisión Federal de Electricidad, suponen el 87% de la capacidad instalada de Iberdrola a desinvertir que cuenta con el apoyo financiero del Fondo Nacional de Infraestructura de México, instituciones bancarias vinculadas al Gobierno de México.
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La empresa española está más que acostumbrada a operar con terceros como ratifica casi el 70 % de su negocio que sale adelante de esta forma. El titubeo de Iberdrola con México se venía mascando desde hace tiempo, tal y como ratifica la merma en la inversión, que supuso tan sólo el 2,7% global para México en los nueve primeros meses de 2022. Así, México se convertía en una de las naciones que recibía menos recursos en comparación a su masa de volumen en el país.
Iberdrola no tenía un papel fácil y habría impuesto una ley del silencio a sus dirigentes, que declinaron en más de una ocasión las entrevistas solicitadas por ABC en México, ante los ataques del presidente López Obrador (AMLO) que la solía señalar como «empresa abusadora» y proveniente de empresarios sin escrúpulos que habrían conquistado la nación hermana, según sus palabras, de la forma más errática posible. Todo tipo de comentarios sin mostrar una prueba o cualquier caso de corrupción demostrable, tan sólo por la rabia contenida que una empresa extranjera (pese a los lazos que nos unen) se llevara gran parte del pastel energético mexicano.
Quizá Iberdrola se vio atada de pies y manos, el año pasado, cuando la Administración Obrador cerró tres de sus factorías que generaban energía y se han visto abocadas a la desconexión debido a que la Comisión Reguladora de Energía (CRE) les ha negado modificaciones en sus permisos. A esto se une el pretendido plan del presidente que no ceja en reclamar la nacionalización de la energía, un paso más que da con esta compra, uno de los pilares de su mandato que le tiene obsesionado. Por esta razón, hizo tambalear el propio T-MEC (tratado económico fundamental entre EE.UU, Canadá y México) que denunció Estados Unidos por las acciones del Gobierno de México «por obstaculizar, retrasar y denegar el acceso a la operación de empresas americanas» en el sector de la energía de México señalado por la reforma de la ley de la Industria Eléctrica y que AMLO aseguró que Iberdrola presionaba para no se lograra su ratificación.
Mejores perspectivas
No obstante, sorprendentemente, la rúbrica la han llevado a cabo físicamente el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en una cita presencial junto al presidente del grupo vasco, Ignacio Galán. Anunciaron que Iberdrola seguirá siendo el mayor generador privado de renovables en México, una energía que AMLO no ha fomentado y que no se pronostica como un referente de gran volumen en México, por lo menos en los próximos años, pese al enorme potencial que se pronostica en la nación hermana. La normativa cambiará para la empresa española ya que contará con el respaldo del Gobierno de México para, según la prensa mexicana, seguir operando sus activos en condiciones de mercado e impulsar la transacción energética del país.
La operación la ha llevado a cabo Baker McKenzie, firma transaccional que ayuda a las multinacionales a navegar en los vericuetos legales latinos. Iberdrola México seguirá celebrando contratos de compraventa para proporcionar energía y potencias en renovables. Si hace algo más de un mes Rafael del Pino fue duramente criticado por trasladar la sede fiscal de Ferrovial a Holanda «para potenciar la internacionalización», ¿ocurrirá algo parecido con Iberdrola que vende parte de un próspero negocio español (con visos espectaculares a largo plazo) a un gobierno que pretende nacionalizar la energía?.
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