Europa sorprende

A estas alturas del invierno y aunque desde luego siguen existiendo interrogantes abiertos podemos pensar en que lo peor está por detrás. La inflación se está embridando y en los próximos meses la caída va a ser todavía más evidente, lo que reduce de forma significativa la posibilidad de que los bancos centrales se pasen de frenada. La apertura de China tras el confinamiento de los últimos años ayudará a que le economía mundial no pierda tracción sobre todo por el lado de los servicios. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria lastrará algo la recuperación china pero por otro lado debería hacer que la demanda de materias primas no crezca y no haya subidas de precios.

Así las cosas, resulta razonable pensar que la economía europea continúe sorprendiendo en un entorno donde el tuerto es el rey.

Probablemente sea la región donde las revisiones de las estimaciones de crecimiento sean mayores y en el que por la naturaleza de la inflación, los bancos centrales lo tengan más fácil para controlarla sin que la economía descarrile. El ansiado aterrizaje suave de la economía tiene más papeletas de darse en Europa que en Estados Unidos. Y la foto final puede ser la de la economía europea creciendo durante unos años más que la americana contra todo pronóstico y rompiendo con lo que ha sido el comportamiento de los últimos muchos años.