El quinto en discordia
Exceso de oferta
El mercado negro funciona. Hay barriles y, probablemente más importante, quien los compre
No lo perdonan (14/5/23)
Una plataforma petrolífera
En contra del pensamiento general, la caída del precio del petróleo de los últimos meses no se debe a que la demanda se esté debilitando por el enfriamiento de la economía. La realidad es que hay más oferta. Y paradójicamente, la mayor parte del ... incremento de la producción viene de los países que están bajo sanciones de Occidente; Rusia e Irán, y algo menos Venezuela. El mercado negro funciona. Hay barriles y, probablemente más importante, quien los compre. A descuento, claro. China es el principal comprador pero en la lista podemos encontrar muchos de los (desaprensivos) sospechosos habituales y algunos grandes productores que aprovechan para meter la cuchara con el juego de la bolita.
La demanda en contra de muchos de los augurios sigue como casi siempre, subiendo. Las estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía apuntan a un incremento de más de dos millones al día, llevando la demanda a los 102 millones de barriles diarios, nuevo máximo histórico. La demanda, como la economía del mundo, sólo tiene un camino. Y este año el crecimiento puede ser menor pero sigue siendo crecimiento. El consumo conjunto de China e India supera al de Estados Unidos, que representa el 20% del mercado. La demanda de los países emergentes sigue creciendo mucho, lo que contrasta con las flojas perspectivas de las economías desarrolladas.
Y, sin embargo, el precio sigue a la baja porque la oferta se incrementa. El aumento de la producción de Moscú, Teherán y Caracas es de acuerdo con las estimaciones de la Agencia de la Energía de casi dos millones de barriles al día. Y no van a aflojar, todo lo contrario, necesitan la caja. El menor precio que reciben lo compensan con mayor volumen de producción. Y con independencia de los compromisos que puedan llegar con el resto de la OPEC, no tienen ningún incentivo en las circunstancias actuales para reducir la producción. De hecho, Irán ha incrementado un 50% su producción en los últimos cuatro años y Rusia está produciendo más de lo que ha producido nunca.
Y no pensemos que las sanciones occidentales no están funcionando. Si lo pensamos bien, sí lo están haciendo. Es más importante que en la situación actual haya abastecimiento suficiente y que la presión en precios remita por lo que supone para la inflación. Si, además, por el camino se consigue minar el funcionamiento del cartel, mejor. Hay que asumir que los malos no iban a dejar de vender su petróleo, pero que lo hagan a precios más bajos sin que se desincentive la producción. Al final, contra todo pronóstico y sin que sirva de precedente, los países occidentales no nos hemos pegado un tiro en el pie aunque probablemente el resultado no era el buscado.
Los tiempos están cambiando
La semana pasada habían publicado resultados el 80% de las compañías cotizadas europeas. El crecimiento de los beneficios empresariales en los tres primeros meses del año ha sido de más del 10%, lo que compara muy bien con la caída esperada de algo más del 2%. Las cifras son muy buenas. Y fundamentalmente lo que hay detrás de ese mejor comportamiento han sido los resultados de los bancos, que contribuyen en más de 12 puntos a esa subida.
Estos resultados son una muy buena prueba del algodón de que en los mercados, como dice la canción, los tiempos están cambiando. Nos guste o no, y con independencia de los titulares que vayan dando los que manejan el relato en los mercados, ese es el movimiento de fondo en los resultados empresariales en las nuevas circunstancias del mercado que vienen dadas por las subidas de los tipos de interés.
Los bancos europeos son los ganadores en las nuevas dinámicas del mercado. Y tras muchos años en los que las rentabilidades han estado por debajo del coste de capital, la vuelta a la normalidad de los tipos de interés ha supuesto un vuelco en sus cuentas. No son resultados extraordinarios como algunos pretenden hacernos creer. Lo extraordinario ha sido que estos últimos años hayan sido capaces de mantenerse a flote con, por ejemplo, la facilidad de depósito en negativo.
En cualquier caso, estos resultados no han sido de momento suficientes para que el mercado se lo reconozca. Siguen cotizando a múltiplos que no tienen justificación. La banca europea cotiza a menos de seis veces los beneficios esperados de este año, paga un dividendo de doble dígito y les sobra capital que devolverán a sus accionistas.
Es solo cuestión de tiempo, y no debería ser mucho, que el mercado se dé la vuelta. Los resultados van a continuar acompañando, los problemas de la banca americana no son sistémicos y la economía en Europa va a aguantar razonablemente.
Resultados europeos haciéndolo mejor de la mano de unos bancos que tienen sin lugar a dudas y después de muchos años el viento claramente de cola sienta la bases para un mejor comportamiento de las Bolsas de este lado del charco, que han estado olvidadas por los inversores estos últimos años. Y terminará pasando.
Elecciones cruciales
La semana que viene a estas horas ya sabremos lo que ha pasado en las elecciones autonómicas y municipales del próximo domingo. La lectura en clave económica no es tanto lo que pueda haber pasado en los pueblos o ciudades individualmente, ni siquiera lo que pase en algunas autonomías -aunque en este caso los sufridos contribuyentes según el color que salga sí lo pueden notar en su bolsillo-, sino la interpretación que se pueda hacer de los datos agregados de cara a las próximas elecciones generales.
Lo del domingo que viene es la mejor encuesta de lo que pueda pasar en noviembre y eso desde luego que no es inocuo para la economía. Aunque la economía aguanta mejor de lo esperado y no va a ser determinante en estas elecciones, el cambio de gobierno que apuntan las encuestas sería una muy buena noticia para la actividad económica.
La economía no está mal pero estaría mejor con otro gobierno. Todavía no se ha roto nada pero resulta perentorio poner punto final a la arbitrariedad con la que han gobernado los de ahora, que en lo económico sobre todo se ha traducido en un notable incremento de la inseguridad jurídica, lo que no hay duda afecta a las decisiones de inversión. Además, en los últimos meses se han quitado definitivamente la careta y da la peligrosa sensación de que ya no hay líneas rojas.
El domingo 28 de mayo tendremos muy buena información si no de lo que van a ser las líneas maestras de la política económica de los próximos años, de lo que vaya en su caso a dejar de ser. Y eso es probablemente más importante. No lo que pueda venir, sino lo que puede terminar. Han sido unos años en los que la sensación de oportunidad perdida en lo económico a muchos nos persigue. Y más cuando nos miramos en el espejo de nuestro vecino más cercano, Portugal. Ahí un gobierno de corte parecido al que hemos tenido aquí, ha tenido la valentía y audacia de acometer reformas que de forma evidente se están traduciendo en un notable incremento de la inversión extranjera. Y no ha sido nada especialmente extraordinario.
No es tiempo de lamentos sino de esperanza. Un giro en la política económica en su sentido más amplio -buscar, por ejemplo, en ChatGPT reformas portuguesas de los últimos años- puede permitir que la economía española aproveche mucho mejor lo que está por venir. Y el cambio está en nuestras manos. El lunes que viene tendremos más claro cómo está de cerca o de lejos. Los que saben de esto dicen que una diferencia de votos a favor del PP de más de 400.000 votos dejaría las cosas muy bien encarriladas para las generales. Yo confío.