Lagarde espolea a los funcionarios de Bruselas y pide objetivos de Mercado Único de Capitales para finales de 2025

En este sentido, Lagarde ha comenzado a exponer las fortalezas europeas que permiten a su juicio, mantener el optimismo: «La UE produce casi tantos graduados en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas por millón de habitantes como Estados Unidos. Tenemos 3,5 millones de europeos en la tecnología puntera y creo que entienden lo que quiero decir, que tenemos el talento».

«Además, los europeos están ahorrando muchísimo: el 15% del PIB. ¿Adónde va el dinero? Cada año se invierten 300.000 millones de euros en Estados Unidos. A lo que voy es que tenemos el talento y tenemos el dinero, las ideas en áreas que realmente importan para el futuro y solicitamos tantas patentes como Estados Unidos», siguió su exposición, en un panel sobre cómo evitar el hundimiento de Europa en el que participaban también el ministro alemán de Economía, el verde Robert Habeck, y la CDO de la farmacéutica alemana Merck, Berlén Garijo.

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«Tenemos muchos activos, pero muchas veces nos estamos disparando en el pie porque no completamos el trabajo que nos hemos propuesto», continuó precisando los ingredientes de su receta, «miremos al Mercado Único, si tuviéramos un mercado único real, eliminaríamos alrededor del 40% de los derechos de aduana equivalentes entre nosotros los europeos y alrededor del 110% de los derechos de aduana de los clientes de servicios entre nosotros». «Podemos hacer un trabajo más que decente si eliminamos rápidamente algunas de las barreras que hemos ido dejando que la historia construyera y que obstaculizan lo que tenemos», sugirió el camino, «estoy siendo realista-optimista».

«Creo que ahora hay un consenso muy amplio entre los partidos políticos de todos los países, con excepción de dos o tres que tienen sus intereses creados que están tratando de proteger, y están de acuerdo en que necesitamos una Unión del Mercado de Capitales para gestionar más dinero dentro de Europa y asegurarnos de que el dinero llegue a los fondos de capital riesgo y a los accionistas. Y que eso realmente facilite la expansión de muchas empresas emergentes», señaló, «a los que no quieren no hay que excluirlos, sino simplemente decirles que tienen un territorio adquirido que podemos proteger, mientras los demás hacemos una transición a la Unión de Mercado de Capitales».

Lagarde se mostró de acuerdo con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y con la economista portuguesa Maria Luis Alburquerque, que han manifestado en Davos que «hay una lista de cosas que hacer, hay que planificar y fijar fechas límite, y hay que decidir quién hace qué y cuándo, como realizar una retitulización de los productos de inversión y ahorro, mejorar la supervisión de las estructuras comerciales o hacer de forma más armonizada tal o tal cosa».

«No les aburriré con esto, pero en lo que respecta a todos esos objetivos yo quiero ver resultandos a finales de 2025», sorprendió a sus interlocutores. «Sí, lo sé, le dices esta a cualquier comisario europeo que conozcas y dirá ¡ah!, se irá. Pero no, no podemos hacer eso. Antes podíamos hacer cosas en seis años que ahora hay que hacer en dos», arengó, «los economistas creen en los incentivos para que funcionarios públicos muy talentosos y muy competentes en Bruselas se concentren realmente en la velocidad y en los resultados si existe voluntad política, si sabemos cuáles deben ser los objetivos». «Proporcione otro borrador de reglamento para su comisario cuando venga a la próxima reunión, haga que sea efectivo, y, por cierto, elimine toda las inconsistencias, las capas, los buffers adicionales y todo eso… no estoy hablando de regulaciones financieras, pero hay que limpiar», ha descrito el trabajo que ella espera de los funcionarios europeos.

Lagarde no está tan inclinada a la «desregulación» como a la «simplificación». «No vamos a renunciar a la protección de datos en Europa, porque perderíamos derechos de la población europea», puso como ejemplo, «pero no podemos permitir que sea tan engorroso elaborar documentación adecuada y aceptable». «Las palabras importan», insistió, «no nos estamos moviendo hacia un mundo de desregulación generalizada, pero ciertamente estamos considerando una simplificación significativa y un enfoque en el verdadero propósito».

En su intervención, Lagarde sonó bastante más confiada y optimista que en la entrevista concedida también en Davos a la CNBC, en la que habló de que Europa enfrenta una «crisis existencial», pero igualmente llamó a «cerrar la brecha competitiva con Estados Unidos y China, en lo que denominó la «encrucijada del desembarco de Donald Trump» en la Casa Blanca.