Juan Emilio Maíllo: «Hubo quien se aprovechó del sistema para obtener un beneficio a costa de Bankia»
El escritor bejarano publica 'Bankia desde dentro', donde desgrana las claves que explican lo sucedido en el banco durante su etapa como director de Comunicación Externa
Aquí antes había un banco: «Ahora dan asco»
John Müller
Juan Emilio Maíllo Belda (Béjar, 1977) acaba de publicar 'Bankia desde dentro' (Ed. Deusto, 2023). Tras más de una década en el periodismo económico, en 2012 se incorporó a Bankia, donde llegó a ser director de Comunicación Externa, cargo que ocupó hasta ... finales de 2017. En su etapa, vivió en primera persona el cambio en la cúpula de la entidad, su proceso de saneamiento, el resurgimiento del banco en términos financieros y reputacionales, así como los avances en la recuperación por parte del Estado de las ayudas destinadas a la entidad. El libro narra con el conocimiento de la experiencia directa la forma en que la entidad gestionó la denuncia de las tarjetas black y otros casos judiciales, o el proceso de venta de un club de fútbol como el Valencia. Actualmente es director de Acción Pública de Telefónica.
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-¿Por qué este libro 'Bankia desde dentro'?
-Por tres razones. Porque no se había contado la historia desde este lado. Porque la Justicia ya ha sentenciado que no hubo delito en la gestión del banco, aunque hubiese cosas que, evidentemente, salieron mal. Y porque Bankia ya es historia tras su absorción por CaixaBank.
-En muchos pasajes mencionas a los trabajadores de Bankia. ¿Qué papel jugaron?
-Fueron clave. Sin ellos, el proyecto no habría vivido el proceso de recuperación que registró. Su empuje y compromiso fue total.
-También mencionas varios casos que eran simples estafas que se han aprovechado de la buena fe de la opinión pública. ¿Por qué esto no se conoció en su momento?
-El clima social, y es lógico, no ayudaba. Hubo quien aprovechó la ola contra la banca en beneficio propio. Pensemos en un notario que ganó una demanda por preferentes porque alegó no entender el producto. Cuanto menos, sorprendente. Un banco tiene una limitación para hablar de casos concretos de clientes por confidencialidad. Era difícil rebatir y los medios no contrastaban.
-¿No te ahorras críticas con la querella de UPyD que originó el caso Bankia?
-Puedo entender la querella. Entiendo menos que el único foco de actuación real fuese Bankia y no cajas que recibieron muchas más ayudas. Cuesta entender esa doble vara de medir. Hay casos personales cercanos que duelen mucho.
-Ellos están convencidos de que defendieron el interés público. ¿Qué dices a eso?
-¿Por qué no tuvieron la misma celeridad y defensa del interés público con otras entidades y sus gestores? Al final, el Tribunal Supremo no les dio la razón en el caso Bankia.
Bankia ya es historia tras su absorción por CaixaBank
-En tu libro queda claro que hay dos episodios -las preferentes y la salida a bolsa- donde los bufetes de abogados se forraron. ¿Son los grandes ganadores de la crisis?
-Hubo quien aprovechó las fallas del sistema para obtener un beneficio excesivo si se compara con su trabajo a costa de Bankia. Con los años, esas fallas se corrigieron y sus ganancias se acotaron.
-Hay muchos episodios relacionados con Bankia que sólo se produjeron porque la Justicia fue demasiado lenta, ¿qué reflexión te suscita?
-Que una justicia lenta no es justicia. Cuando la sentencia, tenga el sentido que tenga, llega 10 años después de iniciarse un procedimiento, hay daños irreparables.
-Tu llegaste a Bankia con Rodrigo Rato. ¿Qué juicio te merece su actuación? ¿Qué pensaron en el banco cuando fue condenado?
-Separaría dos ámbitos. Los errores de gestión, que todos podemos cometer y en el libro cuento algunos propios. El episodio de las tarjetas 'black' me genera la misma sensación que a cualquier ciudadano: decepción.
-Apenas haces una mención al suicidio de Miguel Blesa. ¿Cómo se vivió ese episodio en Bankia?
-En mi caso concreto, con el shock lógico ante un suceso así de una persona a la que había tratado como periodista, con una relación difícil por las informaciones que publicábamos, pero que siempre fue muy correcto en el trato. No diferente, salvando las casuísticas de sus muertes, al que me produjo el fallecimiento de Emilio Botín.
-Goirigolzarri queda de maravilla en el libro. ¿Cometió algún error?
-Tiene un protagonismo lógico por su cargo y por el papel mediático que tuvo en aquellos tiempos, muy distinto al actual. Creo que, con carácter general, en su etapa en Bankia se hicieron las cosas bien. Hubo errores que detallo en el libro, como las primeras respuestas sobre la devolución de las ayudas o cuál era la alternativa si no se recibían. Los casos de algunos cierres de oficinas, como los de Menorca o La Graciosa. O el tema de los impagos hipotecarios y los consiguientes procesos de desahucio, que nos costó un tiempo gestionar adecuadamente.
El episodio de las tarjetas 'black' me genera la misma sensación que a cualquier ciudadano: decepción
-Yo te conocí como periodista, uno de los mejores que he visto llevando banca, pero ya has pasado por tres grandes destinos: Bankia, el Ministerio de Economía y Telefónica. ¿Volverías al periodismo?
-Lo primero, gracias. Hay determinadas oportunidades que es difícil rechazar. Sobre el retorno, el camino es de ida sencilla y vuelta complicada. No hay demasiados precedentes. No estudié Periodismo para dedicarme a comunicar desde empresas o instituciones, pero también se puede honrar la profesión desde este lado. Creo, además, que los directores de comunicación tienen un papel clave en la protección de la reputación y la sostenibilidad de los proyectos empresariales. Es crítico que las compañías lo entiendan así.
-¿Qué defectos has visto en nuestra profesión desde el otro lado?
-Sigo viendo virtudes, profesionales que hacen un gran trabajo. La precarización y los ritmos de producción actuales no ayudan a hacer un buen periodismo. Y, evidentemente, hay defectos, pero si los analizo no son distintos a los que yo tenía estando al otro lado.
-¿Cómo fue trabajar con Nadia Calviño?
-Yo no conocía a la vicepresidenta cuando me llamó. Fue una sorpresa. Luego, el honor de poder aportar un pequeño granito de arena a tu país. El momento que viví en el Ministerio fue duro por la pandemia. La pérdida de vidas humanas; gente que sobrevivió, pero lo pasó muy mal. Luego, el impacto económico, el miedo, la incertidumbre... El equipo de ese Ministerio, con este Gobierno y con otros anteriores que traté, es espectacular. Gente de un compromiso, dedicación y vocación de servicio a su país muy grandes. En lo profesional, trabajar con la vicepresidenta fue un placer. Escuchaba y atendía las opiniones que hacíamos desde comunicación. Y fraguamos una relación de aprecio personal que mantenemos.
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