VOCES CONTRA LA CRISIS
Juan Abarca, presidente de HM Hospitales: «La Sanidad pública ha quedado rota tras la pandemia»
Gestor del tercer grupo hospitalario de España, Abarca habla claro: «Lo que pasó en las residencias es un horror que nos debe avergonzar»
La pandemia lo transformó en un líder de opinión. Heredero de una saga de médicos, Juan Abarca (Madrid, 1971) era el gestor de una cadena hospitalaria de buena proyección, pero que no era conocido por el gran público hasta que se dio cuenta ... de que el virus de la ignorancia estaba tan extendido como el del Covid. Así que empezó a ofrecer información contrastada en las redes sociales y la respuesta de la gente hizo el resto. Hoy su opinión es una referencia imprescindible en el sector de la Sanidad.
- ¿Qué hay que saber cuándo uno se enfrenta a una crisis?
- Que hay que estar tranquilo y transmitir tranquilidad y control de la situación. Afrontarla de frente, con mano firme y sin rehuirla. Y no dar opción a disensiones en el equipo.
- ¿Y cómo se sale de ella?
- Depende del tipo de crisis. En las sanitarias estamos muy a expensas de factores que no dependen de nosotros y, por tanto, muchas veces nos toca aguantar hasta que escampe. Por ejemplo, con la pandemia tuvimos que esperar a que la población tuviera un nivel de inmunización suficiente y el virus mutara, consecutivamente, hasta cepas menos agresivas. Pero ahora por ejemplo que vivimos una crisis sanitaria de hiperfrecuentación por un exceso de demanda, asociada entre otras cosas a la paralización del sistema sanitario estos años, estamos a expensas de una serie de cambios o reformas en el sistema que no dependen de nosotros sino de instancias políticas.
- ¿Qué tipo de crisis nos planteó la pandemia?
- Una crisis existencial. Cambió el concepto que teníamos de nuestra existencia en el planeta, donde nos creíamos capaces de dominar los efectos de la naturaleza. Ha sido toda una lección de humildad que nos ha puesto frente al espejo de nuestra propia vulnerabilidad y eso, en mi opinión, nos debería hacer replantearnos nuestra existencia, nuestros objetivos, nuestros valores y nuestras prioridades.
«El seguro privado está creciendo porque la gente tiene dificultades para acceder a la Sanidad pública y se hacen pólizas a bajo coste para acceder a un médico»
- ¿Le alarma lo que pasa en China?
- No me alarma, pero me preocupa. Debemos mostrar que hemos aprendido y tomar medidas rápidamente desde la UE. Pediría PCR a todos los viajeros de China, porque la vacunación dice poco. Hay mucha falta de transparencia y no sabemos que cepas están actuando ahí.
- ¿Desde el punto de vista médico, eran necesarias las restricciones a las libertades que se nos aplicaron?
- Absolutamente. En mi opinión, no es admisible que por una cuestión política una enfermedad evitable se lleve por delante decenas de miles de vidas. Y digo políticamente, que no económicamente, porque si algo hemos podido comprobar es que en la lucha entre salud y economía claramente venció la salud porque si la gente tiene miedo se quedaba en casa y no consumía. Y con que haya una disminución de la actividad en las empresas de un 30%, muchas tienen que echar el cierre. Por tanto creo que hasta que llegó la vacunación se debieron tomar esas medidas de manera quirúrgica y de forma contundente cada vez que fue necesario. De hecho, a mediados de diciembre del 2020, algunos advertimos de la llegada de una nueva ola y pedimos un cierre previo durante las Navidades y no se tuvo en consideración y esa tercera ola casi superó en muertos a la primera por la liberación de restricciones.
-Estoy leyendo un libro sobre la pandemia en Suecia. Ellos están muy orgullosos de cómo lo hicieron que, en síntesis, consistió en no hacer nada salvo vacunar.
- Pues todo es una cuestión de prioridades como he dicho antes. Para mí lo prioritario era salvar el mayor número de vidas posibles y luego hacer lo que fuera necesario para arreglar o compensar las consecuencias de las restricciones de libertad.
- Recuerdo que hubo una carta en 'The Lancet' donde médicos eminentes pedían que se creara una comisión de estudio para evaluar lo que había hecho la Sanidad ante la pandemia. ¿Cree que habría sido útil?
- No. Y creo que ahora ya da igual porque pienso que se hicieron las cosas lo mejor que se pudo a nivel técnico, pero el fallo fue por el enfoque político y eso no te lo va a descubrir ninguna comisión técnica. Hubo una comisión en julio del 2020 que sacó un documento para la reconstrucción del sistema sanitario aprobado por la mayoría de los grupos parlamentarios -creo que fueron 255 votos en el parlamento- con multitud de medidas que todavía estamos esperando que entre alguna en vigor. Es decir, el problema, en mi opinión, fue de gestión política. Técnicamente, las autoridades hicieron las cosas lo mejor que se pudo para los medios y recursos de que disponían.
- ¿A qué se debe ese diferencial de mortalidad del orden de un 10% que seguimos experimentando?
- Una parte a la aparición de una enfermedad nueva que hasta ahora no existía y que sigue produciendo centenares de fallecimientos extras a la semana en nuestro país y otra parte debido al deterioro de la actividad de un sistema sanitario público que ha quedado roto. Un deterioro marcado por el hartazgo de los profesionales, la fuga de los mismos o la falta de compensación entre los que salen del sistema por jubilaciones y los nuevos puestos que se crean.
-¿Qué lecciones debe sacar España de la pandemia?
- Muchas. Desde el punto de vista sanitario la mayor, sin duda alguna, es que no podemos clasificar o discriminar a la población por su edad y como son mayores, aunque estén enfermos, dejarles fuera del sistema de protección sanitaria. Lo que pasó en las residencias es un horror que nos debe avergonzar porque estando llenas de enfermos apenas había (ni hay) cobertura asistencial sanitaria porque la normativa en nuestro país no lo exige. Hay que separar claramente la problemática sanitaria de la social y desterrar para siempre el término 'sociosanitario' porque solo es una engañifa que pretende sacar de la cobertura pública las necesidades sanitarias de nuestros enfermos mayores.
- Las encuestas detectan que, tras la pandemia, ha crecido el prestigio de la Sanidad y la preocupación ciudadana porque esta sea mejor. ¿Se está respondiendo a esa inquietud?
-No. Yo creo que ha crecido el prestigio de la Sanidad -de forma más que merecida- y la preocupación ciudadana no es porque el Sistema Nacional de Salud (SNS) sea mejor, sino porque está empeorando de forma alarmante. La tercera oleada del barómetro sanitario presentada hace unos días denota que el 90% de la población considera que al menos hay que hacer alguna reforma en el SNS y el 50% que esas reformas deben ser profundas. Esto supone 12 puntos más que en la anterior oleada y con respecto a la última de antes de la pandemia, en 2019, un abismo. Entonces el 79% de la población pensaba que el SNS funcionaba bien.
- Los políticos de izquierda siempre contestan a esta cuestión con que hay que fortalecer la Sanidad pública. ¿Ese es el camino?
- Sin duda, pero eso lo dicen los políticos de la izquierda y los de derecha en nuestro país. Incluso los propios empresarios del sector sanitario privado lo pedimos. Pusimos en marcha la Fundación IDIS como una plataforma que persigue la mejor Sanidad para todos. Hay que fortalecer la Sanidad cambiando el modelo de gestión hacia uno basado en pilares empresariales. Que contemple no sólo la eficacia como el objetivo a perseguir, sino la eficiencia. Que nos saque de la burocracia y nos permita simplificar la gestión, aprovechar las sinergias, trabajar por objetivos y resultados, premiar el mérito, etc. La Sanidad pública es la única vía para poder disponer de un sistema sanitario que garantice el Estado de Bienestar para todos y además debe ser muy competente y de alta calidad porque para poder acceder a la atención del 100% de los procesos -incluyendo enfermedades poco frecuentes- necesitas la concurrencia de toda la masa crítica de la población para obtener los mejores resultados sanitarios. La diferencia entre la Sanidad pública y la privada no es la complejidad sino la excepcionalidad de los procesos.
-Muchos expertos sostienen que España tenía que haber hecho una reforma de su Sanidad hace mucho. ¿Está de acuerdo?
- Totalmente. Ya desde la 'Comisión Abril' del año 1994 se advertía lo que iba a pasar. Pudimos aguantar más o menos hasta la crisis económica del año 2008. A partir de ahí el SNS fue poco a poco empeorando y deteriorándose hasta que el Covid llegó y lo aceleró hasta un nivel en el que actualmente es claramente incapaz de dar respuesta a las necesidades de la población.
-Usted ha dicho ('La Crónica de León', julio de 2022) que desde 2007, debido a la crisis, hubo falta de inversión en innovación en la Sanidad pública. Pero sostiene que no ha sido así en el sector privado. ¿En qué ejemplos concretos se nota esa diferencia?
-Lo más evidente es que tuvo que venir Amancio Ortega a renovar el parque de aceleradores de radioterapia de nuestro SNS. El SNS, por la falta de financiación, se perdió la revolución tecnológica y el gobierno ha aprovechado los fondos europeos para la reconstrucción por el Covid para sacar el plan Inveat (de más de 800 millones de euros) y con él cambiar todo el parque de la alta tecnología de nuestro país. Tecnología que ya está implantada en el sector privado.
-Se dice que faltan médicos y ATS. Hay países donde los médicos son multimillonarios. En España, salvo casos concretos, no. ¿Por qué?
-Porque la financiación pública es claramente insuficiente y porque son funcionarios y no hay estímulo si trabajas mucho o poco. Y en el sector privado, con 12 millones de personas que copagan un seguro sanitario voluntariamente, porque se ha 'socializado' la Sanidad privada y por 50 euros al mes (4-5 veces menos que en los países de nuestro entorno) puedes tener acceso a coberturas muy amplias.
«Hay que fortalecer la Sanidad cambiando el modelo de gestión hacia uno basado en pilares empresariales. Que nos saque de la burocracia»
- ¿Los datos dicen que el seguro privado está creciendo en casi toda España? ¿A qué se debe?
- Hasta el 2019, porque la gente quería una alternativa o un complemento a la Sanidad pública. Hoy porque la gente tiene dificultades para acceder al SNS y se hacen pólizas con muy pocas coberturas a bajo coste sólo para poder acceder a un médico y eso es un desastre para el sector sanitario privado por la masificación y el principio del fin del sistema sanitario público.
- ¿Es sostenible el modelo español?
- No si pretendes que sea accesible, universal, equitativo, etc. Y como no lo es, no cumple ninguna de esas características y cada vez nos alejamos más de ellas.
- ¿Cuáles son las fortalezas y debilidades del modelo español?
-Fortalezas, sin ninguna duda, los profesionales del sector. Debilidades, un modelo sanitario obsoleto.
- ¿Qué modelo le gustaría ver en la Sanidad española? ¿El estadounidense, el británico, el francés con sus copagos u otro?
-El nuestro, pero gestionado de forma eficiente. Pensando en la gente y dejando a un lado la política, la ideología y los intereses sectoriales. Y yo creo que es posible hacerlo.
-El crecimiento de su actividad está directamente relacionada con la evolución del seguro, ¿espera un buen año?
- Sí, pero porque hay una hiperfrecuentación producida por ese incremento de la demanda. Pero, vamos, nos cuesta nuestro esfuerzo en todos los sentidos. En nuestro sector nada cae del cielo y nos tenemos que ganar la confianza de los pacientes uno a uno.
- Hay quién dirá que la sanidad privada se beneficia de la falta de inversión en la sanidad pública...
- Claro, aquellos que quieren encontrar una excusa para seguir defendiendo el mismo modelo de Sanidad Pública y no quieren hacer nada para cambiarlo. Encuentra en nosotros la excusa perfecta… la 'privatización'. La cuestión es qué va a hacer la Sanidad pública para solucionar los problemas de Salud de los españoles. Eso es lo único que les tendría que preocupar y para lo que están.
-¿También hay quien dice que la Sanidad privada es rentable en España y los seguros relativamente baratos porque la pública se hace cargo de lo que es grave y costoso?
-Esos son mitos fácilmente contrastables. Véngase a algunos de los grandes hospitales privados de grandes ciudades y lo pueden comprobar usted mismo. A nosotros nos pagan por acto o por proceso y la complejidad es en sí misma más rentable que los procesos leves. Eso es otro mantra que trata simplemente de descalificar al sector, pero es mentira.