La entrada de SEPI en Telefónica: una operación sin sentido industrial

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Bruno Pérez

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Ha sido una chapuza sobrevenida que retrata a los que han adoptado esta solución como unos personajes sin criterio que van de improvisación en improvisación sin la menor visión de Estado. Está particular forma de actuar, que básicamente se define por su arbitrariedad, supone un importante lastre para la indispensable seguridad jurídica que exigen los inversores, pero no solo. También nuestros socios están muy sorprendidos por los bandazos en, por ejemplo, algo tan estratégico como la política exterior.

Así las cosas, lo que pretenden vendernos como una respuesta audaz a una injerencia extranjera en un sector estratégico ha terminado siendo un remiendo chapucero con claras implicaciones para el riesgo país y para la propia cotización de la compañía en la que, por cierto, y aunque este sea un tema que se suele obviar en todos los análisis, están invertidos muchos millones de españoles tanto de forma directa como indirecta.

La reacción del mercado la tendrán que sacar del argumentario pero no parece que les vaya a importar gran cosa. La desfachatez del presidente ha resultado ser contagiosa.