el quinto en discordia
Trump contra Musk
Las embestidas coléricas de Musk son la mejor muestra de que la estrategia de tratar de embridar a la bestia ha resultado un fracaso
El supervisor lo tiene claro
El idilio de Trump y Musk no iba a acabar bien. Era crónica de una muerte anunciada. Ahora, han chocado antes de lo esperado. En la administración Trump todo va muy rápido. Las decisiones y las rectificaciones se suceden dejando un rastro de arbitrariedad ... e inseguridad jurídica que se ha cobrado muchas víctimas. Y las que quedan.
¿Quién ganará Elon o Donald? De saque, pierden los dos. La salida de Musk evidencia que la Casa Blanca no tienen ningún plan. Todo se improvisa. No hay estrategia. Solo una suma de ocurrencias de un personaje que es lo que parece: un patán sin ningún criterio rodeado por una corte de aduladores que tratan de argumentar lo inargumentable. El choque con la realidad ha llevado al magnate americano a tirar por la calle del medio denunciado una situación de la que el es en parte responsable.
Las embestidas coléricas de Musk son la mejor muestra de que la estrategia de tratar de embridar a la bestia ha resultado un fracaso. No le ha domesticado, probablemente le ha dado alas por el efecto arrastre que en un primer momento provocó en parte de la clase empresarial y en la opinión pública. No era, no es, el amigo de los mercados que todo este hatajo de «tycoons» trató de hacernos creer. Y desde luego el estar cerca no ha servido de mucho. Todo lo contrario, ahora pueden ser víctimas de la cólera presidencial. Y eso es desde luego un riesgo, más si tenemos en cuenta la ausencia absoluta de criterio de un presidente que, por otra parte, no se caracteriza por medir las consecuencias de sus actuaciones. Básicamente Musk y su cuadrilla han hecho un pan como unas tortas.
La única lectura positiva es si este rifirrafe termina teniendo consecuencias en las elecciones de mitad de legislatura al Congreso y Senado americanos del año que viene. Una eventual pérdida de control de sendas Cámaras convertiría al presidente americano en un pato cojo por adelantado. Además, podría abrir las puertas a un eventual 'impeachement' con el que muchos suenan y que sería un justo final para semejante personaje. Bien está que, aunque sea tarde, la clase empresarial americana reaccione. Son una parte esencial de los 'checks and balances' de la democracia americana. Su reacción puede ser clave para un vuelco en el poder legislativo americano que acelere los plazos. Llegados a este punto y aunque pueda sonar descabellado tras haber visto lo que hemos visto estos últimos meses, los intereses de Musk son los nuestros. Y a lo mejor en algún momento tendremos que agradecerle no solo que haya saltado del barco, sino que lo haya hecho como lo ha hecho. Tendremos tiempo para comentarlo.
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